ENTRECRUZADOS [Justin Bieber Y Tú]

Capítulo 32

Capítulo 32: "Amanecer"

No me equivocaba. Ver películas con mis amigos era definitivamente un plan mucho mejor que salir a emborracharme en cualquier fiesta. La tarta de manzana había estado tan deliciosa que no había sobrado ni siquiera una porción, y eso que Kate y yo apenas sí habíamos alcanzado a probar bocado. Al principio nos habíamos quejado con Justin y Simon, porque ninguno de ellos había ayudado en la cocina, pero luego decidimos que era mejor dejarlo estar.

Ahora, estaba recostada en el sillón de dos plazas de la sala. Todo estaba a oscuras y tenía los ojos cerrados, pero mi mente iba a mil por minuto, haciendo que conciliar el sueño me fuese prácticamente imposible. Las vívidas imágenes de lo sucedido entre Justin y yo unas horas antes continuaban reproduciéndose en mi cabeza y, sin importar cuánto me esforzase por borrarlas, era como si estuviesen grabadas a fuego tras mis párpados. ¿Cómo era que habíamos pasado del odio al amor tan rápido? Un segundo estaba enfadada con él y al siguiente estaba besándolo. No podía encontrarle la lógica por mucho que lo intentara. Justin nos había mentido a todos; había prometido que estaría en San Diego sólo durante unos pocos días, y luego se había desaparecido por una semana. Se suponía que debíamos de conversar acerca de ello y aclarar nuestros asuntos pendientes como dos personas adultas, pero en su lugar habíamos terminado el uno encima del otro. ¿Por qué había tenido que mostrarme tan débil? Era como si fuese incapaz de razonar cada vez que él me sonreía, como si la enorme muralla que con tanto empeño construía a mi alrededor se derrumbara cada vez que me tocaba. ¿En qué momento habíamos cambiado tanto? Tenía la sensación de que, en el pasado, todo era mucho más simple... y ahora nuestros problemas parecían ser incluso más grandes que nosotros mismos.

Suspiré con cansancio y me incorporé sobre el respaldo del sillón. Necesitaba ir por un vaso de agua y salir a tomar un poco de aire para despejar mis ideas. La sala estaba completamente bañada en la penumbra, pero aún así me las ingenié para calzarme mi par de medias y deslizarme a hurtadillas en dirección a la cocina, procurando no despertar a nadie. Debían de ser alrededor de las cinco de la mañana y todos seguían durmiendo.

Todos excepto Justin.

Me detuve a mitad de camino y lo observé en silencio. Estaba sentado en el suelo del porche trasero, con la espalda apoyada contra una columna de madera y la mirada perdida en algún rincón alejado del horizonte. ¿En qué estaría pensando?

Di unos pocos pasos hasta estar lo suficientemente cerca de él. Tenía que asegurarme de que todo anduviese en orden, o de lo contrario no podría volver a acostarme tranquila.

-Con que tú también tienes insomnio, ¿eh?- susurré, y me acomodé en el sitio que quedaba vacío a su lado.

Justin no pareció inmutarse ante mi presencia.

-Sí.- dijo, sin siquiera voltearse a verme. Su tono inexpresivo me resultaba difícil de descifrar.

-¿Quieres hablar de ello?-ofrecí con una media sonrisa.

Justin vaciló un instante. Era evidente que estaba esforzándose por hacerse el duro y no mostrar sus emociones, pero a mí no me engañaba.