Capítulo 3

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Capítulo 3: "Salvar El Día"


Los pantalones que mamá me había aconsejado que me pusiera eran demasiado ajustados, tanto que podía jurar que iban a descocerse ni bien diera el primer paso fuera de mi habitación. Habían sido obsequio de mi tía Mónica, cuando había venido a visitarnos desde Canadá especialmente para pasar las fiestas con nosotros. La verdad era que me habían parecido muy bonitos, pero nunca había encontrado una ocasión que me permitiera usarlos. Tal vez por eso era que me sentía tan incómoda en ellos, porque mis piernas se habían alargado y mis caderas se habían ensanchado bastante más desde entonces.


Me encogí de hombros, restándole importancia al asunto, y abroché el anteúltimo botón de mi blusa color arándano. No comprendía el porqué de tantas formalidades para con los Bieber, si se suponía que sólo íbamos a cenar, y yo ni siquiera quería estar allí. Estaba convencida de que todo el asunto de "comamos juntos y finjamos que aquí nunca ha sucedido nada" no iba a resultar más que incómodo e insoportable, tanto para Justin como para mí. Mi familia y la suya habían sido amigas desde siempre, y habían mantenido la relación incluso luego de que Justin se fuera, aunque yo, por otra parte, había preferido alejarme de todo aquello que me recordase a él. Había decidido suprimir los recuerdos para ya no tener que sentir dolor, pero ahora mis antiguos tormentos habían vuelto a afectarme, y ya no había nada que pudiera hacer para evitarlo.


Parpadeé en un intento por retener las lágrimas que quemaban en las comisuras de mis ojos y evitar que se me corriera la máscara de pestañas que mi madre acababa de aplicarme. No iba a llorar otra vez, era simplemente patético.


-Hija, ¿ya estás lis...?- papá asomó la cabeza por el hueco que dejaba la puerta entreabierta de mi cuarto.- vaya, te ves muy bien.


Aparté la mirada de mi figura reflejada en el espejo de pared y me volteé hacia él.


-¿Tú dices?- fruncí el ceño.- mamá eligió estos para mí.- señalé mis pantalones negros.


-Bueno, ya sabes cómo es ella.- rodó los ojos, y no pude contener la risa, porque entendía a la perfección a qué se refería con eso.- De todas formas, te quedan bonitos.


-Yo creería que son dos tallas menos a la que yo acostumbro a usar, pero si tú insistes...


Él meneó la cabeza, contrariado, y suspiró:


-Oye, Emily... sé que tal vez no debería hacer este tipo de comentarios, pero creo que vas a encantarle a Justin así como estás.


"Oh no, justo ése era el tipo de comentario que no quería que hiciera"


-Dudo que así sea.- me mordí la lengua para salvarme de añadir algo realmente estúpido o inapropiado. Dadas las circunstancias, era imposible que Justin siquiera reparase en mi presencia.


Mi padre enarcó las cejas, como si intentase averiguar el significado oculto tras mis palabras, pero en lugar de seguir preguntando, se limitó a aclararse la garganta. Su semblante relajado y despreocupado había cambiado en cuestión de segundos, y no entendía por qué.

ENTRECRUZADOS [Justin Bieber Y Tú]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora