¿Eres más de amaneceres o de atardeceres? Honestamente, yo siempre he preferido los amaneceres, el comienzo de un nuevo día, de una nueva oportunidad para vivir, un día en el que pueden pasar tantas cosas. Además, adoro los colores con los que los rayos del Sol bañan los edificios, las plantas, las nubes... son hermosos.
Pero aquel día tenía que haberme quedado en casa, mirándolo desde la ventana y no salir al jardín a ver su belleza.
¿Por qué? Porque sentí cómo alguien me agarraba y me puso un trapo con una sustancia que no supe identificar, y me hizo caer en un profundo agujero negro de confusión y letargo.
~*~
Desperté en algo parecido a una cápsula futurista. Todo estaba muy oscuro, así que no podía distinguir muy bien lo que había a mi alrededor, pero en cuanto mis ojos se acostumbraron a la penumbra pude distinguir los cuerpos de dos jugadores de fútbol a quienes conocía muy bien, dos amigos con los que había pasado muchísimas cosas. Arion y Víctor. Ellos aún estaban inconscientes. Intenté salir de aquella extraña cápsula, pero me fue imposible, estaba agarrado con unas cintas a ella a la altura de los muñecas, de los tobillos y de la cintura.
—No, no, no... que husped más malo —oí una voz femenina, aguda y suave—. Eso no se hace.
—¿Quién eres?
—¿Qué quién soy? Eso da un poco igual, ¿no crees? —no, no lo creo.
Una figura femenina empezó a recortas frente a mis ojos. Era esbelta y curvilínea. Entre las sombras que nos rodeaban, pude apreciar el brillo de sus ojos gatunos.
—No sé dónde estamos, pero ten por seguro una cosa... Nos van a encontrar, el entrenador Evans y el entrenador Blaze saben que estamos en peligro —soné más seguro de lo que realmente me sentía.
—¿Y crees que con esa información podrán hacer algo? Estamos lejos, muy lejos de Japón. En el caso de que os llegasen a encontrar, ya sería tarde. El fútbol será destruído, y será gracias a ti y a tus amiguitos —hizo una pausa. El taconeo de sus zapatos me hizo saber que se acercaba. Pronto, estaba frente a mí, y pude distinguir su rostro pálido y sus labios secos. Las endiduras bajo sus pómulos y las ojeras bajo sus orbes eran señal de dolor—. Irónico, ¿no? Unas de las personas a las que más le gusta el fútbol, acabará con él.
Presionó un botón de la capsula. Un polvillo amarillento comenzó a caer sobre mí. Mis ojos pesaban, mi mente se quedaba en blanco, hasta que me dormí sin saber qué narices era lo que estaba pasando.
~*~
Nos guiaban a través de los muros de la organización. No sabíamos adonde ibamos ni para qué. Hacía mucho frío y no había ni una sola ventana, debíamos estar bajo tierra.
Cuando nos vinieron a buscar nadie había dicho nada, los guardias permanecieron totalmente en silencio, apuntándonos con sus armas. Durante el trayecto, tampoco dijeron ni una sola palabra.
—Hemos llegado —por primera vez habló un guardia, el más alto.
—¿Un campo de entrenamiento? —preguntó Víctor, algo confundido.
Esas habían sido las primeras palabras de Víctor desde que despertó. Cuando Arion abrió los ojos, empezó a hacer miles de preguntas y a soltar palabras a borbotones, pero él, nada. Y no sabía si eso era bueno o malo.
—Sois muy buenos jugando, pero no es suficiente, para acabar con el fútbol tendreis que ser mejores —la misma voz femenina de antes. La anterior vez había distinguido sus rasgos, pero no lo suficiente para caer en la cuenta de quién era. Ahora, con todas aquellas luces alumbrando aquel campo de fútbol, lo tenía claro:
—Naira Woodman —dije susurrando, casi sin darme cuenta.
Como pude distinguir entre la penumbra, era una mujer alta, delgada, de pelo rubio ceniza y ojos negros, muy negros, más negros que la oscuridad que la había embuelto cuando escuché su voz por primera vez. En sus dos perlas sucias, el brillo que distinguí anteriormente, el brillo de la maldad y de la amargura.
—Esa soy yo, Naira, más conocida por aquí como: jefa. ¿Verdad, chicos? —preguntó refiriéndose a los guardias que nos rodeaban para que no pudiésemos escapar.
—¡Sí, jefa! —exclamaron al unísono.
—¡Así me gusta, así me gusta! —dio palmaditas mientras lo decía. Se comportaba de una forma un tanto... infantil, por así decirlo —Bien, y ahora, mis futuras armas de destrucción, a entrenar —no me podía creer que nos hubiese dicho eso. Si tuviese un balón de fútbol en aquel momento le habría echo un tatuaje con las marcas del balón en la cara. ¿Armas de destrucción? ¡Jamás!
Nos obligaron a avanzar hasta el campo, donde unos cañones incrustados en la pared comenzaron a disparar balones a una velocidad increible.
—Tenéis que devolverlos al lugar de donde proceden, y si no lo lográis.... Puede que os duela un poquito.
~*~
Volvimos a la cápsula después de un duro entrenamiento. Al final, tuvimos que ceder y jugar, no nos quedó otra. Los golpes de los balones eran cada vez más fuertes. Nuestra piel quedó llena de hematomas.
—Buenas noches, chicos —dijo Naira irónicamente y se fue.
La verdad me daba igual dónde dormir, estaba tan cansado que dormiría en una roca. Mis párpados pesaban, pesaban tanto que era incapaz de mantenerlos abiertos, por lo que pronto me dormí a pesar del dolor que sentía en mi cuerpo.
En la cápsula, mientras me quedaba dormido, no era capaz de pensar, ni de hacer nada, solo de estar quieto, ¿me estarían sometiendo a control mental?
Aunque lo intentasen, yo nunca odiaré el fútbol y nunca lo destruiré, y lo mismo pasará con Arion y Víctor.
Somos fuertes, muy fuertes, mentalmente. No conseguirían someternos. Nunca.
Amaba el fútbol... Fue lo que nos unió a Gabi y a mí, gracias a él conocí a amigos maravillosos, hace feliz a millones de personas, viví aventuras impresionantes... Jamás podría odiar algo que me había dado tantísimo amor.
Algo tan maravilloso como ese deporte... Algo que proporciona tantas alegrías, tanta satisfacción. Algo que une a tantas personas, que forja tantos lazos... No entiendo cómo alguien puede querer destruir algo tan hermoso.
Sip, lo sep, hoy no es sábado, es domingo, ayer no actualicé, pero es que estoy de vacaciones y estuve viendo muchas cosas, peeeeero... actualicé, tarde, pero lo hice😉☺☺
No hay foto porque el Internet de mi móvil va fatal no, lo siguiente, y no pude buscar fotos :'(
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Volveremos a jugar juntos al fútbol {TakuRan} [EDITANDO]
FanfictionGabi está en peligro, pero no es por alguna enfermedad extraña o por un cáncer. No, es algo peor, algo que hizo por una promesa, una promesa que hizo por amor. Hay personas que odian el fútbol, que quieren acabar con él, sobre todo una mujer que suf...