Especial Secret

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¡¡Especial!!

MERY

Mi abejita, mi bebé, ella no puede...
Ella no puede amar a... no...

Haré lo que sea necesario para que no se amen...
Lo siento mis bebés... yo no quiero pero debo... perdónenme...

Algún día me lo agradecerán...

—Mery.— me dijo Mario.

—¿Si, mi amor?— le dije.

Suspiró.

—No quiero hacerles eso.

—Yo tampoco.— le dije sincera.— pero ellos no pueden, tu sabes que...

—Lo sé.— me dijo cortante.

Empeze a acariciar su cabello.

—Hey.— le dije.— es por su propio bien, cielo.

Me miró y las lágrimas ya podían verse asomar.

—¡Mery! Son nuestros hijos.— dijo Mario enfadado.

—No me hagas sentir peor.— le dije.— se que son nuestros hijos pero...

Me miró frío.

—Pero nada.— me dijo.— no te ayudare.

Lo miré sorprendida.

—¿¡Qué!?— le dije.— ellos no pueden amarse... tu sabes que no pueden.

—¡Ya lo sé!— me gritó.

—¡Calmate!

—¡No puedo! ¡Mira la locura que estas por hacer!— me gritó.

—¡No es ninguna locura!— le dije.— ¡es necesario!

—¿¡Cómo puedes hacerle eso a tu hija!?— me gritó.— ¡loca!

No dude y con una bofetada hice que se callara.

—¡No vuelvas a llamarme así, idiota!— le grité furiosa.

Me tomo de los brazos y empezó a sacudirme con fuerza, logrando que empieze a llorar, estaba asustada.

–¡ERES UNA LOCA!— me gritó.— ¡NECESITAS UN PSIQUIATRA!

—Por favor... para...— le dije llorando.

Él rápidamente me soltó y se alejó de mi.

—¡Prometiste no hacerme daño!— le grité con lágrimas.

Me miró y comenzó a llorar.

—Lo siento.— me dijo.— es que no puedo hacerle eso...

Seque mis lágrimas y tome una mochila...

No viviria con ese loco...

—¿Qué haces?— me pregunto.

—Mentiste.— le dije.— me iré a buscar a alguien que cumpla sus promesas...

Lo miré.

—Y me ame.— completé.

Empece a meter toda la ropa que podía en la pequeña mochila.
Sentí un brazo tomando mi muñeca suavemente.

—Por favor.— me dijo.— yo te amo.

Reí.

—No mientas con algo tan importante para mí.— le dije.

—No estoy mintiendo.— me dijo.

Suspire.

—Mario, te amo y mucho, pero tu sabes porque terminamos divorciados.— le dije.— me maltratas y yo... no quiero vivir así.

Me miró y luego me besó.
Con esos besos que sólo él sabe darme.

—Mery.— me dijo.— te amo, y no te naltratare más.

Suspire.

—¿Me ayudarás?

—Mery... ¿Estás segura?

Asentí.

Resoplo.

—Esta bien.— me dijo.— te ayudare.

Sonreí y le di un beso.

—Gracias mi amor.— le dije.— gracias por todo.

Nos besamos y llegamos a hacer el amor.



—Ejem.— me dijo alguien.

Cuándo pude ver bien vi a Mario.

—¿Algún problema guapo?

Ríe.

—No linda.— me dijo.— vamos a desayunar.

Suspire.

—Sólo por hoy.— le dije.

Rió

— Siempre dices lo mismo.— me dijo.

Bajamos y tomamos desayuno, café y tostadas.

— Cuándo les diremos la verdad?— dijo Mario rompiendo el silencio.

—No se de que estas hablando.— mentí.

Me miro serio.

—Mery.— me dijo en tono desafiante.

—¿Si?— le dije.

—Les diremos la verdad.— me dijo.

Tome un gran sorbo de mi café, creo que casi lo acabo todo.

Comenze a toser.

—¿Galletas?— le pregunté ofreciendole galletas para cambiar de tema.

—Mery.— repitió con el mismo tono.

—¡No quiero Mario! Tengo miedo.— le grité asustada.— me odiarán.

Ríe.

—Te odiarán si o si.— me dijo.— lo que les harás...

—¡Cállate! Ellos no sabrán que fui yo.

—Mery.— me dijo tomando mis manos.— tenemos que decirles.

Empeze a llorar, no quiero que lo sepan... Me odiarán.

Mario me abrazó.

—Les diremos juntos.— me dijo.— sabrán la verdad.

—Ellos... sabrán que... comparten sangre.— murmuré.

Nos besamos.

~Especial por mis bellas y hermosas 25 personas :3
~¿Comparten sangre? o.o

Mi Dulce Perdición® [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora