Corría y corría, sin prestar atención a quien tuviese delante, solo me importaba llegar al hospital en aquel preciso momento. Al recibir la noticia no me lo pude creer, deje caer al teléfono y hablando sola a la enfermera. No sabía ni qué calzado llevaba puesto, no me había fijado al salir por la puerta.
-¡Hey, cuidado!
-¡Oye!
-¡Mira por dónde vas!
-¡Tranquilízate, niño!
La gente me gritaba... tranquilízate... ¡¿A ver si tú te puedes tranquilizar con una noticia como esta?!
Subí las escaleras de dos en dos hasta llegar al tercer piso, donde vería si esto era verdad.
Por fin... la habitación 327. La puerta estaba cerrada. Me detuve frente esa puerta ya tan conocida para mí.
Doblé levemente mis rodillas y apollé mis manos en ellas, intentando recobrar el aliento, mirando como las gotas de sudor caían en el suelo. Mis pulmones exigían más oxígeno, mis piernas temblaban...
Me enjugué el sudor de la frente con la manga de mi camisa blanca y negra. Armándome de valor abrí la puerta. Entré lentamente en la habitación.
-Gabi...- apenas me salían las palabras, los ojos se me llenaron de lágrimas, el corazón se me aceleró aún más de lo que ya estaba, las manos me temblaban, al igual que las piernas, aunque esta vez por una razón diferente... era verdad...
-Hola- el nombrado sonrió, como si nada hubiese pasado, como si nunca hubiese estado a punto de morir. No podía creermelo- No te quedes ahí... ven y abrázame.
El peli-rosa también empezó a llorar. Ambos manchábamos nuestros rostros de alegría, solo que yo con cara de incredulidad y el sin dejar de mostrar sus dientes.
Di dos pasos, aún temblando, esperando que esto no fuese un sueño y, si lo era, que no despertase jamás. Otros dos pasos y luego corrí hacia él, desesperado por volver a fundir su cuerpo con el mío en un abrazo, deseoso de volver a besar esos labios.
Sí estaba aquí... su corazón seguía latiendo, sus pulmones si funcionaban... No había abandonado este mundo, se quedó aquí, se quedó conmigo.
-Te amo...- susurré en su oído una vez separamos nuestros labios- Te amo y siempre lo haré... Cumpliré mi promesa, Gabi. Igual que tú cumpliste la tuya cuando me fui al Gran Celesta, aunque el precio fuese muy alto. Ya estás fuera de peligro, pero aún hay que luchar un poco más mi amor. Y en cuanto lo hayas vencido de una vez por todas volveremos a jugar juntos al fútbol... a entrenar hasta que no podamos más y con una gran sonrisa en la cara...-hice una breve pausa para secarme las lágrimas, desacer el abrazo y ver sus preciosísimos ojos- No vuelvas a hacer una locura tan grande nunca, no quiero que volvamos a pasar por esto, prométemelo.
-Te lo... te lo prometo- dijo aún entre sollozos.
Mi peli-rosa... lloras... hace tiempo que no veo como tus cristalinas lágrimas manchan tu rostro. Me alegro que sean de alegría, porque si hay algo que no quiero, algo que detestaría, es que fuesen de tristeza, de dolor... si ese fuese el caso, yo estaría contigo y las convertiría en sonrisas.
-Riccardo... gracias por darme fuerzas todo este tiempo.
-¿Eh?- alcé una ceja- Pero... si no te he visto estos días, en contra de mi voluntad, claro. Sabes que si hubiese podido habría estado todo este tiempo a tu lado, pero- Gabi me interrumpió.
-Escúchame... Sufrí, sufrí mucho. Dolía, era insoportable. Pareciera como si me clavasen espadas por todo el cuerpo, como si me ardiese el corazón y los pulmones. Sentía la boca de mi estómago ácida. A veces incluso vomitaba sangre- me quedé horripilado ante la descripción de Gabi.
-Siento no haber estado ahí para tí.
-Pero tú si que estabas.
-¿Có-cómo?
-Estabas conmigo porque tenía todos nuestros momentos juntos. Tus lágrimas, tus sonrisas, tus ojos... esos ojos castaños y brillantes, esos ojos que, cuando vi en la organización, habían perdido el brillo, pero lo recuperaron, ¿verdad? Recuperaron ese brillo. También tuve presente todos los momentos en los que te chinchaba, o tu a mí. Cuando te mandaba notitas, cuando tú me explicabas los problemas de matemáticas... tuve todo eso en mi mente, por lo tanto te tuve a tí, tuve algo por lo que luchar. Tenía que luchar para seguir formando todos estos recuerdos. De todo esto obtuve mi fuerza. De tí. Te amo.
Te amo.
Dos palabras. Cinco letras. Parece poco, pero esconden tanto significado, tanto sentimiento... un sentimiento que te hace volar, que hace que quieras esforzarte al máximo por esa persona, que hace que quieras estar todo el tiempo con él, rozar sus labios, su piel...
Después de tanto sufrimiento, de tantas lágrimas, de tanto dolor... Gabi ha derrotado a Escorpión.
Se quedará aquí, en este mundo, y se quedará muchísimo tiempo en él. Disfrutando. Viviendo. Sonriendo. Y todo eso a mi lado.
Gabi está vivo!!! La verdad, no pensé en matarlo en ningún momento 😂😂. Sería muy cruel acabar con mi personaje favorito...
Este ha sido el penúltimo capítulo ;-; (pero después del último habrá epílogo y los agradecimientos. Y luego una nueva historia de la que ya tengo el primer cap, que publicaré cuando acabe esta)
Disfruten de la kawaiiosidad (? de multimedia ♥~♥
Me despido ;)
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Volveremos a jugar juntos al fútbol {TakuRan} [EDITANDO]
FanfictionGabi está en peligro, pero no es por alguna enfermedad extraña o por un cáncer. No, es algo peor, algo que hizo por una promesa, una promesa que hizo por amor. Hay personas que odian el fútbol, que quieren acabar con él, sobre todo una mujer que suf...