Capítulo 18

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-Mejor será que nos alejemos de aquí, no creo que a los entrenadores les haga mucha gracia que hayamos escuchado su conversación.

-Estoy de acuerdo, además le dije a Gabi que iría sobre esta hora al hospital y se me está haciendo tarde. Ya investigaremos sobre esto o ya nos lo dirán, no creo que los entrenadores de queden de brazos cruzados.

-Sí, tienes razón. Te acompaño hasta la puerta, que yo voy a ver a Vlad.

-¿Por qué no saludas a Gabi primero? Ya lleva unos días en el hospital y solo lo has visitado un par de veces -le pregunté mientras nos distanciábamos del lugar que momentos antes había sido nuestro escondite. Cada vez costaba más andar, la altura de la nieve estaba subiendo y nuestras profundas huellas quedaban impresas en ella.

-No quiero arruinar vuestros momentos juntos -respondió con una sonrisa pícara.

-Víctor... -me sonrojé levemente, y creo que Víctor lo notó, él es muy observador y mi piel pálida no ayuda a esconder el rojo-. Venga, en serio, ven y quédate un rato con nosotros -suspiró con resignación mientras una arruga se formaba entre sus cejas y el vaho salía de su boca, como si se tratase de un dragón que ya no podía echar fuego como antaño, como si se hubiese quedado sin energías para seguir quemando todo a su paso.

-Está bien.

-Pero ni se te ocurra contarle lo que hemos escuchado, no quiero que se preocupe por mí.

-Descuida, no se lo contaré.

-Debemos mantener esto en secreto, solo contárselo a Arion, él habla con cualquiera que se le cruce, es peligroso en estas circunstancias -y es la verdad, Arion es demasiado ingenuo. Se fía de todo el mundo, y esto puede suponer un alto riesgo para él, en cualquier momento su visión aniñada e infantil del mundo podría hacer que terminase en las garras del enemigo.

Víctor asintió, su rostro expresaba seriedad y preocupación. Apretó los puños y susurró algo, pero no pude comprender que era.

~*~

-Bueno Gabi, yo me voy, tengo que ver a Vlad. Nos vemos pronto, y espero que fuera de este hospital.

-Ojalá sea así -los dos chicos alzaron la mano en señal de despedida, Gabi mostrando sus brillantes dientes y Víctor solo levantando las comisuras de sus labios, lo normal en él. A decir verdad, creo que nunca le he visto sonreír mostrando los dientes.

-Está nevando -dijo Gabi cuando Víctor salió, aunque no entendí a qué venía eso.

-¿No me digas? ¡No me había dado cuenta! -exclamé con sarcasmo, pero sin sonar grosero. Gabi rio levemente.

-Me gustaría estar ahí fuera. Contigo. Sé que te encanta la nieve -dijo sin mirarme, solo observando como los copos caían a través de la ventana.

-No puede ser. Tienes que recuperarte -Gabi hizo un mohín, pero lo consolé añadiendo-, pero cuando salgas de aquí, si vuelve a nevar, te aseguro que jugaremos en la nieve y que haremos un montón de muñecos -mis palabras no parecieron aliviarle, sabía que probablemente no volvería a nevar este año-. Así que... ¿Cuándo te darán el resultado de las nuevas pruebas? Si son buenas, pronto saldrás de este lugar.

-Mañana -respondió secamente.

-Oye, mírame cuando te hablo, Gabi. Quiero ver tus ojos.

Él giró su cabeza, y entonces, si pude ver esas orbes que parecían dos pedazos del cielo que se habían caído.

-Y yo quiero salir de este hospital y jugar en la nieve contigo -repitió.

Suspiré. Sabía que Gabi estaba deseando levantarse de la cama y hacer algo, moverse, hacer ejercicio, que su corazón viniese a latir con fuerza, y no poder hacerlo afectaba a su carácter alegre, pero no podía salir de la camilla y mucho menos del hospital, pero parecía que él no lo quiere entender.

-Riccardo, creo que hoy será mejor que te quedes a dormir en el hospital -habló unos instantes después.

-¿Por?

Señaló la ventana: lo que hace unos momentos era una hermosa danza de copos de nieve, se había convertido en una ventisca.

-Tienes razón. Avisaré a mis padres.

Mientras informaba a mis padres de que pasaría la noche en el hospital, no pude evitar fijarme en que Gabi ya no llevaba tantos aparatos, y entre ellos la mascarilla, lo que significaba que ya podía respirar bien. Eso supuso un gran alivio para mí, ya que deduje que eso significaba su pronta recuperación.

-Bien, ya les he avisado -en la habitación había dos camillas, así que dormiría en la que estaba libre-. Mañana por la mañana vendrá alguien para darme la bandolera con los libros correspondientes. Te echo de menos en clase, el pupitre de al lado está vacío.

-Acércate -ordenó Gabi-, quiero darte algo.

-¿Qué es? No me gustan los regalos y lo sabes.

Me cogió por el cuello de la camiseta y me besó apasionadamente. No imaginé que lo que quería darme era esto, pero he de decir que es el mejor regalo que él puede hacerme, y uno de los pocos que me gustan.

-Mejor, ya estoy de buen humor, necesitaba recargarme. Perdón por estar tan seco antes, estar aquí me agobia.

-Como si fueses un móvil que necesita batería -bromeé.

-No, soy un Gabi que necesita un Riccardo.

Sonreí con la tontería que acaba de decir, pero la borré pronto, porque sentí un escalofrío recorriendo mi espalda, cosa que me ocurre cuando alguien me observa.

~*~

-¡TÚ! ¡TE VOY A MATAR! -lo mejor que me puede decir alguien cuando entro al instituto.

-¿Eh? -retrocedí un paso y miré confundido a Arion, quien negó con la cabeza- ¿Q-Qué pasa Jade?

-¡Rosie está llorando por TU culpa!

-¿P-Por mi culpa? ¡Pero si yo no he hecho nada! -cada vez estaba más confuso.

--Sí lo has hecho! Hoy Sky y yo la vimos muy decaída y cuando le preguntamos qué le pasaba comenzó a sollozar, intentó explicarse pero solo pudo decir tu nombre antes de llorar más fuerte, ¿qué le has hecho?

-¿Dónde está? Quiero hablar con ella -no entendía por qué era el responsable del sufrimiento de nuestra mánager y, sobre todo, quería ayudarla a que ya no siguiese llorando.

-¿Para hacerla llorar más? ¡Sí hombre!

-Jade, dímelo, quiero hablar con ella, a ver si puedo arreglar las cosas.

-No.

-Dímelo o en el entrenamiento te cae un balonazo del que te acuerdas -empezaba a impacientarme y nunca tuve reparos en defender a quien quería, así que si eso implicaba daños colaterales, lo iba a haber.

-¡Me da igual!

-¡Solo quiero saber qué le pasa! Así podré hablar con ella y aclarar las cosas, porque yo no he hecho nada. Si no puedo hablar con ella, ¿cómo quieres que deje de llorar? ¿Cómo quieres que se arregle este malentendido? Porque no tengo constancia de haberle hecho nada.

Jade se cruzó de brazos y pensó la respuesta, luego me miró, no con muy buena cara, y asintió.

-Anda, ve. Está en el aula de música, que a esta hora no hay nadie.

-Arion, nos vemos luego en el entrenamiento.

-Adiós -se despidió mientras agitaba su mano.

Corrí hacia el aula de música, y al llegar a la sala vi a Rosie en una de sus esquinas, sollozando, abrazando su cámara.

-Rosie -se me rompió el corazón al verla tan destrozada- ¿Qué pasa?

-Riccardo... N-No quiero verte. ¡Vete!

¿Qué le pasará a la adorable Rosie~? Creo que ya lo podéis intuir 😂. Nos vemos ❤️.

Volveremos a jugar juntos al fútbol {TakuRan} [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora