"Siempre hay momentos imperfectos"
Jeff corrió escaleras arriba, Slender se quedo intacto, luego se cinco segundos me di cuenta de que estaba semi desnuda frente a un desconocido.
Mierda.
Corrí escaleras arriba y entre a la habitación, Jeff estaba vistiéndose rapidamente.
—Jeff, tienes que hablar con él. —espeté, y me recosté en la pared.
—No, no tengo nada que hablar con ese imbécil.—Dijo de vuelta, ya estaba vestido, intento salir pero le impedí el paso.
—No iras a ninguna parte.—Dije un poco enojada por su inmadurez.
Suspiro.
—Alma no sabes nada...—Dijo mirándome, de una manera un tanto extraña, como si deseara...hacer algo.
—Tal vez, pero, piénsalo bien, puede que tu tampoco sepas nada. Actúas como un niño, ¿has escuchado lo que quiere decir? —Dije de la manera mas calmada que pude.
Se revolvio el cabello, yo lo tome de las manos y lo lleve a la cama, me sente en su regazo.
—Jeff, dime, cuentame que paso entre ustedes, dime a razon por la cual abandonaste a tus amigos.—Dije mirandolo a los ojos.
Esos ojos que te confunden, ojos que te hacen sentir extraño...
Pareciera que existe todo un mundo dentro de ellos.
—No lo se...—Dijo dudoso.—¡Estoy tan enojado contigo! Pero ¡Por mil demonios! Cuando te miro a los ojos y te veo tan preocupada...todo mi enojo parece estúpido. —Dijo sosteniendo se la cabeza con sus dos manos, desesperado.
Acaricie lentamente su mejilla.
—Te amo, moriría por tí. —Dije levantandome.
—Tu y tus sentimientos me hacen sentir estúpido.—Dijo mirando a otro lado, como si estuviera avergonzado.
El permaneció en silencio.
Suspire.
—Te vez tan vivo cuando eres inmaduro, tan lindo cuando sientes verguenza.—Dije con lujuria, lo abrace.—Tan cálido cuando me sientes.—Sonreí.
Mire hacia arriba, su rostro miro hacia abajo, mirandome, mirandonos.
—Habla con el.—Dije casi en un susurro.
Le sonreí.
El se levantó, bajo las escaleras, y yo, me quede allí.
Él estaba hablando con Slender.
Él sin duda era el amor de mi vida.
Suspire.
Me acoste en la cama y cerre los ojos en silencio, comence a recordar...
Ya habian pasado dos dias desde que huí de casa, seguro mamá ya contacto a la policia y me están buscando.
Mamá...
Sus ojeras, sus ojos llenos de dolor...ella sabia que papá la engañaba, sin embargo, me sonria, y...aunque estaba tan vacia, ella me hizo sentir que tenia a alguien.
En ese momento una lágrima rodó por mi ojos.
Me reí de mi misma.
Esa lágrima significaba que aun quedaba alguna parte de humanidad en mi.
Recordé a carta que mamá habia dejado, me habia dicho en esta que tenia algo de hablar conmigo.
—Me pregunto que habra sido...—Dije curiosa.
Me sobresalte oir umos ruidos abajo.
Oh...no...
Baje las escaleras corriendo, y no se por que no me sorpredi al ver a Jeff con el cuchillo afuera y a Slender con todos sus brazos...o tentaculos fijos en Jeff.
Estaban listos para la pelea pero me puse en frente.
—¿¡QUE PASA AQUI!?—Grite enojada.
*Narra Jeff*
Uh, mierda, se enojo.
Rapidamente levante las manos en señal de paz, dejando caer el cuchillo, Slender escondió sus tentáculos y se echo para atras.
—¿¡Qué es pasa!? ¿Quieren que los haga quererse? —Dijo sadicamente tomando en cuchillo que habia dejado caer.
Diablos que sexy.
Trague saliva.
—A-alma...em.—Reí nervioso.
Nunca la había visto así.
Ni siquiera cuando la observaba cuando niña.
Ella siempre fue tan pacifica y...siniestra.
Me observo, retadoramente, apuntándome con el cuchillo.
—Quiero que se den de la mano y se perdonen—Dijo jugueteando con el cuchillo.
—Ni de broma.—Solté sin pensar.
Ella se acerco, y me coloco en cuchillo en el cuello.
Me sonrió siniestramente.
—Jeff... es bonito si ambos...—Soltó una risita sádica. —Conservamos nuestras cabezas.—Dijo lo ultimo en un susurro.
Me estremecí.
Ella es la unica que puede controlarme.
La unica que me hace sentir miedo...
Me acerque a Slender, quien estaba fijo en nosotros.
Le extendí la mano, el la acepto y nos dimos un apretón de manos.
—Lamento todo lo que hice, fui un idiota.—Dijo Slender.
—Lamento que seas un idiota.—Dije sonriente.
—¡JEFF!.—Grito Alma, adviertiendome.
—Y tambien lamento ser un idiota.—Dije casi susurrando.
—¡Bien!—Soltó Alma, poniéndose en medio de nosotros.—¿Ahora que?—Soltó con una expresion muy bonita, parecía confundida.
—¿No es obvio? Nos mudaremos con los demás. —Solte algo enfadado.
Pero no estaba enojado con ella, nunca, jamás lo estaría, estaba enojado conmigo mismo, por hacer todo lo que ella me dijera.
Pero la amaba.
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Un amor entre psicopatas (Jeff The Killer) ©
RandomElla vivía ahogándose en sus amargos y tristes pensamientos. La vida de Alma cambio al conocer a su asesino, a la persona que quería matarle. Ambos vieron un hueco de luz en la oscuridad de sus frías mentes retorcidas. Poco a poco Alma fue perdiendo...