Mi Dulce Perdición® [TERMINADA]

#36 Descubiertos y olvidados

JAVIER

Estuve platicando con William toda la noche...
Resulta que es un bueno tío.

Pero eso no quita que quiera que le caiga un avión encima.

Me ha contado que es adoptado, y que hace poco sus padres adoptivos han muerto en un accidente.

Envidio su vida *sarcasmo*.

Tomamos ron, tequila, y más alcohol que no logre identificar gracias a lo ebrio que me encontraba.
Recuerdo que William me presento a su hermana adoptiva.

Muy guapa a decir verdad.

Una rubia lacia, que vino directo de Estados Unidos...

Tiene acento inglés.

Muy divertida y sexy.
Podría decir que es perfecta... pero para mi solo Abigail es perfecta...

Cuando estaba por volver en mi auto, la rubia se acercó y me besó.
Le seguí el beso, después de todo necesito olvidar a Abigail...

¿Y quién mejor que esa rubia?

Sentí un flash cerca de mi, pero hice caso omiso.

Estuvimos en mi auto, y nos quedamos dormidos allí.

•
•
•

—Hey.— me dijo una chica.

—Joder.— solté.

La resaca invadió mi cabeza.

—Muñeco.— me murmuró y empezó a besar mi cuello.

—¿Cómo me llamaste?— le dije confundido por el sobrenombre.

Ríe bajito.

—Muñeco.— repitió.— ¿no recuerdas nada?

Suspire.

Agradecía que no esté gritando, mi cabeza ahora dolía.

—¿Me dirías tu nombre hermosa?— le pregunté.

Ahora que la veía era muy linda.

Sonrió.

—Brooklyn.— dijo.— dime linda.

—¿Por qué?

—Porque así me llamabas ayer.— guiño.

Se sentó en mis piernas y me besó castamente.

—¿Por qué hiciste eso?— le dije soprendido.

—Ya sé que no hay reglas ni en el amor y en la amistad.— empezó a cantar.

La miré confundido.

—Lo que es muy importante es hablarse con honestidad... Por eso hoy te traigo unas palabras que regalarte, no soy ningún poeta, ni busco impresionarte...

¡Es que me gustas tuuuuuuu! Me haces feliz en un segundo....
¡No sé si sea tu luuuuuuz! Pero te veo y me quedo mudo...
¡oh baby i love you! Yo quiero que te quedes en mi mundo...
Y quiero confesarte que aunque te conozco poco ya te quiero mucho, mucho, mucho, mucho...— cantaba alegre.

—¿Es una confesión?— le pregunté divertido.

Sonrió.

—Ya te quiero muchooooo.— repitió en mi oído.— mucho, mucho, muchoooo...

—¿Qué tratas de hacer?

Rió.

—Es que me gustas tuuuuu...— cantó.— ¿Y tú de mi?