Cosas sin importancia

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B: Entonces soy todo oídos Rach

R: en serio? –preguntó con su mirada fija en Santana-

S: sí –asintió dándole una casi imperceptible señal de que no contara las cosas que realmente sucedieron-

R: está bien

B: suéltalo –dijo mientras avanzaban-

R: fueron por cosas vanas Britt, en serio

S: allí hay un café –dijo señalando una de las tiendas del centro comercial-

R: perfecto

B: vamos por uno –dijo dirigiéndose hacia aquella tienda-

Por unos pocos minutos la morena creyó haber conseguido que la rubia olvidara aquel tema y se centraran en lo que para ella en ese momento era verdaderamente importante y eso era hacer olvidar a la castaña de que Quinn se había a pasar dos días con el padre de su hijo.

B: y bien? –preguntó cuando por fin pudieron encontrar una mesa disponible para disfrutar de café-

S: pues a disfrutar del café –dijo animada-

R: se ve delicioso, amo tanto el café

B: continúa Rach –pidió-

R: mmm –dijo dando un gran sorbo a su café-

S: amor, no tiene importancia –dijo acariciando la mano de la rubia-

B: sólo quiero saber

S: pero no es algo que valga la pena contar

B: sólo quiero saber de lo que perdí cuando no estuve junto a ti, fueron tantos momentos no vividos, desperdiciados. Momentos que hubiera amado vivir a tu lado

S: pero ahora estás aquí –dijo mirando esos ojos que tanto amaba-

B: pero el futuro no borra el pasado

S: pero puede hacerlo a un lado

R: no lo puedo creer –dijo interrumpiendo la conversación-

S: qué? –preguntó asombrada-

R: que hagan esto frente a mí sabiendo que estoy muriendo por dentro al saber que ese pelafustán se marchó con Quinn –reclamó-

B: lo siento –dijo llena de culpabilidad-

S: vamos Rach, cuéntale todo a Britt y olvida a Quinn por ahora

R: en serio? -preguntó extrañada-

S: adelante –dijo consintiendo- es tu momento de vengarte de mí–dijo sabiendo lo que se avecinaba-

R: pues aquí voy –dijo sonriendo con malicia-

B: vaya –dijo preparándose para lo que sería una larga historia-

R: pues ya sabes cómo es Santana –empezó con lo que Santana consideraba sería su venganza-

S: soy maravillosa, sexy, inteligente y exitosa? –preguntó engreída-

R: noooo ¡!! –negó efusivamente-

S: no lo soy? –preguntó con una sincera mueca de tristeza-

B: sí lo eres mi amor –le reafirmó-

S: lo ves?

R: puedo continuar o no? –preguntó interrumpiendo el momento-

S: sí, sí, adelante

Los años pasan, la gente cambiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora