Capítulo 61

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Al llegar a la torre, los vengadores se dirigieron a la sala de juntas, donde comenzaron a repasar las lecturas de energía que se habían presentado mientras ellos se encontraban de vacaciones. Las lecturas eran poco claras, lo que hacía que el equipo dudara sobre lo que sería.

-Esta energía no tiene nada que ver con alguna arma nueva-mencionó Banner.

-¿Y a qué crees que pueda deberse?-preguntó Gaia, mirando las lecturas. Nadie decía nada, ya que realmente se encontraban dudosos.

-Lo mejor es mandar un legionario para que averigüe y escanee a profundidad esta energía-mencionó Stark.

-Me parece buena idea-concordó Steve.

-Bien, si no queda más que hacer... nos podemos ir- dijo Tony, levantándose de la silla. Enseguida los demás lo imitaron y cada uno se fue a una parte distinta.

Gaia tenía la intención de ir a ver a sus padres, pues llevaba algo de tiempo sin visitarlos y se sentía mal por ello; por lo que bajó al estacionamiento, tomó la llave de su motocicleta y salió rumbo a la casa de sus padres. La pelinegra disfrutaba de su alrededor, los edificios, la gente, la mediana tranquilidad que se vivía en Nueva York. Tras veinte minutos de camino, la joven llegó a su antiguo vecindario, bajó de la moto y camino hasta la entrada, para después tocar la puerta. Gaia escuchaba pasos acercarse a la puerta, acompañado de un tintineo. Al abrirse la puerta, esta dejó ver a la madre de Gaia, y a sus pies se encontraba Rookie, el cual se miraba más arrugado que antes.

-¡Hija!-gritó de alegría la mujer.

-Hola mamá-dijo riendo la joven. La mujer se abalanzó hacia la pelinegra en un abrazo.-me asfixias-

-Lo siento-mencionó Cecilia, separándose de su hija- pasa-la invitó. Al entrar, Gaia se percató de que se encontraba sola, lo que la extrañó.

-¿Dónde está mi papá?-preguntó la joven.

-Trabajando, hoy no pudo salir temprano-explicó su madre-¿soy yo o estás más morena?-preguntó.

-Voy llegando de unas vacaciones-confesó sonriendo la joven.

-Con que te fuiste de vacaciones y no avisaste-dijo Cecilia con una ceja alzada. Gaia solo rio un poco.

-Lo siento, fue de improvisto-se disculpó.

Así fue pasando el tiempo en casa de los Bronte, hasta que llegó la noche, por lo que la joven tuvo que irse a la torre de los vengadores.

~*~

-Siento que ya es momento de que entrene-murmuró Gaia, viéndose al espejo.

Sus heridas entraban completamente curadas, por lo que ya no necesitaba usar su poder todo el tiempo para ocultarlas. La pelinegra se vistió con ropa deportiva y bajó hasta el gimnasio del edificio. Al llegar se encontró con que el lugar no estaba solo, sino que el capitán también se encontraba ejercitándose. El rubio se encontraba tan enfocado en el saco de box que no notó la presencia. La pelinegra caminó tranquilamente hasta la parte donde estaban las pesas, fue ahí cuando Steve la miró.

-Veo que también decidiste hacer ejercicio temprano-comentó el rubio.

-No podía dormir-dijo simplemente la joven, comenzando a calentar.

Gaia llevaba varios días sin poder dormir cómodamente, tenía la sensación de que algo la perseguía, como si la observaran constantemente. Ambos vengadores se concentraron en sus respectivos entrenamientos; mientras que el capitán se encontraba aun en el saco de boxeo, la joven había optado por hacer pierna, muy a su pesar. Después de alrededor de una hora, la joven se encontraba exhausta por la pesada rutina que había decidido hacer.

Mystic: The little AvengerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora