Capítulo 17

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Tobias POV
Es hora de atacar. No estoy nervioso, estoy aterrado. No debo tener miedo. Si tengo miedo, seré Cinco y no Cuatro.

—Les deseo suerte chicos—dijo Thomas y se alejó, dirigiéndose a disparar y a distraer a los del Departamento.

Thomas dispara. Todos los del Departamento gritan aterrados y empiezan a correr. Nosotros entramos por atrás y empezamos a revisar a la gente que está ahí. Curvando cada cara, cada rasgo que se parezca a Marcus, David o Evelyn. Y si es posible, Nita. Veo a una chica de pelo corto. Creo que es Nita. Voy hacia ella para atraparla pero Tris me gana. La voltea y le mira la cara. La suelta y la deja ir. No es Nita. La sigo persiguiendo, me mira rápidamente y acelera. Le agarro el brazo de manera que no escape. Le miro la cara. No es Nita pero se parece. Es como Nita solo que con pómulos más pequeños y un poco más blanca. Sus labios son más grandes. Le paso un dedo por la cara.

—¿Qué diablos haces? Ven y no pierdas tiempo—me dijo Tris.

—Aguarda—dije y observé mi dedo, estaba manchado de maquillaje. Pasé mi mano por toda la cara de la chica sin soltarla del brazo. Se le quitó el maquillaje. Era Nita.—ES NI...—Nita me tapó la boca antes de que pudiera terminar de hablar. Se echó a correr.

—¡ATRÁPENLA!—gritó Tris.

—¡Peter, Uriah y Rese se quedan a la revisión!—dijo Zeke mientras corría con nosotros.

Corrimos tras ella y la pude atrapar. La esposamos y la llevamos con los demás. Tris la tenía agarrada mientras nosotros estábamos revisando cara por cara. Buscando a mis padres y a David. Recuerdo que tenemos que robar los sueros.

—Brenda, Thomas y Therese vengan conmigo—dije fuerte—vamos a robar los sueros—susurré.

Los cuatro corrimos por los largos y confusos pasillos del Departamento. También nos íbamos fijando en las caras de los demás. Iba una mujer con capucha. No me preocupo ya que Tris y los demás no dejan salir a nadie. Pero, y si la mujer es mi madre, y si trae un arma.

—¡VAYAN POR ELLA!—le grité a Rese y a Brenda. Fueron corriendo junto con Thomas.—¡THOMAS TU TE QUEDAS CONMIGO!—Thomas se regresó y seguimos andando.

Vimos una puerta que decía PRIVADO NO ENTRE, SÓLO PARA PERSONAL AUTORIZADO. Nos llamó la atención y debía ser algo muy importante para ellos. Abrí la puerta. Esperaba algún detector de huella táctil o un identificador de voz o algo parecido por la seguridad. Pero no. Era algo peor. Una jeringa. Era para una simulación. Soy GD. Hasta el fondo se ven unos sueros. Están etiquetados. Pero hay una jeringa que se acerca a mi cuello. Debo ser divergente esta vez. Debo controlar la simulación. La jeringa está apunto de entrar en mi cuello. Ladeó la cabeza y me inyecta. Aparezco en la misma sala. Pero cada vez se hace más pequeña. Noto que inyectan a Thomas. Y él entra en la simulación conmigo.

—Soy GP—dijo Thomas.—Podemos con esto.

La sala se hace pequeña en cada segundo que pasa. Apenas hay espacio para nosotros dos y los sueros. Se reduce mucho. En eso pienso: no soy divergente, pero si puedo controlar las simulaciones. Me lo dijeron en el Departamento "No eres divergente pero tienes todo lo que te caracteriza como uno". Después de haber pensado en todo eso, pienso en salir de la simulación. Es una simulación como la del paisaje del miedo. Thomas y yo nos empezamos a hacer bolita (ocupar menos espacio) y nos fuimos pegando a las paredes. Así el lugar se fue haciendo más pequeño. Doblé mis piernas y metí mi cabeza entre mis rodillas. Thomas hizo lo mismo. Aunque el lugar ya fuera muy pequeño como para cambiar de paisaje, yo tengo que dejar de tener miedo por un segundo. Como cuando Tris y yo estábamos en mi paisaje del miedo y ella me hizo reír un poco, y así se cambio de paisaje. Cierro los ojos. Al haber pensado sobre uno de los momentos que disfruté con Tris, pensé en nuestro primer beso, en el abismo. Cuando le dije que me gustaba. Recuerdo esa sensación cálida que me recorría por todo el cuerpo, la vuelvo a sentir. Abro los ojos y veo que ya cambió el paisaje. Dejé de tener miedo por un momento, me olvidé de la claustrofobia por un segundo y pasé el paisaje. En el siguiente miedo entró mi padre con un cinturón diciendo las mismas palabras de siempre «Es por tu bien». Me imaginé con un cinturón en la mano. Pongo la mano en el suelo y tengo un cinturón en la mano. Sabía. Lo sostengo con fuerza y pronunció las mismas palabras que mi padre «Es por tu bien» me acerco más a él y le empiezo a pegar con el cinturón, como cuando estábamos en el complejo de Cordialidad y le pegué. El paisaje no desaparece. Me doy cuenta que lo estoy golpeando para que él no me golpee. Estoy evitando mi miedo. Recuerdo que tengo que dejar de pensar en él por un segundo y ya. Volteo a ver a Thomas y él sólo observa con mirada chistosa a mi padre. Es muy graciosa su expresión. No puedo evitarlo, entonces río. Después se cambia el paisaje. Estamos en la punta del edificio Hancock. Es mi miedo a las alturas. Pero conozco un lugar más alto. La rueda de la fortuna en la feria. Cuando trepé con Tris en la Noria. Cierro los ojos, los abro y aparezco ahí. Escalando con Tris. Cuando se iba a caer y la agarré. Y cuando escuché su dulce voz ¿Le tienes miedo a las alturas? y le respondí Todos tenemos miedo a algo. Que hermoso recuerdo. En ese instante va el último miedo, se cambia el paisaje y veo a Tris. Está atada y David la está apuntando con una pistola. No sé cómo superar este miedo. Los demás no los superé, sólo los olvidé un momento pero los sigo teniendo. Sigo siendo Cuatro. Debo dejar de pensar en esto. Recuerdo que Rese y Brenda fueron tras esa mujer, ¿qué les habrá pasado? En eso salgo de la simulación con Thomas y corrimos hacia los sueros. Encontramos una bolsa enorme y metimos los sueros. Salimos de ahí y corrimos hacia donde estaban Tris y los demás. Brenda y Therese tenían agarrada a la mujer que tenía una capucha. La mujer se seguía tapando la cara.

—Cuatro, no se quiere destapar, no la soltaremos hasta ver quién es.—dijo Brenda. Agarró su capucha y se la quito, es Evelyn. Se me queda viendo asustada y muy alterada.

—¡Sólo faltan Marcus y David!—grité.

—Sólo falta David—gritó Tris mostrándome que tenía a Marcus esposado y rodeado.

No dejamos que nadie saliera del Departamento. Vemos que hay un señor que corre y está cargando su pistola.

—¡A ÉL!—gritó Thomas. El señor nos apuntó con su arma y nos dejó ver perfectamente quién era...

Es real, y no lo es (Divergente)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora