Capitulo 2- El chico.

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A los pocos días mi madre anunció a sus amigas cercanas la situación en la que nos encontrábamos, con la esperanza de que nos ayudaran.

Miranda me habia comentado que esperaba a un inquilino o inquilina joven, de mi edad, para mayor comodidad para mi y que la convivencia fluyera más. Eso me calmó un poco, habría detestado tener a un vejestorio malhumorado rondando por aquí.

No pasaron muchos días cuando recibimos una llamada de una amiga de mi madre. Efectivamente preguntando por el cupo de inquilino en nuestro hogar. Hablaron por mucho tiempo. Lo poco que pude entender averigué que nuestro inquilino era chico. Cool. Y que mañana mismo haría es traslado.

- Llamada terminada. Mañana vendrá. Chico... Oh, no pregunté su nombre. - dijo pensativa. - Bien, entonces ¡manos a la obra! Hay que dar una buena impresión, Lauren querida, a ordenar la casa.

Me encogí de hombros y suspire. Esto no sera fácil...

(...)

Después de pasar aproximadamente cinco horas limpiando, terminamos.

¿Tanto tiempo? Sí, por razones como ésas a veces detestaba esta mini-mansión. Sin embargo, a sj vez, era una razón favorecedora para que tener a un inquilino no resultara incómodo. 

.

Aquella noche caí como saco en mi cama, estaba exhausta, creo que nunca en la vida habia limpiado tanto.

Será mejor que aquel inquilino no sea un troglodita gilipollas y ande dejando basura y suciedad por doquier..

Cerré los ojos y caí en brazos de Morfeo.

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El día siguiente llego y consigo el esperado inquilino. Llegó puntual, a la hora asignada.

En ese momento me encontraba desayunando. Él entró al comedor donde nos encontrábamos. Mis padres ya listos, y yo, como siempre, atrazada.

Al verlo me quede... ¿cómo decirlo sin sonar algo psicópata? Maravillada. Era un chico guapo, bastante, demasiado, exagerado a mi parecer.

¿De dónde habia salido esa imitación de Dios griego?

Alto, piel bronceada, ojos miel. Cabello castaño, contestura fornida. Un cuerpo muy bien trabajado. Cabello castaño. Y para terminar unos cuantos tatuajes adornando su piel.

Era, en pocas palabras, irrealmente sexy.

«Lauren deja de mirarlo ¡ya!» reclamó mi conciencia. «¡Creerá que estas loca! ¡O que lo quieres violar!»

Cierto, eso parece. Aunque... quizás esta en lo cierto.

El chico al ver que no podía despegar mis ojos de él sonríe arrogante y levanta una ceja.

- Hola. -leí que se escabapa de sus rosados labios.

Así que mudo, ¿eh? Idiota.

Después de haberlo inspeccionado a mi gusto mi madre lo llevó a que eligiera la habitación a su gusto.

Eligió. Justo. La habitación frente a la mía.

Menuda suerte.

Luego de haber hablado de la renta, firmado el contrato y todo lo demás dictado como protocolo, acordaron que mañana mismo que podía comenzar a mudarse.

(...)

Mi padre llego como de costumbre a la casa a la hora de la cena. Ambas, emocionada (mi madre mas que yo) le contamos lo hoy sucedido. Él se alegró, al parecer conocía al chico de antes, y tenia una buena impresión formada en él. Raro. Si ellos lo conocian, ¿por qué yo no?

Con la misma pregunta subí a mi habitación y me encerré en ella. Pocos minutos pasaron, cuando mi cuerpo se habia fusionado por completo con la mullida cama; estaba cómoda. Cerré los ojos... Y dormí, no sin antes recordar inconcientemente los ojos miel de aquel chico café que sin saberlo, se volvería crucial en mi vida.

***

Inquilino♡. [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora