Al despertar se encontró con los primeros rayos de sol en el cielo. La joven sentía su cuerpo acalambrado, y en el momento en que se estiró sintió un fuerte dolor en su abdomen. Los golpes de la misión en Nueva Zelanda se encontraban más grandes que cuando llegó a la torre, lo cual le molestó. Gaia se puso de pie y caminó hacia el baño, quería cerciorarse de la situación de sus heridas. Al estar frente al espejo, este le regreso un reflejo poco bonito, se miraba levemente hinchada del rostro, además de que un moratón se marcaba en la parte de su cuello. Se levantó la blusa y la vista no fue mejor, todo su abdomen tenía marcas moradas y amarillas, además de la gasa que cubría el disparo, su espalda era lo menos lastimado, pero igual había marcas en él, así como el corte que la mujer le había hecho.
-Esto no se verá bien con un bikini, si nos vamos de viaje-murmuró Gaia.
Después de revisar su cuerpo se lavó la cara y los dientes, para después salir de su habitación hacia la sala del pent-house. Sabía que era muy temprano para que alguien se encontrara ahí, pero de vez en cuando le gustaba ir a ese lugar por la vista que tenía. Al llegar se dirigió hasta el balcón donde había estado haciendo su trabajo final hacía unas semanas. El cielo se encontraba tintado con tonos cálidos, pero había una fina línea de azul oscuro que hacía que todo se mirara más armonioso. El verano comenzaba a llegar y era posible sentirlo, debido a las ráfagas de aire templado que tocaban el rostro de la joven.
-¿Te encuentras bien?-se escuchó detrás de la chica. Gaia dio un respingo al escuchar aquello, pero al voltear se encontró con Steve, quien la miraba con una pequeña sonrisa, debido a su reacción.
-Tan bien como los moratones me lo permiten-respondió con gracia, intentando aminorar la seriedad.
-Deberías ir con los doctores-le recomendó.
-Me han visto demasiado, les estoy dando unas vacaciones-dijo Gaia encogiéndose de hombros. Steve rio levemente por lo dicho por la pelinegra.
Ambos se sumieron en un silencio levemente incomodo, si bien, ambos se llevaban bien dentro de la torre, pero su diferencia en el carácter los hacía ser más reservados con el otro, pero Gaia decidió que tenía que terminar con aquella incomodidad.
-Y... ¿qué sucedió después de que me dormí? ¿Stark ya tiene pensado a donde nos iremos?-preguntó con una sonrisa.
-Con trabajo puedes caminar, ¿y estás pensando en vacaciones?-Steve negó con la cabeza, riendo.
-Siempre es buena idea unas vacaciones-dijo simplemente la joven.
-Tiene la idea de ir a Florida, pero creo que no ha concretado nada-explicó el capitán.
-¿Sabes? Lo había dicho en broma, pero parece que Tony sí se lo tomó en serio-a Gaia le hacía gracia que el ingeniero si hubiera buscado opciones para un viaje.
-Pues ahora es un hecho que habrá un viaje-contestó riendo Steve.
Ambos se encontraban recargados en la barandilla del balcón, mirando el amanecer, pero fue ahí cuando la pelinegra comenzó a sentir hambre.
-¿Ya desayunaste?-le preguntó la ojiazul.
-Aún no-respondió el rubio.
-Bien, desayunemos juntos-propuso la joven. Steve abrió los ojos ante la invitación- haré comida para los dos, ¿qué se te antoja?-
-Eh... lo que sea está bien-respondió.
-Espero no estés a dieta, porque se me antoja desayunar hot cakes-mencionó con una sonrisa la chica.
Steve vio como Gaia entraba de nuevo a la sala del pent-house y se dirigía a la cocina. El capitán no comprendía por qué se había sorprendido por la invitación de Gaia a desayunar juntos, no había nada raro en ello, pero era como si su mente fuera más allá de lo que realmente pasaba, sobre todo, en su cabeza sonaba la voz de Pepper diciéndole que se preocupaba mucho por Gaia.
ESTÁS LEYENDO
Mystic: The little Avenger
Fanfiction"Todos estamos destinados a hacer grandes cosas, pero hay personas que tienen un destino más grande, y a la vez más difícil." Gaia era una chica fuera de lo común, pues a la tierna edad de 4 años, se dio cuenta de que tenía poderes, pero para no lla...