Capítulo VI

842 86 18
                                    

La rabia y los celos jamás han sido buenos consejeros en el andar del hombre, te devoran y te nublan la razón, te llevan a cometer actos viles que dejan huellas imborrables e imperdonables, culpa eterna y sentimientos podridos que te matan.

Hasta ese día, hasta ese momento, Eren había sido un chico impulsivo sí, terco y hasta suicida pero jamás un desgraciado, en ese instante era rabia, celos y odio puro como un volcán fogoso que al explotar todo arrasa, el estrés le había invadido y el pecado de la ira se apodero de él y le pudrió su accionar, sin medir lo que hacía le arranco los botones de la camisa y el pantalón al hombre que se revolvía bajo su cuerpo, se dejó arrastrar por aquellos viles sentimientos - arrastro/obligo a Levi - en ansias viscerales a lo más insatisfactorio que jamás había probado en su corta vida.

Sexo crudo, rudo y salvaje.

Cuerpo contra cuerpo, dientes sobre labios, golpes y arañazos que al menos de parte de Levi, en cada mordisco y marca que le hizo en la espalda, brazos, cuello y donde le pudo tocar, no dejaron de gritar un potente: Pendejo mocoso de mierda.

De su parte erizado y molesto cada pellizco con dedos y uñas de sus manos que recorrían aquella fisonomía blanca y hermosa se tradujo en algo como: Maldito Puta desgraciado.

Levi no podía parar de insultarle en la peor jerga de los mundos bajos, que no se debe pronunciar ni escribir, mientras pataleaba y hacia mil movimientos buscando una libertad que no le seria concedida, el ser en su mente se había recluido a un rincón lejano y oscuro lloriqueando, le había suplicado que hiciera algo para zafarlo de esta porquería, pero entre hipidos el bastardo le había dicho que nada podía hacer, por la puta pendejada de la imprimación, eso hacia inmune de sus poderes al desgraciado mocoso, por muy poderoso que él fuese aquello lo dejaba inhabilitado, aquel ser lloraba en un dolor innombrable, quebrando mil veces más el interior de Levi.

Eren lamia, chupaba y marcaba cada centímetro expuesto del cuerpo blanquecino del azabache, nada veía o escuchaba estaba intoxicado por el aroma y el sabor de aquella piel mojada por la lluvia torrencial que los bañaba a ambos, se ensaño en los rosas pezones erguidos por el frio, los lleno de su saliva y los mordisqueo hasta hacerlos sangrar dejándolos rojizos por el brutal trato que dejaría marcas que tardarían en borrarse, haciendo gala de una fuerza titánica sometió al pequeño hombre con una mano en las muñecas manteniéndole los brazos del azabache sobre su cabeza, la otra mano la utilizaba para masturbar el miembro del más pequeño de una manera muy cruel buscando que este se excitara hasta un punto irreversible.

Entre forcejeos, Eren se bajó los pantalones y los del hombre bajo él, usando demasiada fuerza le dio la vuelta lastimándole las muñecas al azabache, dejándole la cara contra el lodoso suelo le levanto las caderas y sin preparación o compasión se hundió en la tierna carne jamás explorada.

Levi sintió que todo el aire en sus pulmones escapo cuando toda la extensión del hombre sobre él entro en su cuerpo y profirió un grito que fue silenciado por el agua charcosa del suelo, sentía como si lo estuvieran partiendo en dos y aun en medio de la sensación asquerosa del dolor pudo percibir la sangre escurrir de su entrada por sus muslos hasta perderse en la tierra bajo él, ahí quedaba su virginidad, mancillada y destrozada.

Eren no espero ni siquiera que el menudo cuerpo se acoplara a él, en cuanto estuvo dentro se empezó a mover rápida y rudamente buscando su propia satisfacción, una tras otras sus embestidas sacudían a aquel cuerpo que ya no forcejeaba solo murmuraba miles de groserías a su persona pero no le importo, continuo hasta que minutos después cerrando aquel acto mientras su ira, frustración y sus celos se transformaba en un manso mar ahí dentro de esa cavidad tan perfecta en Levi, siento arder sus pieles en un fuego negro y negativo de parte de ambos transformando el orgasmo en un elocuente: ¡Te odio!

Que Levi grito... ¡Mierda lo gritó!

A viva voz que los cielos mismos retumbando en truenos lo escucho y que su eco se perdió en los ladrillos de las paredes de aquel maldito castillo.

El cuerpo de Eren se dejó caer aplastando el cuerpo blanquecino haciendo rozar las pieles con un chasquido acuoso, salió suavemente de aquel cuerpo que temblaba en espasmos y que dio un respingo con su acción. En cuanto Levi sintió el aflojo de las fuerzas del desgraciado aquel, saco fuerzas del dolor y el resentimiento, empujo el cuerpo liberándose del él y sin importar la horrenda molestia y ardor en su espalda baja, se sujetó las ropas y huyo castillo adentro, por su parte Eren cuando sintió el calor del menudo cuerpo alejarse volvió a la realidad y lloro, lloro de arrepentimiento y furia, una furia espesa contra su persona, se había vuelto en lo que todos allá afuera lo tachaban...en un mounstro...un mounstro que no arrasaba ciudades y comía gentes...pero si había devorado a la persona que más amaba y de la peor manera...había cometido un pecado imperdonable y ahora ya nada podía hacer para revertir tal acción, tal vez morir...morir...pero solo en las manos de aquel que adoraba.




Destino ErróneoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora