Mi Dulce Perdición® [TERMINADA]

#33 Mi corazón hecho pedazos // parte I //

ABIGAIL

*3 hermosos e inolvidables meses después*

¿Recuerdan cuando jure amar y confiar en Javier por siempre?

¡¡Bueno eso se fue a la grandísima mierda!!

Todo pasó tan rápido...

¿Cómo pase de amarlo a odiarlo en tan sólo 3 meses?

Todo empezó así: ¡¡primer mes!!

Javier me estaba llevando a una cena, una "cita" algo de novios, y la verdad me pareció muy dulce.
Me puse un vestido rojo, unos tacos negros, un cinturón negro, cabello suelto y labios rojos.
Estaba esperándolo cerca de la casa de Lili, para que mi mamá y Mario no descubrieran nuestra cita.

Javier no tardo en llegar, estaba vestido con una camisa, unos jeans negros y convers.

—¿Sabes? Vamos totalmente distintos.— le dije.

Reímos.

—Puede ser.— me dijo.— pero nuestra "cita" será en un lugar informal y elegante.

¿?

Nos llevó en su auto, a lo que sería nuestra cita, cuándo pude ver, estábamos en la playa, y él había traído una mesa, sillas, velas, comida, música y vino.

—¿Te gusta?— me pregunto.

Reí.

—Es muy lindo.— le dije sincera.

Pasamos una linda velada y bla, bla, bla, bla...
Me dijo cosas que no cumpliría...

Luego regresamos a la casa algo ebrios por el vino.

Subimos al segundo piso tambaleandonos.

Luego empezamos a besarnos en la habitación de Javier, en su cama, y las cosas estaban por pasar a mayores cuándo...

Mi mamá nos descubrió besandonos y casi haciéndolo.

—¿¡Qué hacen!?— gritó asustada, confundida y enfadada.

Los dos nos separamos y la miramos soprendidos.

Joder fue lo único que logre pensar, fue penoso, horrible y humillante.

Esa fue la noche en que nos descubrieron...

Mi mamá hablo con Mario y los dos estaban de acuerdo en separarnos.

—¡No lo permitiré!— gritó Javier en el comedor.

—¡Si vives en mi casa, obedeces mis reglas!— le respondió Mario.

Los odiaba...

—¡Es mi vida! Haré lo que quiera con ella.— dije con el mismo tono.

—¡Callate!— me gritó mi mamá.— ¡Soy tu madre y obedeceras lo que diga!

—!No! Haré lo que quiera.— le dije enfadada.

—¡No dejaré que se la lleven lejos!— gritó Javier.

—¡Basta! Obedeceran y punto.— gritó Mario.

—¡No!— respondió Javier y sin decir una sola palabra más subió al segundo piso.

—Esto es estúpido.—?dijo mi mamá.

—Estúpida es tu actitud.— le dije enfadada.

—¡Abigail!— me dijo enfadada.— ¿¡Qué te pasa!?

—¿¡Qué te pasa a ti, mamá!?— le contesté.— Me prometiste que apoyarías todas mis relaciones!

—¡No pueden ser... eso!— dijo mi mamá.— y vas a obedecerme quieras o no.