Capítulo 10

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Todo estaba preparado, la habitación estaba cubierta de almohadas y mantas. Sobre una gran mesa rectangular de madera abundaban los dulces y palomitas, además de un montón de películas de distintas temáticas para disfrutar.

Pronto llegaría el pelirrosa, Gabi es muy puntual, así que bajé a la para darle un mensaje al servicio.

—Disculpad, hoy vendrá el señorito Gabriel, cenaremos en mi habitación. Antes de informar cualquier cosa tocad la puerta, por favor, y decídselo a mis padres cuando lleguen. ¿Vale?

—Entendido, señorito.

Estaba seguro de que ellas me harían caso, siempre son muy obedientes, pero no sé si mis padres atenderían mis peticiones.

Les dediqué un sonrisa y salí al jardín. Estaba atardeciendo, los últimos rayos del sol bañaban tanto el cielo como las nubes, era precioso, el atardecer es una de mis partes favoritas del día además del amanecer, pero también la más peligrosa: todos mis pensamientos se amontonan cuando lo único que contemplaba eran los colores anaranjados y amarillentos, y ahora era más peligrosa aún, porque eran esos mismos tonos los que ocupaban el cielo de mi sueño. Al recordar dicha pesadilla negué con la cabeza, como si quisiese alejar esos pensamientos de mi mente... Sin embargo, otros ocuparon su lugar.

¿Por qué mis padres se comportaban así conmigo ahora, cuando nunca antes habían tenido una actitud tan amable?

¿A Sky le gustaba Arion? ¿Y a este último Víctor?

¿Qué le pasó a mi mejor amigo?

¿Que iba a decir Aitor en el hospital?

¿Por qué el entrenador Evans quería que volviese al entrenamiento? Era obvio que quería hablar a solas con Gabi.

Las palabras que formulaban las preguntas se amontonaron y empezaron a formar un remolino en mi mente, incluso me provocó un ligero dolor de cabeza. Me llevé una mano a la sien y la masajeé con pequeños círculos gracias a mis dedos índice y corazón.

—¿Pensando en todo Riccardo? Es peligroso dejarte solo cuando te pones en ese plan —la voz de mi mejor amigo me sacó de mis pensamientos. Tenía razón, era peligroso dejarme así, nunca se sabe las paranoias que se me pueden acumular.

—Ahora te abro —me dirigí a la gran puerta de barrotes de metal y la abrí, dejándole paso.

—¿Qué planes tienes para hoy? —preguntó mientras avanzábamos por el camino de baldosas grises que daba a la entrada principal.

—Ven a mi cuarto y verás, te va a encantar.

—Si tú lo dices...

Habíamos subido a mi habitación tras descalzarnos y saludar a algunas mucamas. Gabi se quedó con la boca abierta al entrar en mi cuarto.

—Wow... —prácticamente le salían chispas de los ojos—. Una pregunta, ¿de dónde narices has sacado tanto cojín y manta?

—¿Te olvidas de quién soy? —pregunté riendo.

—Claro que no, niño rico —Gabi siguió recorriendo la habitación con su mirada—. ¿¡Eso es algodón de azúcar!?

—Sí, hay que celebrar que has salido del hospital y no podía faltar tu dulce favorito. También tienes chocolate, nubes, palomitas... Todo lo que te encanta lo tienes hoy para cenar, además de muchas películas para que elijas.

—¡Eres el mejor amigo del mundo! —dijo abrazándome. Sentí algo extraño ante la muestra de afecto, algo muy similar a los nervios. Nunca me había pasado esto con él y no me gustaría que significase lo que pensaba—. ¡Gracias!

—Ven, elije una película —dije separándolo de mi con una sonrisa.

Gabi empezó a coger diversas películas hasta que encontró una que le llamase la atención. La pusimos en el reproductor de CDs y nos sentamos a pocos metros del televisor, encima de los cojines. Era una película de comedia, no me extrañó que escogiera esa, siempre fue su género predilecto.

—Mejor nos ponemos el pijama antes de ver la película, ¿no crees? —le pregunté justo antes de que le diese al botón de encender que tiene el mando—. Aún nos vamos a quedar dormidos...

—Eh... Sí —cogió su bandolera y fue a cambiarse al baño. Yo abrí la puerta de mi armario y cogí uno de mis múltiples pijamas. El que había escogido era blanco con rayas verticales de color azul claro.

Cuando Gabi salió del servicio con un pijama rosa y sin ningún tipo de dibujo, nos volvimos a sentar sobre los cojines y las mantas, aunque con una de ellas nos tapamos, ya que hacía un poco de frío, y nos dispusimos a comer los dulces, aunque en mi opinión Gabi se había pasado un poco con el algodón de azúcar.

~*~

La televisión estaba apagada. Me había quedado dormido antes de que acabase la película, así que supuse que Gabi había apagado el aparato. A penas entraban unos rayos de sol por la persianas de las ventanas.

Aparté mi cabello gris de mi rostro y llevé mi mano a mi pecho. Sentí un contacto caliente, abrí los ojos y miré sobre qué reposaba mi mano. Volvió esa sensación que sentí cuando el el pelirrosa me abrazó y la retiré rápidamente. A mi lado, Gabi dormía plácidamente sobre los cojines y las mantas, me di cuenta del trabajo que tendrían que pasar las sirvientas para retirarlos.

Aparté con cautela la mano de Gabi de mi torso y fui al baño a ducharme, acompañando de la vestimenta que utilizaría hoy.

Cuando hube acabado y salí del aseo, Gabi ya estaba listo y con su sonrisa dibujada, además ya había subido las persianas de las ventanas.

—Riccardo, ¿qué hora es?

—Las nueve y media —respondí, mirando las manecillas del reloj que estaba colgado en la pared—. Hay que ir a desayunar.

—Bien &fue a mi escritorio, donde tenía sus pertenencias, y comenzó a rebuscar algo—. Tengo que tomarme esto con el desayuno —anunció enseñándome un frasco con unas pastillas de color naranja en su interior.

—¿Para?

—Me lo recetó la enfermera Camellia para conseguir mi total recuperación.

Asentí, alegrándome de que Gabi se tomase en serio su recuperación.

—Buenas hijo, buenas Gabriel, ¿habéis dormido bien? —preguntó mi madre sonriendo y mi padre acompañándole en el gesto una vez entramos al comedor.

Gabi parecía sorprendido, y lo entendía, la actitud de mis padres era muy diferente a la que nosotros estábamos acostumbrados.

—Muy bien ¿y vosotros? —respondí dándole en codazo a Gabi para que reaccionase.

—Estupendamente, tomad asiento, chicos. Gabriel, ¿tienes las pastillas?

—Sí, pero... ¿Cómo sabe usted eso? -preguntó tomando asiento, como yo.

—Contactos.





No pude resistirme a poner la imagen de multimedia, es demasiado Kawaii (*^ω^*)

Díganme si quieren que ponga más imágenes (#^.^#)

Volveremos a jugar juntos al fútbol {TakuRan} [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora