Prologo

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Nefelim – aquel fue el término para el error de los congéneres angélicos, aquel error que los envió al destierro y condenó a la nueva creación de Dios...aquellos seres inhumanos solo llevaría desgracias al hombre...criaturas desbordantes de maldad...hambrientos de sangre y gritos.

Aquellas aberraciones debían ser destruidas, aunque fueran descendientes de la humanidad. La fuerza de Dios se encargó de llevar acabo la ejecución de aquellos viles seres...más algunos fueron eximidos por ser "particularmente" más humanos, el Diluvio Universal fue su sentencia y la sangre pecaminosa fue derroida casi completamente.

Con el pasar de los siglos la sangre de los hijos de los únicos Nefelim perdonados se mezcló con la humanidad, una tras otra las generaciones conservaron rasgos de sus antecesores, con cada generación la bondad de los primeros se desvaneció y oscuridad fue lo único que les lleno el pecho a las criaturas, se decían superiores y por eso debían someter a la humanidad.

En un acto atroz y después de haberse reunidos todos, atacaron a la humanidad, usando sus dones, devoraron humanos sin saciarse....en medio de los gritos y suplicas ahogadas de la humanidad...les llamaron TITANES...y les juraron una guerra contra ellos sin descanso.

Las oraciones lastimeras compadecieron el corazón del cielo...y en un acto de salvación se envió al discípulo más leal y capaz del General Celestial....un ser convertido para ese tiempo en el octavo arcángel.



Destino ErróneoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora