Observé como Gabi se alejaba en su vehículo de color grisáceo desde la gran puerta de metal que separaba mi propiedad de la calle. Cuando el transporte ya estaba fuera de mi vista fui a mi habitación y cogí mi teléfono móvil, busqué a Sky y le mandé un mensaje:
Sky, ¿podrías decirme qué le sucede a Gabi? Su comportamiento ha sido extraño.
Le dije a Gabi que no le daría más vueltas al asunto, y de verdad lo intenté, pero algo me daba muy mala espina. Lo sentía, mi cabeza me decía que estaba bien, que debía creerle, que me estaba comportando de manera irracional... Pero mi corazón no opinaba igual, estaba agitado y me gritaba: él no está bien. ¿Debía hacerle caso a la razón o a los presentimientos?
¿De que hablas?
No le pasa nada, hombre.Sky... Él es mi mejor amigo, no sé qué haría si le pasase algo.
Me juró y perjuró que solo era cansancio, que eran imaginaciones mías, ¿debía creer a Gabi? Quería creerle, ¿por qué no podía?
Es solo que en el partido del jueves contra el Universal abusó muchísimo de su espíritu, así que ahora está algo cansado. No te martilices tanto.
Abusar mucho de tu espíritu cansa, pero durante unas 10 horas máximo, no para haber pasado unos días y seguir así, ¿Sky lo estaba encubriendo?
Suspiré con pesadez y me quedé mirando la pantalla del móvil. La luz blanca que desprendía me daba de lleno en el rostro. Leí la supuesta explicación cientos de veces mientras me ponía en distintas posiciones sobre mi cómoda cama, la cual tenía una colcha color violeta que acabó arrugada por culpa de mi movimiento. La peliazul no iba a hablar, así que decidí que sería mejor dejarlo, que me estaba comportando de manera estúpida. ¿Por qué Gabi me mentiría y Sky lo encubriría? No tenían razones, todo eran paranoias.
Que alivio que solo sea eso, gracias por la información, Sky. Hasta mañana.
¡Chao!
~*~
—¿Le gusta la cena, señorito? —preguntó la muchacha pelinegra y con cabellos rizos que tenía a mi lado. Una sonrisa dulce adornaba su pálido rostro.
—Claro, sabes que me encanta tu comida, Miriam.
—Muchas gracias —la expresión suave de la joven cambió a una preocupada—. Señorito quería advertirle de que sus padres están disgustados por su partida, nunca estuvieron de acuerdo en que marchase usted al "Gran Celesta".
—Sinceramente, Miriam... Me da igual —se sorprendió ante mi respuesta. Dejé los cubiertos en plato vacío, ya había terminado mi cena, y miré hacia la gran lámpara del techo con aire despreocupado—. A estas alturas... Ellos ya saben que su opinión me importa bastante poco y que el fútbol es lo que realmente amo hacer, y si van a regañarme por ir al "Gran Celesta" y salvar millones de vidas, adelante.
Miriam sonrió con nostalgia, nostalgia que también se vio reflejada en su mirada. Mi vista dejó de observar la enorme lámpara llena de adornos y pasó a posarse en la mujer.
—Tiene mucho que agradecerle al señorito Gabriel —enseguida averigüé a qué se debía esa expresión.
—Lo sé, de no ser por él, no habría descubierto mi amor hacia el deporte que tan feliz me hace. Él me abrió los ojos, me hizo entender que no era la marioneta de mis padres. Jamás podré agradecérselo lo suficiente.
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Volveremos a jugar juntos al fútbol {TakuRan} [EDITANDO]
FanfictionGabi está en peligro, pero no es por alguna enfermedad extraña o por un cáncer. No, es algo peor, algo que hizo por una promesa, una promesa que hizo por amor. Hay personas que odian el fútbol, que quieren acabar con él, sobre todo una mujer que suf...