Separe nuestros labios, uní nuestras manos y sin más que decir caminamos, juntos, hasta la puerta de la cabaña.
Abrí la puerta de una patada, y sin soltar su manos entre sigilosa, al adentrarme más a la casa logre ver una figura.
Pálido, ojos perdidos, cabello castaño, cicatriz en su rostro y con una gran sonrisa, el hermano de Jeff.
–Liu.–Dijo Jeff con odio.
Apreté su mano.
–Shh...tranquilo. –Susurre en su oído, intentando calmarle.
–Oh, al parecer andas con una chica... ¿Cuando la matarás? ¿Antes o después de acostarte con ella?–Dijo Liu burlándose de Jeff.
Yo me mantuve serena.
–Callate, voy a matarte.–Dijo Jeff hiperventilando.
Oh no...
–Oh sí, eso es justo lo que necesito, que peleemos a muerte.–Dijo Liu, casi en un susurro.
Jeff comenzó a intentar safarse de mi agarre.
No...no...¿Que hago?
–Jeff, lo siento, espero que me perdones por lo que voy a hacer.–Dije desesperada.
Jeff me miro confuso.
Lo solté, tome un pedazo de madera más cercano y le di en la cabeza, dejándolo caer inconciente en el suelo.
–Bien, tú, no le harás nada a mi Jeff.–Dije molesta.
–Él te matara antes de que te des cuenta.–Dijo juguetón.–¿Por que no te quedas conmigo? –Dijo acercándose.
–Primero muerta.–Dije asqueada.
–Tus deseos son órdenes.–Dijo sacando un cuchillo de su bolsillo.
Tome el cuchillo de Jeff y apunte a Liu con el.
–Uy, que miedo.–Dijo entre carcajadas.
Corrí detrás de el e intente apuñalarle su espalda, pero me esquivo rápidamente, y sin darme cuenta estaba al lado de Jeff.
Abrí los ojos como platos.
–No...no te atrevas a...
Con el cuchillo rozó algo de su piel, dejando ver su sangre.
Oh...esto no esta bien.
Corrí hacia donde el y sin pensarlo clave el cuchillo en su estómago, pero algo me detuvo.
–No lo harías.–Dijo sonríente.–Si lo haces, significa que serás una asesina.
Sonreí.
–Ya lo soy.
Le apuñale repetidas veces hasta que cayó en el suelo rodeado de sangre.
Tome a Jeff y lo arrastre hasta su sofá, lo observe por un rato y sin darme cuenta me quede dormida a su lado.
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Un amor entre psicopatas (Jeff The Killer) ©
RandomElla vivía ahogándose en sus amargos y tristes pensamientos. La vida de Alma cambio al conocer a su asesino, a la persona que quería matarle. Ambos vieron un hueco de luz en la oscuridad de sus frías mentes retorcidas. Poco a poco Alma fue perdiendo...