Cacería Nocturna.

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Bajo las escaleras, desesperada por esconderme en algún lugar para pensar.

Las piernas aún me tiemblan por la falta de sangre, pero lo ignoro y sigo mi camino.

La música se escucha en alguna parte de la mansión, los pasos de más de diez parejas resuenan delicados por el mármol negro y el olor a sangre y perfume se mezclan en el aire.

Encuentro un ventana y la abro. Me apoyo en el alfeizar y comienzo a tomar inútiles bocanadas de aire y resbalo hasta terminar sentada en el suelo.

Apoyo el brazo en el borde y descanso la cabeza sobre él.

Cierro los ojos, tratando de procesar todo lo que ha pasado hasta ahora. Una mano se posa en mi hombro y salto hasta ponerme en pie, adoptando una posición de ataque.

—He tranquila Moni, está bien no voy a lastimarte —Una sonrisa que mezcla la sorpresa y la picardía, aparece en los labios de Manuel. Me ofrece su mano para acercarme y la tomo.

Sus brazos me rodean y su mano comienza a frotar mi espalda en un gesto tan relajante que temo quedarme dormida.

—Lo siento, me siento amenazada en este lugar —Miento—, me gustaría largarme de una vez de aquí.

—No imagino lo que debe ser para ti esto. Fingiendo que estás encantada de tener alrededor a ese tipo.

»No sabes lo que daría por evitarte todo esto.

—Sé que también es difícil para ti, pero tenemos que cumplir con lo que nos toca Manuel —Me separo ligeramente para mirarlo a los ojos y finalmente me libero de su abrazo—. Deberíamos volver.

Asiente y me ofrece su brazo para escoltarme al sonó repleto de vampiros enemigos.

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—[...]ella es un prodigio en el piano, debería escucharla alguna vez —Puedo escuchar la voz de mi madre desde aquí, al otro lado del salón. Mi padre y ella están hablando con Alabaster y él parece fingir poco interés en su plática.

—Esperemos tener esa oportunidad pronto señora, mientras creo que debería salir a reponer fuerzas —Al parecer mi pequeño desmayo a llegado a oídos de Alabaster. Grandioso.

Manuel me conduce entre las parejas de baile y ambos le dedicamos una reverencia al hombre frente a nosotros.

—Mírela, parece que ella está mejor —Papá me rodea con su brazo y me empuja ligeramente al frente.

—Si, se ve más repuesta. Pero insisto en que debería salir a cazar señor de la Cruz. El territorio que tenemos destinado para nosotros, está a sus órdenes señorita —Sus ojos verdes me atraviesan al decir esas palabras y yo asiento rápidamente.

Julian se acerca con ese andar tan despreocupado y airado hasta donde nos encontramos y sus labios esbozan una sonrisa al vernos.

—No pude dejar de escuchar lo que le paso a la bella Erin. El ofrecimiento de mi padre es muy generoso y estoy seguro de que Víctor puede acompañarla a alimentarse.

«Acepta, es la oportunidad perfecta Mónica» la voz de mi madre suena en mi mente y un imperceptible apretón en la mano la acompaña.

«Ahora mismo no me creo capaz de llegar muy lejos» respondo con sinceridad

«De eso se trata niña tonta, de verte necesitada ante el galanzete ese», la voz de papá suena autoritaria y apremiante.

Las Memorias de mi Sangre.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora