Llegué a casa.
Viernes. Luego de un largo y ultimo día de clases de la semana llegaba agotada a casa, dispuesta a hacer una de mis cosas favoritas... Dormir.
Abrí la puerta de mi casa para encontrarme con una escena no muy típica; mi padre Rafael y mi madre Miranda estaban en casa. Qué extraño. Por lo general casi ni los veos, exceptuando los fines de semana, claro, en los que trataban de usarlo para recuperar el tiempo perdido de los días de semana.
- ¡Hola...! - saludé alegre. Me encantaba estar con mis padres.
- Hola querida. - dijo mi madre con esa radiante sonrisa que la caracterizaba.
- Hola princesa. - me hablo mi padre dándome un sonoro beso en la frente.
- ¿Que hacen aquí tan temprano?- pregunte confundida. - Creí que llegaban tarde... Como siempre.
- Llegamos temprano porque... -mi madre hizo una breve pausa. - Necesitábamos hablar contigo acerca de un tema importante.
- Lauren, querida. Eres nuestra niña, y como adolescente no veíamos necesario informarte sobre los problemas que acarrea la empresa. - asentí con la cabeza en señal que prosiguiera.
Esto no pintaba nada bien.
Siguió mi padre:
- Sin embargo, ahora mi empresa esta pasando por días difíciles, las cosas no están yendo como uno precisamente quisiera. - pausa -. Por lo tanto, tu madre y yo hemos tomado la decisión de... tener un inquilino en nuestra casa.
Torcí un poco el gesto. ¿Un inquilino? ¡Genial! Ahora debia compartir mi casa con un completo extraño... -notese el sarcasmo.
- Será solo por unos cuantos meses. Mientras que todo vuelve a la normalidad. Es algo temporal. Tu padre y yo pensamos que era lo mejor para esta situación, además no sera nadie extraño...
- Ok. - me limité a decir interrumpiéndola.
- ¿No te molesta?- pregunta mi madre incrédula.
- No. - mentí.
- Oh, qué gusto me da escuchar eso. Creíamos que te lo tomarias peor. -«aush» habla mi padre extrañado por mi respuesta, con una radiante sonrisa entre labios. - Sí, pequeña, definitivamente ya estas creciendo.
- Por supuesto que no me preocupa. Como dijeron antes "es algo temporal". No me negaré, tengo que actuar con madurez. Además, probablemente a ustedes no les agrade tanto la idea, y es lo que ustedes decidieron, más facil y simple. Entonces, ¿para qué poner mas carga sobre sus hombres negandome a algo inevitable?
Pude notar que los ojos de mi madre se cristalizaban, a penas una milesima de segundo. Una reacción algo exagerada a mi parecer. Pero la amo igual. Los amo igual.
- Te amo, hija. - se acerca a abrazarme. - Nunca lo olvides.
- ¿Y para qué, no hay amor? - habla mi padre con los brazos estirados y simulando un puchero con los labios.
- Claro que hay. - le respondo con una inmensa sonrisa. En el acto mi padre se une a nuestro caluroso abrazo apretujándonos.
- Amor hay para todos. Siempre lo ha habido en esta familia y siempre lo habrá. Pequeña, recuerda que todo lo hacemos por tu bien. Te amamos hija.
Un ambiente lleno de amor, paz y tranquilidad. No abundaban en mi familia, pero cuando así era, sabía aprovecharlos por mas empalagosos que fueran. Ellos me querian, estarian ahí siempre para mí. Adoraba a mi familia. Me gustaba mi vida.
***
Aquí el primer capitulo, espero que les haya gustado. Se que es algo (muy) corto pero es solo una breve introducción sobre la "feliz" vida de nuestra protagonista, sin temores ni preocupaciones. Libre y feliz.
Pd: esta es mi primera historia, si hay errores u horrores de verdad lo siento. Con el tiempo iré editando la historia ;)
Besos,
*Nathalia*
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Inquilino♡. [EN EDICIÓN]
Teen FictionLauren Foster es una adolescente de 17 años. Ella no sabe que es tener una "necesidad" ya que desde que nació lo tuvo todo. Una pequeña familia que le da amor, una amiga incondicional. Ella es bella y como si fuera poco posee un muy buen corazón. Sí...