No me gustaba recorrer los pasillos del hospital. Muchas veces se veía la tristeza y la desesperación en los ojos de alguna persona... el hospital no es un lugar muy agradable, al menos no para mí, si vas al hospital, por lo general, es que algo no anda bien. Al fin y al cabo, lo que le sobra al hospital es dolor, sufrimiento y muerte.
Avanzaba a la habitación 327 donde, por enésima vez en la semana y media que llevaba, me encontraría con el chico de cabellos rosaceos.
Pero no fue así, esta vez, al llegar a la puerta en la que estaba dibujada el número 327, antes de que pudiese dar dos toques con mis nudillos en la madera, la enfermera Camelia salió de la habitación.
-Buenas Riccardo, ¿has venido a ver a Gabi?- no tenía su habitual sonrisa y cerró la puerta muy rápidamente, me dio la impresión de que no quería que viese dentro. Yo asentí, esto no me daba buena espina- Lo siento, ahora mismo no puede ser.
-Si no es inconveniente, ¿podría decirme el motivo?
-Es que... bueno... ¿por qué no vienes mañana? Es que... es que...
-Camelia, ¿ha ocurrido algo?- cada vez estaba más asustado, sin duda, este no era su comportamiento habitual. Camelia bajó su mirada violeta hacia el suelo de baldosas blancas. Suspiró pesadamente.
-Le han tenido que intervenir de urgencia... los efectos de Escorpión han aumentado demasiado, su vida corría grave peligro y tuvo una parada cardiorrespiratoria...
-Pero... la operación no garantiza que él se recupere...
-No, no lo hace.- Camelia me miró a los ojos seriamente- Voy a ser franca contigo. La mayoría de las personas fallecen durante la operación o algunos días después... pero Gabi lo tiene más difícil, él ya ha usado Escorpión previamente. Lo más probable es que...
-No hace falta que sigas- la interrumpí.
Cerré mis puños y apreté mis dientes con fuerza. Esto no era verdad, tenia que ser un sueño, sí, tenía que ser eso, una simple pesadilla, y en cuanto despertase todo estaría bien. Él estaría a mi lado en mi cama, diciéndome que solo fue un mal sueño, que eso nunca pasó ni pasará, que estaremos juntos... para siempre...
-Esto es un sueño, un mal sueño, Gabi está bien, no le pasa nada. Él no va a morir.
-Lo primero, yo no dije que fuese a fallecer en ningún momento, solo te mostré la realidad, que la mayoría de personas no lo soportan,- ¿en serio eso para tí es decir que no va a morir? Lo estás diciendo pero lo disfrazas con estadísticas- y lo segundo... Riccardo, es normal que quieras negarlo, pero...
-¡No! ¡No hay ningun pero!- tapé mis ojos con mi flequillo para que no pudiese ver como saladas lágrimas querían recorrer mis mejillas- Está bien, ¡Gabi está bien!
Salí corriendo del hospital mientras las lágrimas terminaban en el suelo que pisaba. Al final ellas habían ganado la batalla, como suelen hacer.
Eres un llorón.
Lo sé, Gabi. Sé que soy un llorón.
Pero eres MI llorón.
Sí, lo soy, soy tu llorón, y vas a seguir diciéndome eso, ¿verdad? No me vas a dejar solo, ¿verdad?, vas a estar siempre conmigo ¿verdad? Seguirás viniendo a buscarme a mi casa para ir juntos al Raimon, seguirás mandándome notitas, seguirás diciéndome que no entiendes las mates y que te ayude, seguirás pidiéndome que toque el piano, seguirás diciéndome que juguemos al fútbol. Seguirás haciendo todo esto ¿verdad? Porque tú estás perfectamente, ¿verdad?
~*~
No aguanté más, tenía que despertar, tenía que salir de esta pesadilla, y en un instante de frustración tiré todo lo que había en mi escritorio, en mis estanterías y desice por completo mi cama.
Grité, liberé toda mi energía y mi frustración en ese grito que resonó en toda la mansión y caí al suelo de rodillas, llorando de nuevo.
-¡¡SEÑORITO!! ¡¿Ha ocurrido algo?!- Miriam entró en mi habitación muy agitada y asustada. La seguían Colette, la mucama francesa, y Verónica, igual de asustadas que ella.
Al verme llorar de rodillas sentó a mi lado y me abrazó.
-Chicas, ¿podeis dejarnos solos, por favor?- ambas muchachas asintieron, no muy convencidas, y salieron cerrando la puerta- Sabe que puede contar conmigo para desahogarse, ¿verdad?
Por supuesto que lo sabía, después de todo lo que había arriesgado por mí y después de tantos años juntos. Claro que sabía que podía contar con ella para lo que fuese.
-Es una pesadilla, ¿a que sí Miriam? Nada de esto está pasando.
-Disculpe, señorito, pero no le entiendo...
-Camelia me dijo que Gabi está muy mal, que lo estaban operando, que tuvo una parada cardiorrespiratoria.- hice una pausa para secarme las lágrimas e intentar tranquilizarme, pero no sirvió de mucho- Muy pocas personas sobreviven a esa operación o no fallecen unos pocos días después... Gabi no puede irse, no me puede dejar solo... esto no está pasando, él está bien, ¿verdad, Miriam?
-Señorito... nada me gustaría más que lo que está ocurriendo fuese un sueño, un muy mal sueño... pero no es así, de esta pesadilla no se puede despertar, hay que esperar a que cambie. No se preocupe señorito, todo estará bien, el señorito Gabriel es fuerte, puede con esto. Es normal que quiera negarlo señorito, lo que usted quiere es ocultar la realidad y es normal... pero aunque se empeñe en negarlo las cosas no cambiarán... y una cosa más, señorito. Usted no está solo, nunca lo ha estado y nunca lo estará, tiene a sus padres y, sobre todo, me tiene a mí. Ahora llore, llore todo lo que necesite, es bueno sacar todo el remolino de emociones que tiene dentro.
Riccardo deliró un poquito rn este cap, ¿no?
Me encanta la foto de multimedia ::>_<::
Nos leemos la semana que viene #^_^#
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Volveremos a jugar juntos al fútbol {TakuRan} [EDITANDO]
FanfictionGabi está en peligro, pero no es por alguna enfermedad extraña o por un cáncer. No, es algo peor, algo que hizo por una promesa, una promesa que hizo por amor. Hay personas que odian el fútbol, que quieren acabar con él, sobre todo una mujer que suf...