Capitulo 34 (Final)

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Menos mal que la habitación es grande, porque sino no sé como haríamos hecho para poder verle todos a la vez. Aún nos van ha echar la bronca con todo el jaleo que están montando...

-Y entonces Jade me pegó un balonazo en la cara... ¡con semejante potencia de tiro podría ser delantera, pardiez!- el peli-rosa se rio, imaginando la cómica escena. A mi me parece que Ryoma y Jade hacían buena pareja, pero ambos son... de no saber expresar sus sentimientos...

-¡Fue culpa tuya! ¡Mis bolas de arroz son deliciosas!- protestó Jade.

-Si te gusta comer piedras... sí

-¿¡¿¡CÓMO HAS DICHO!?!?

La cara de los presentes era un poema y a todos les bajaba una gota de sudor por la frente, menos a mí, ya que decidí tomar cartas en el asunto y poner un poco de orden. Me crucé de brazos y con mi cara más seria y reproche en mi voz dije:

-Jade, Ryoma, un poco de silencio y respeto, por favor. Puede que en la habitación de al lado haya alguien que lo esté pasando mal y necesite silencio, o que en los pasillos haya alguien que ha perdido a un ser querido... sabed comportaros como es debido. Es un hospital, no un parque.

Ambos asintieron, por lo que se veía, avergonzados. No me hacía falta alzar la voz o "levantar la mano". Con las palabras adecuadas y la seriedad precisa se podían lograr mejores resultados. Aunque también hay veces en las que a uno le sacan de sus casillas y aliviar el enfado gritando ayuda, pero en un lugar diferente a un hospital.

Me aburrí de estar apoyado en la ventana, viendo como las nubes se alejaban y como los tan comunes pétalos de cerezo en esta estación seguían cayendo, así que decidí ver algo que me gustase mucho más: los ojos azules de mi Gabi. Me puse a su lado, le acaricié con cariño la cabeza y deposité un beso en su frente. Ya era hora de que todos supiesen que no éramos solo mejores amigos. Al unirse nuestras miradas sentí como se me subía un ardor a las mejillas y, por lo que pude ver, al peli-rosa le sucedió lo mismo. Nuestros compañeros de equipo y las gerentes se nos quedaron mirando, bueno... todos los del equipo no. Víctor sonreía sin enseñar los dientes, con los brazos cruzados y los ojos cerrados, a Arion le llegaba la sonrisa a las orejas, con los brazos en jarra y también con los ojos cerrados y Rosie... sonreía, una sonrisa muy falsa y triste... triste como el brillo de sus ojos... aún me sentía culpable por haberla echo llorar cuando nos descubrió a Gabi y a mi besándonos la primera vez que estuvo en el hospital, pero ella ya lo sabe, sabe que yo no puedo elegir de quien enamorarme.

 -No me imaginaba que tuvieseis ese tipo de relación- dijo Sky una vez salió de su "shock".

-Pues sí... y no podría estar más orgulloso de ello- respondí a su comentario.

-Y yo ya estoy viendo las campanas de boda- Aitor tenía los brazos tras su cabeza, un ojo abierto y otro cerrado, mirando como nos colorábamos aún más con lo que dijo y soltando un risilla.

¿Casarme con Gabi? ¿Compartir toda mi vida con él? No hay idea que me guste más, sin embargo aún somos jóvenes para pensar en esas cosas... habrá que esperar algún tiempo.

-¡Sky podría preparar su famosa tarta de nata y fresas!- exclamó Arion, por lo que se veía, muy feliz ante la idea de nuestro matrimonio.

-¡A-Arion! Se me da bien hacer pasteles, pero para una boda... no sé si serviría como repostera...

-Yo cocinaría los platos- Victor me miró con una sonrisa burlona. Él sabía que aquella charla me ponía el corazón a mil por hora y seguro que queria verme rojo hasta las orejas, que por cierto no faltaba mucho.

-Cambiando de tema- al parecer Samguk decidió echarnos una mano, cosa que agradecía- ¿cuándo te dan el alta, Gabi?

-Esta misma tarde. A las cinco ya me podré ir de aquí y volver a casa. Luego, cuando ya sea de noche, iré a dormir a casa de Riccardo.

Volveremos a jugar juntos al fútbol {TakuRan} [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora