#56 La cordura no existe

152 10 2
                                    


ABIGAIL

—Creo que... Debemos dejarlos solos.— me dijo Javier.

Verlo así era una tortura, estaba mucho peor que yo... Y todo por aquel accidente...

—Si, cuando mi prima promete algo, probablemente lo cumplirá.— dije poniendome de pie y alejándome con Javier atrás de mi.

Fuimos a la barra, donde me sente en una de las mesas...
¿Mesas? Yo tampoco sé de donde coño salieron...
Javier se quedo mirandome con una sonrisa.

—¿Estas bien?— le dije mirandolo.

—Si...— me dijo pensativo.

—Javier... Te veo distinto.— le dije sincera.

—¿Que dices? Soy el mismo de siempre.— me dijo.

—Javi... Porfa cuéntame.— le dije con un tono infantil.

—No Abi, es un secreto, y los secretos no se cuentan.— me dijo con el mismo tono.

—Feo.— le dije sonriente.

—Igual me quieres.— me dijo abrazandome por la cintura.

No me negué, sus fuertes brazos me hacían sentir amada y protegida.

—Te extrañe, feo.— le dije inhalando su aroma, un aroma único, sólo de él.

—Yo también.— me dijo imitando lo que hize.

Me separe de él.

—¿Te puedo pedir un favor?— le dije con mi mejor sonrisa.

Ríe.

—Lo que desees.— me dijo.

—¿Me darías un beso?— le dije acercándome a él.

—No tienes que pedirlo.— me dijo sonriente.

Me dio un beso profundo, muy dulce.
Mis labios extrañaban los suyos.
¿Que se puede esperar? Mis labios fueron hechos para encajar con los suyos.
Me tomo del cuello y profundizó el beso.
Nos separamos por falta de aire.

—Joder, realmente te extrañaba.— me dijo sonriente.

—Yo también... Pero joder... Mi cuerpo me pide más...— dije con una voz pícara.

Alzó las cejas divertido.

—¿Que tratas de decir?— me dijo divertido.

Reí.

—Tu lo sabes...— le dije.

—No se de que me estas hablando.— me dijo sonriente.

—Idiota...— le dije divertida.

—Dime Abi.— me dijo.

—No, porque eres feo.— le dije divertida y pedí dos whiskys.

—Tu quieres aprovecharte de mi ¿no es así?— me dijo tomando whisky.

—En todo caso, tu te quieres aprovechar de mi.— dije sonriente.

—Eres tu la que quiere ponerme ebrio.— me dijo tomando nuevamente.

—Eres tu el que esta tomando.— le dije divertida.

Reímos.

—Es una pena, no podré hacer gemir a ninguna tía con estos yesos...

Alze las cejas divertida.

—¿Así que el rey de las pendejas no tiene una pendeja para hoy?... Es una pena.— dije bebiendo nuevamente.

Mi Dulce Perdición® [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora