Valió la pena

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B: crees que nos vaya bien en la cena amor? –preguntó mientras se miraba en el gran espejo del baño principal de su nueva casa-

S: supongo que si –dijo mientras buscaba algo que ponerse-

B: aún dudo de que sea una buena idea –dijo mientras acomodaba su cabello-

S: vamos que puede salir tan mal –dijo esperanza-

La verdad era que también la morena dudaba de que fuera una buena idea la supuesta cena con Tiffany, sus encuentros anteriores no habían tenido los mejores resultados pero tenía la esperanza de que al ser la rubia quién lo había planteado las cosas en verdad salieran bien esta vez.

T: dónde estás? –preguntó del otro lado del teléfono-

L: estoy cerrando unos negocios –dijo mal humorada-

T: qué? Has olvidado la cena de hoy? –preguntó alarmada-

L: claro que no lo he olvidado –dijo fingiendo saberlo perfectamente pero la verdad era que lo había olvidado por completo pero no quería provocar la ira en la rubia-

T: y entonces porque no estás en casa alistándote? –preguntó molesta?

L: te veré en el restaurante directamente, dame la dirección –pidió-

T: qué? Mejor dime que no irás y ya –dijo totalmente enfadada del otro lado de la línea telefónica-

L: si iré –dijo tratando de calmar a la rubia-

T: y cómo irás? Con converse, jeans y una cazadora? Irás como andas siempre?

L: que tiene de malo mi atuendo? –preguntó molesta también-

T: se reirán de nosotras –sentenció-

L: dame la dirección del restaurante y cállate ya –dijo irritada-

T: es el restaurante Balthazar, queda en 80 Spring St., te espero allí, te espero allí por tu bien –advirtió-

L: adiós-colgó molesta-

J: ocurre algo? –preguntó confundida al ver la expresión de Lauren-

L: no ocurre nada Jennifer –le dijo a la chica bajita de ojos marrones que la acompañaba-

J: es otra vez esa maldita –dijo llena de ira-

L: no es así –dijo mientras le daba otro sorbo a la cerveza que reposaba en la mesa de aquel bar dónde como cada tarde se encontraba matando neuronas para olvidar-

J: claro que es así, siempre todas tus penas y lágrimas son por esa maldita

L: no tiene caso –dijo restándole importancia-

J: podrías tener a quién tu quisieras, eres hermosa y tienes que estar sufriendo por esa infeliz que no sabe apreciar todo lo que hay en ti –dijo con palabras llenas de cariño, Jennifer era amiga incondicional de Lauren, habían estado juntas desde la primaria-

L: fue mi culpa

J: tienes a Keaton, Ashton, Harold, Rebecca y muchos más a tus pies pero no, tú tienes que estar acabándote la vida por esa maldita –dijo llena de ira contra la rubia-

L: no la odies –pidió-

J: que no la odie? –preguntó irónica- la defiendes

L: ella no tiene la culpa, la culpa es mía por ser tan pendeja –dijo con amargura- dejo a una princesa no iba a venir a fijarse en esta vagabunda –dijo con rabia y tristeza a la vez- no sé en qué momento se cruzó esa estúpida idea por la cabeza

J: tú eres una princesa igual o más hermosa que esa famosa Santana –dijo mirándola directamente a los ojos- y no lo digo porque sea tu mejor amiga sino porque en verdad es así –le aseguró-

L: si claro –dijo riendo débilmente-

J: lo juro –dijo rápidamente-

L: creo que será mejor irme a casa a cambiarme estas fachas, tenemos una cena hoy –dijo terminando su cerveza-

J: alto! –gritó de golpe- tengo una idea –dijo parándose rápidamente de la mesa de aquel bar-

L: ahora no Jenn –dijo mientras hacía lo mismo- tengo que ir pronto, no quiero llegar tarde y hacerla quedar en ridículo

J: vendrás conmigo a mi casa –dijo mientras la tomaba del brazo para salir de aquel bar-

L: qué? Te estoy diciendo que tenemos una cena

J: por eso mismo vendrás a mi casa –dijo mientras buscaba un taxi-

L: tengo dos horas para estar allí –dijo rápidamente-

J: es suficiente –dijo entusiasmada- ya verá esa perra –dijo mientras le sonreía a Lauren-

Lauren no estaba segura de cuál era el plan de Jennifer pero se divertía con las ocurrencias de la chica, esos eran los momentos que ella atesoraba, esos momentos donde era realmente feliz, dónde parecía haber recuperado todo lo que un día perdió, dónde parecía todavía ser feliz y ya no una persona rota con el corazón frío y partido.

B: creo que no vendrá –dijo mirando el reloj-

S: vamos Britt –dijo con una pequeña sonrisa- han pasado solamente 5 minutos-regañó-

B: tienes razón

Mientras Santana y Brittany disfrutaban de estar solas en la mesa del restaurante, Tiffany estaba volviéndose loca ante la incertidumbre de saber si la chica de ojos verdes llegaría o no, había tardado 5 minutos ya y recorría por tercera vez la cera del restaurante.

T: te voy a matar –decía mientras estaba impaciente, no quería ser la burla de Brittany- maldita sea, lo prometiste –decía en voz alta sin importarle que la gente que pasara por allí la tachara de loca-

Cinco minutos más habían pasado y Lauren seguía sin llegar ni contestar sus llamadas, Tiffany se había rendido ante la idea de subir sola y disculparse y quedar como una tonta ante los ojos de Brittany.

L: siento la demora –dijo con una mirada tímida- no encontraba un taxi libre –dijo esperando la peor reacción de Tiffany-

T: no importa –dijo mientras su mirada examinaba de pies a cabeza a la chica-

L: en serio siento que esperaras tanto

T: esperaría nuevamente –dijo esbozando una sonrisa- estás hermosa –dijo provocando en Lauren por primera vez una sonrisa llena de gozo-

L: lo crees?

T: claro que si –dijo ofreciéndole su mano para darle una vuelta- definitivamente fue una gran decisión haber esperado por ti

Y es que la rubia no mentía, Lauren estaba hermosa, su amiga Jennifer la había dejado perfecta para la noche, llevaba un pequeño vestido negro, su cabello totalmente suelto y desenfadado pero perfectamente alineado, su maquillaje resaltaba los hermosos ojos verdes y finalmente su piel blanca hacía que todo en ella fuera belleza, por primera vez Tiffany la vio de una manera distinta, su mirada estaba llena de curiosidad.

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Los años pasan, la gente cambiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora