Capítulo 43

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Capítulo 43: "La Carta"


La música estaba tan alta, que hasta podía sentir cómo el suelo temblaba bajo mis pies. Para mi fortuna, de todos modos, la puerta cerrada de la habitación y las ventanas abiertas nos mantenían a mí y a Justin relativamente a salvo del caos de la fiesta en la planta baja. Kate había insistido tanto en que organizáramos algo en agradecimiento por haber comprado las malditas píldoras, que Justin y yo no habíamos tenido otra opción más que ceder. En un principio, habíamos intentado que la no tan discreta reunión fuera en su casa pero, dado que los padres de Kate no tenían dónde ir y Jeremy y Evan estarían hasta entrada la noche cenando con la familia de Carol, decidimos que la vivienda de los Bieber era la mejor opción. Justin todavía no parecía muy feliz al respecto. 


-¿Le pondrías piña a la pizza alguna vez?- me preguntó él, hablando con la boca llena. Yo hice una mueca de asco que le sacó una sonrisa, y le di un mordisco a mi porción. Habíamos ordenado una caja entera para compartir, y ahora quedaban sólo dos rebanadas. 


-¡Jamás!- exclamé. El aceite del queso derretido manchaba las comisuras de mis labios, y me limpié con el dorso de la mano. 


Justin soltó una carcajada, y se echó hacia atrás contra la cabecera de la cama de su hermano. Kate estaba con Miles en su cuarto, haciendo váyase a saber uno qué, y nosotros habíamos acabado por escabullirnos tras la puerta contigua. Tan sólo esperaba que las paredes no fuesen lo suficientemente delgadas. 


-¿Qué prefieres?- inquirió entonces, cruzando los brazos por detrás de su nuca en un gesto relajado.- ¿Comer pizza con ananá por el resto de tus días o no poder probar otra pizza nunca?


No tardé ni medio segundo en contestar. 


-No podría vivir sin este regalo de los dioses.- besé el pedazo de masa que tenía entre los dedos, y dejé la corteza en la grasienta caja de cartón. Evan iba a matarnos si su colchón se ensuciaba.- Así que me quedo con el ananá, desgraciadamente. 


-Demonios, Foster.- se mofó Justin.- Ojalá me miraras a mí de la misma forma en que miras a ese montón de carbohidratos.


Le saqué la lengua, divertida. Los comprimidos que había tomado unas cuantas horas antes me impedían la ingesta de alcohol, y Justin había prometido que se mantendría sobrio conmigo. Además, no estaba segura de que quisiese estar ebrio en caso de que alguno de nuestros compañeros universitarios rompiese algún objeto de valor en el piso inferior. Igualmente, tampoco era como si privarme de una cerveza fuese a afectarme mucho; nuestro pequeño juego improvisado de "¿qué prefieres?" era lo bastante entretenido como para no tener que lamentarme por ello.


-Ahora dime tú...- propuse, y me senté con las piernas cruzadas y la espalda recta.- Entre ser capaz de comunicarte con los animales o respirar bajo el agua todo el tiempo que desees, ¿qué escoges?


Justin frunció el ceño.


-¿De qué me serviría comunicarme con los animales, si ya puedo charlar contigo que es casi lo mismo?- bromeó, y yo le arrojé un cojín decorativo que él desvió con la mano.

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⏰ Última actualización: Oct 13, 2018 ⏰

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