Capitulo 16: Amigas

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Al día siguiente, Mariana abre los ojos de repente, se levanta bruscamente, se observa y se da cuenta que otra vez a pasado lo mismo, luego sonríe al ver que no hay nadie en la cama y que sigue vestida, entonces levanta las manos para gritar de felicidad.

― ¡Bien! No estoy desnuda ― y se ríe.

― Pero si quieres puedo desnudarte ― aparece Joaquín por la puerta trayendo el desayuno.

― ¡Ag! Siempre tú... ― mira la bandeja ― ¿No hay manzana?

― Comes muchas manzanas, toma una medialuna ― se sienta en la cama ofreciendo facturas ― están deliciosas ― le da un mordisco a una.

― No, no quiero ¿Qué paso ayer?

Joaquín hace una pausa y luego contesta.

― Soy todo un caballero y traje a Liz a su casa ¿No ves? Estas aquí ¿No? ¿Qué más quieres saber?

― No seas malo y dime que paso.

― No lo sé, Liz salió llorando de Oro y sabes cómo es ella, no cuenta sus problemas, así que no insistí ― se pone serio.

― ¡Uf! Me gustaría ayudarla ― se preocupa.

― Ya la ayudas, después de todo... ― duda en continuar pero entonces lo hace, dice la palabra que retumba en la cabeza de Mariana ― después de todo son amigas.

"amigas"

Mariana entra en un trance y tiene un recuerdo de ambas.

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Elizabeth baja de su Ferrari, con un vestido ajustado, tacos altos y unos anteojos de sol, se acerca a Mariana y baja sus lentes para verla, luego se los quita al agacharse.

Mariana estaba en el suelo agarrando unas cosas que se le habían caído que eran para vender. Su ropa era vieja y ella estaba muy desalineada pero sonreía.

Mariana siempre intentaba ser positiva y a Elizabeth le llamo mucho la atención aquello, por esa razón se había acercado.

― Disculpa ¿Te ayudo? ― Elizabeth le pregunta pero no le da tiempo a contestar porque levanta los objetos enseguida y se los entrega.

― Gracias ― hace su sonrisa resplandeciente.

― No hay de que ― ambas se paran y ella se da vuelta.

― ¡Espera! ¿Me comprarías algo?

Elizabeth la mira con molestia pero Mariana ni se inmuta, ella sigue sonriendo, eso hace que Liz recuerde a sus anteriores amigas, una sensación cálida que hace percatarse de que no debe estar hablando con ella, así que se da la vuelta ignorándola.

― Chica sucia, no me molestes.

Mariana la detiene.

― Lo siento, es que no tengo mucho dinero, moriré de hambre pero no importa ¡Soy muy fuerte! Gracias de todas formas ― bromea aunque es verdad, incluso se ríe.

Elizabeth queda pensativa.

<< Con ayudarla no le hago un mal, además ¿Cómo podría arruinarle la vida, si ya la tiene arruinada? >>

Se plantea la situación, ella teme lastimar a alguien tan inocente como la chica que tiene en frente, teme repetir las mismas situaciones, pero viendo como esta, piensa que quizás pueda ayudarla, eso no sería malo, solo debería intentar.

― De acuerdo ― se dice más para sí misma.

― ¿Qué? ― Mariana no entiende.

― ¿Quieres ser mi amiga? ― se vuelve a poner los anteojos de sol.

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― ¿Mari? ¡Mari! ¡Hey! ¿Mari? ― dice Joaquín al ver que no responde, lo repite un rato largo.

Entonces queda pensativo y agarra su rostro.

La besa.

― ¡Ah! ― reacciona ― idiota ― le pega una cachetada y él se rie.

Mientras tanto, Dylan está en su oficina revisando unos papeles, la pelirroja entra apoyándose en el marco de la puerta, lleva una colita alta esta vez y su ropa es mucho más formal, aunque su pollera es algo corta.

― Dyl, tengo algo para ti ― dice Roxanne.

― ¿Qué es?

Ella se lo alcanza, él frunce el ceño al verlo.

― Elizabeth Florencia Being ¿Qué pretendes? ― dice enojado al ver un viejo contrato ― esta no te la perdono.


Reencarna solamente una vez (sin editar)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora