Capítulo 11

12.4K 947 192
                                    

Sin duda el tiempo dentro de SHIELD parecía pasar de manera distinta a como transcurría fuera de él. La rutina permanecía igual, y eso causaba que el día transcurriera demasiado rápido para su gusto. A primera hora se dedicaba a dar un par de vueltas por el recinto, para después entrenar artes marciales y tiro con arco junto a Clint, mientras que por la tarde se dedicaba a convertirse en saco de boxeo para Natasha. Para su suerte, había logrado aprender algunos de los movimientos de pelea de la espía, por lo que podía defenderse, mas nunca era suficiente al tener que pelear con alguien tan experimentada como ella.

Y como cada tarde, Gaia se encontraba junto a Natasha, entrenando pelea cuerpo a cuerpo. Algunos de los agentes que se encontraban también en el lugar se mantenían de espectadores de esa pelea. La ojiazul sabía que tenía todas las de perder, pues en el tiempo que llevaba en SHIELD, jamás había logrado ganarle, ni siquiera intentando hacer trampa. Gaia sudaba a más no poder, pues llevaban cerca de media hora peleando sin descanso, mas ninguna se daba por vencida.

-¿Qué? ¿Ya te cansaste?-preguntó Natasha, burlándose de ella.

-Sí, pero no te dejaré ganar otra vez. No terminaremos hasta que logre derribarte, por lo menos- Gaia apenas y podía hablar por culpa del cansancio.

-Entonces nos quedaremos aquí por meses- se burló la espía.

-Eso lo veremos-murmuró la pelinegra, para después atacar rápidamente a la pelirroja.

Con algo de dificultad, Gaia había logrado propinarle un golpe en las costillas a Natasha, lo cual la desconcentró el suficiente tiempo como para que de una patada la derribara. La ojiazul miraba a Natasha con orgullo, mientras que la espía la miraba con una ceja alzada.

-Gané- mencionó con una sonrisa.

-No tan rápido- espetó la pelirroja, propinándole una patada en la pantorrilla a la ojiazul.

Gaia terminó cayendo a su lado, cosa que aprovechó para rodear su cuello con su brazo. La pelinegra comenzaba a perder la consciencia ante la llave de Natasha y su ego, pues se negaba a dejar que volviera a ganar. Entre el mareo por la falta de aire y la adrenalina, colocó su mano sobre el brazo de la espía, dándole una fuerte descarga. Natasha terminó soltándola de inmediato, mientras que Gaia aprovechaba la oportunidad para reponerse. Tosía con un poco de fuerza ante la invasión de aire.

-Hiciste trampa- la espía la miraba con desaprobación, mientras que la pelinegra solamente sonrió.

-Como dicen... en la guerra y el amor todo se vale- respondió con dificultad, pues aun no se acostumbraba a la cantidad de aire que volvía a viajar hasta sus pulmones.

-Tomemos cinco minutos de descanso- espetó Natasha, a lo que Gaia simplemente asintió.

La joven se dejó caer sobre la colchoneta que utilizaban para los entrenamientos, mientras que la espía tomaba un poco de agua. Tirada sobre las colchonetas, podía escuchar con claridad lo que sucedía a su alrededor, desde los quejidos de los agentes que entrenaban, hasta los murmullos acerca de ella. Se encontraba con los ojos cerrados, mientras intentaba dejar de escuchar las voces de los agentes, hasta que escuchó a Natasha.

-¿Puedes hacerme un favor?-no sabía con quién hablaba, pero sentía demasiado dolor como para intentar averiguarlo.

-Claro, ¿qué sucede?-respondió una voz masculina, la cual le era demasiado familiar.

-Necesito que pelees contra ella-aquello si que la tomó por sorpresa, por lo que terminó sentándose. Para su sorpresa, era Steve con quien hablaba Natasha.

-No creo que sea buena idea... tal vez- la espía lo interrumpió.

-No hay nada de lo que temer- mencionó Natasha.

Mystic: The little AvengerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora