Capitulo veintitrés.

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'Su sonrisa'

*Narra Alma*

Subí escaleras arriba y mire por todos lados, nunca había estado aqui, el suelo de madera chillaba cada vez que daba un corro paso, visualice dos puertas, una de ellas estaba medio abierta, no pude soportar la curiosidad y entre.

Era una pequeña habitación con una cama matrimonial no tan grande, un pequeño estante, un armario y una ventana que dejaba vistas al bosque, todo estaba terriblemente sucio.

No podía creer lo que había hecho allí abajo, ¿Cuando fue que perdí la inocencia? Nunca crei que llegaría al punto se matar a alguien por la persona que amo, y mucho menos casi tener...relaciones con es persona el mismo día que mato a dos personas.

Mierda.

Que horror.

-¿Que me ha pasado?-Dije para mi misma.

-Yo te he pasado.-Dijo Jeff tras de mi.

Di un pequeño salto del susto y gire a ver a Jeff, quien estaba ya vestido.

-Te castigaré por lo que me hiciste alla abajo.-Dijo acercandose a mi, su voz sonaba demasiado sexy y tendadora.

Di un paso atrás.

Él dio un paso hacia mi.

Se acerco y deposito un suave beso en mi cuello.

-Jeffrey...no-Dije intentado apartarlo. Pero era imposible, estaba tan cerca de mi que preciamos ser uno.

Desde mi cuello bajo a mi pecho y coloco su mano debajo de mi camiseta.

-Para...-Dije entre suspiros.

Se detuvo, y se alejo, ¿que?

Fruncí el ceño, y el sonrió de oreja a oreja. Ja, ¿cual era su plan? ¿Dejarme con ganas?

-¿Ves? Soy un malote.-Dijo haciendo una cara de creído.

-Tonto, no me dejaste con nada.-Gire mis ojos.

-Tu tonto.-Dijo lanzándose a la cama.

-Sí, mio.-Dije en voz baja.

-Escuche. -Dijo mirandome.

Busque sus ojos, sonreí.

-¿Que haremos con el cuerpo?-Dije lanzándome a la cama con el, posicionándome a su lado, quedando uno frente a otro.

-Lo que quieras, tus deseos son ordenes.-Dijo.

Me subí encima de el.

-¡Oh Dios! ¿que hace señor?-Dije con una voz dramática, tome su mano y la coloque en una de mis dos amiguitas.-¿Que hace? ¡No toque hay!-Dije 'asustada' y 'aterrada'.

Él solto una carcajada.

Lo hice reir.

Que lindo se ve cuando lo hace.

Nos quedamos mirandonos fijamente, sin decir una sola palabra, me recoste en su pecho, y alli nos quedamos, escuchando nuestras respiraciones.

Veintitrés

Un amor entre psicopatas (Jeff The Killer) ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora