Capítulo 56

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Después de diez minutos un auto se estacionó fuera de la casa de la pelinegra. La madre de Gaia fue la primera en notar aquello, por lo que caminó hacia la puerta, en la espera del vengador que iba por su hija. Steve caminaba a paso tranquilo, pero en su rostro existía un atisbo de preocupación. El rubio saludó cortésmente a Cecilia y ella le dejó pasar a la casa.

Gaia seguía en el sillón de su sala, no había podido levantarse debido a que se sentía mareada con solo moverse. Esta, al mirar a Steve, sonrió, pues ella había pensado que quien iría por ella eran los espías, pero se sorprendió al ver al capitán en su casa.

-Me imagino que te obligaron a venir a ti-dijo Gaia con una sonrisa burlona.

-¿Cómo te sientes?-preguntó al verla. La piel de la joven se encontraba rojiza debido al golpe, pero incluso así se miraba más pálida de lo normal.

-Como si estuviera en una de las tazas giratorias de Disneyland-contestó cerrando los ojos.

-Será mejor que vayamos a la torre, tienen que revisarte-comentó Steve, pero en el momento que la ojiazul se intentó poner de pie, casi cae, si no fuera porque el capitán reaccionó rápido. El rubio tomó la mochila de Gaia, la colocó en su hombro y después tomó a Gaia en brazos.-Espera, la bala-dijo la joven.

-¿De qué hablas?-preguntó el capitán, confundido.

-Gaia me pidió que guardara la bala que recibió-explicó Cecilia.

-Creo que algo tenía, no es la primera vez que me intentan envenenar de esa forma-mencionó Gaia, recordando el ataque en su primer año de universidad.

Cecilia le entregó la bala en una pequeña bolsa trasparente y el capitán llevó a Gaia hasta el auto.

-¿Sabes? Siempre pensé que la primera vez que otra persona que no fuera mi papá me cargara en brazos sería mi esposo. Arruinas mis planes-dijo Gaia riendo. El rubio sintió como sus mejillas comenzaba a arder levemente, pero no dijo nada al respecto.

Cecilia -quien los seguía- abrió la puerta del auto y Steve sentó a la pelinegra del lado del copiloto.

-Mantenme al tanto, por favor-le pidió la madre de Gaia a Steve.

-No se preocupe, le avisaremos de cualquier cosa-respondió el rubio. Y tras despedirse de Cecilia, entró en el auto y emprendió camino hacia la torre de los vengadores.

~*~

-No volveremos a enviarte sola a una misión-dijo Steve rompiendo el silencio levemente incomodo que había en el auto.

-Soy un fracaso como vengadora, ¿no crees?-la voz de la joven sonaba cansada y decepcionada.

-No lo creo-contestó Steve. Gaia solo emitió una leve risa, pero no dijo nada más.

Durante el trayecto, Gaia intentaba detener su mareo, pero cada vez sentía como todo a su alrededor parecía un espiral. Estaban a unas cuadras de la torre cuando todo se comenzó a descontrolar para la joven.

-Steve...-lo llamó Gaia, pero no pudo decir nada más, debido a que no podía respirar.

-¿Sucede algo?-preguntó sin mirarla, pues había un problema con un auto frente a él. Pero al no recibir respuesta, volteó a verla, encontrándose con que la joven intentaba a toda costa volver a respirar.

El capitán se alertó al ver la inquietud en el rostro de la joven, el auto estaba detenido por culpa de lo que sucedía con los otros autos, pero Gaia poco a poco iba perdiendo fuerza.

-Intenta tranquilizarte, ¿sí? Te sacaré de aquí-dijo Steve, desesperado. El rubio comenzó a sonar la bocina del auto, pero nadie hacia el intento por moverse. La situación cada vez era más angustiante.

Mystic: The little AvengerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora