"Todos estamos destinados a hacer grandes cosas, pero hay personas que tienen un destino más grande, y a la vez más difícil."
Gaia era una chica fuera de lo común, pues a la tierna edad de 4 años, se dio cuenta de que tenía poderes, pero para no lla...
Así fueron pasando las semanas, entre guerras con Gaia y Christine como protagonista y con una que otra intervención del director. Un mes y medio más tarde, por fin Gaia y Marlenne se despedían de aquella cárcel a la que llamaban preparatoria, y le decían hola a la universidad.
-No puedo creer que hayamos quedado en la universidad-decía Marlenne mientras esperaban a que fueran nombradas en la entrega de papeles.
-Lo sé, seremos unas próximas licenciadas de Químico Biológico-dijo con emoción la pelinegra.
Tanto Marlenne como Gaia habían elegido estudiar esa licenciatura, no solo por tratar de seguir juntas, sino porque era algo que las motivaba a seguir estudiando, además de que a ambas le gustaba.
-Bronte, Gaia- se escuchó por los parlantes del lugar. La aludida se puso de pie y fue por sus papeles. Saludó a todos los que ocupaban un lugar en aquella mesa, para al final estrechar la mano del director, al cual le regaló la sonrisa más cínica que tenía.
Y así siguió pasando el tiempo, llamando de alumno en alumno de toda la generación, lo cual comenzó a aburrir a la chica. Cuando por fin se terminó la ceremonia, tanto Gaia como Marlenne corrieron hacia su familia, la cual esperaban por ellas con los brazos abiertos.
-No puedo creer que mi hija esté lista para ir a la universidad-decía Cecilia.
-No me creo ni yo que he salido por fin de este lugar-dijo Gaia entre risas.
-Por fin les decimos adiós a esos maestros incompetentes- Marlenne soltó una risa.
-Pues no se sabe, aun no conocemos a los profesores de la universidad-Gaia miraba cómo todos se tomaban fotos con sus familias y amigos. Pero algo que llamó su atención fue un hombre el cual llevaba un gran ramo de flores consigo. Él miraba hacia todos lados, claramente aturdido por la cantidad de gente que había en el lugar.
-¿No deberíamos tomarnos una foto?-preguntó Selene. -Cierto, vamos para allá-dijo Cecilia dirigiéndose al pequeño escenario donde habían estado quienes representaban a la escuela.
Sus padres y su hermana ya estaban en posición para la foto, pero Gaia notó un pequeño percance ¿Quién tomaría la foto?
-Emmm... ¿Cómo tomaremos la foto?- preguntó Gaia riendo.
-Pues tal vez si...- una voz masculina interrumpió a Selene.
-¿Gaia Bronte?- preguntó alguien detrás de la pelinegra. Esta volteo, encontrándose con el hombre del ramo.
-Si...-
-Esto es para usted-dijo entregando el ramo.
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-Gracias-dijo Gaia con una gran sonrisa- pero ¿Quién lo envía?-
-Ahí se encuentra una carta, con permiso-y sin más se fue, dejando tanto a Gaia como a su familia confundida.
-¿Alguna idea de quien lo manda?- preguntó Cecilia con curiosidad.
-La verdad no- murmuró la joven mientras miraba el ramo.
-Mira la carta-dijo Greg.
Gaia tomó la carta que encontraba en medio de las flores y dos nombres estaban escritos Natasha & Clint. La joven sonrió al ver el nombre de ambos espías y con una gran ilusión sacó la carta.
Felicidades pequeña, por fin has salido de la preparatoria. Sigue así y no cometas más locuras contra tus compañeros. Sabes que cuentas con nosotros.
Te quieren: Natasha Romanoff y Clint Barton.
-¿Y bien?- preguntó Selene.
-Clint y Nat- dijo la ojiazul.
Y con una sonrisa y varias fotos se terminó aquel momento, diciendo adiós a aquellos años a los que Gaia denominaba como un infierno y el mismo cielo, ambos al mismo tiempo.
