Capítulo 36: Mafia

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El celular suena y Mariana contesta enseguida. La persona del otro lado de la línea es desconocida pero pronto no lo será más.

― Hola ¿Me pasarías con Liz? Tengo asuntos que atender con ella.

― ¿Quién eres? ― pregunta Mariana confundida.

― Mi nombre es Trent y tengo una advertencia para ella, dile que las calles ya no son seguras, Elizabeth entenderá a que me refiero ― y corta.

― ¿Quién era? ― Dylan se le acerca a preguntar.

Mariana parpadea dos veces. Liz ignora a Dylan y camina hasta la televisión del living para encenderla. Él la sigue, el televisor informa.

"Último momento: El empresario y político, Luka Goldstein, ha sido encontrado muerto dentro de su casa. Las autoridades indican que fue un ajuste de cuentas, al parecer el hombre pertenecía a una organización de la más alta mafia. Ahora investigan a toda su familia, varias personas de Oro han sido arrestadas. Hay muchos prófugos, entre ellos, Roxanne Aguilar, mano derecha del empresario".

― Estúpido Trent ¿Qué hiciste? ― se queja Liz ― la maldita perra va a culparme ― se muerde la uña del pulgar izquierdo, mientras su mano derecha cambia de canal varias veces. Todos los canales daban lo mismo.

― No lo puedo creer ― exclama Dylan al ver la noticia ― eso quiere decir que tuve en mi casa a una...

― Estratega, mercenaria, asesina, de todo un poco ― le termina la frase Elizabeth mientras sigue cambiando canales.

Dylan le arrebata el control y lo tira al sillón.

― Deja de cambiar, es molesto ― frunce el ceño ― Liz.

Ella sonríe.

― Que bien, nos reconoces, tienes razón, es molesto, así que me voy a ver a Joaquín ― pasa por al lado de él.

― Tú no vas a ningún lado ― la detiene por el brazo ― es peligroso salir con una asesina rondando por ahí.

― Mi segundo nombre es peligro ― se suelta.

― No, es Florencia ― le corrige.

Ella hace una carcajada.

― Dedícate a la comedia, vas muy bien ― se burla.

― No voy a permitir que pongas en riesgo a ambas, si tiene que venir alguien, que venga él ― refiriéndose a Joaquín.

― ¡¿Qué?! ― se sorprende.

― Lo que oíste.

― ¿Desde cuándo el amargo Triti se comporta amable conmigo? ― entrecierra los ojos.

― Desde que decidí perdonar, dejar el pasado atrás y ser feliz, lo que deberías hacer tú, por supuesto.

― No me vengas con estupideces ― gira la vista.

― No son estupideces ― levanta la mano ― ¿Amigos?

Ella lo mira de reojo pero luego cede con una sonrisa algo tímida y ruborizada, estrechando su mano también.

― Amigos ― no lo mira. Lo suelta rápido y exclama ― voy a llamar a Joaquín ― agarra el celular dándose vuelta para buscarlo.

Dylan suspira.

― Uf, eso fue difícil ― saca todo el aire que tenía adentro por los nervios, ahora eran amigos.

El celular de Joaquín suena pero este no atiende. Mira el número pero está más concentrado en el lugar donde se encuentra y con quien se había reunido.

― ¿Por qué estamos aquí? ― pregunta al entrar a una habitación apartada de un banco privado.

― Tengo que devolverte una deuda, querido amigo ― dice el morocho.

― No tienes ninguna deuda conmigo ― lo mira confuso ― y no soy tu amigo.

― Claro que sí, fuimos amigos en secundaria ¿No te acuerdas?

― No Trent, no lo fuimos ― frunce el ceño.

― Uh ¿Aun resentido porque te quite a Luciana? ― se ríe y le hace una seña al gerente del banco que trae un maletín que apoya en la mesa ― veras, no tengo muchos conocidos, porque no puedo ni siquiera confiar en mi propia sombra y como pronto voy a desaparecer, haré un bien y le dejare lo que no puedo llevarme a mi gran amigo aquí presente ― señala el dinero al abrir la maleta.

― ¡¿Qué?! ― Joaquín lo mira desconcertado ― ¿Cuál es la trampa?

― No hay trampa ― saca un cigarrillo ― si me disculpas, tengo que tomar un avión.


Reencarna solamente una vez (sin editar)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora