Capitulo 26

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He estado en esta sala durante horas, con dos guardias vigilándome. Estoy cansado de mirar las baldosas grises de este aburrido suelo.

—¿Ya estás más tranquilo, Riccardo?- preguntó Naira. Quise escupirle en su cara maquillada—. Espero que sí, porque tus otros dos amiguitos también se han puesto bruscos, así que necesito esta sala porque está visto que el control mental de vuestras cápsulas no es lo suficientemente fuerte.

No, sí que lo era. Pero nuestras voluntades eran más fuertes, más difíciles de quebrar.

—Te odio... —mi voz no sonó muy alto, no tenía fuerzas, pero en esas dos palabras se notaba toda la rabia y el asco que le tenía.

—Te sumas al club entonces, si supieras la cantidad de gente que me ha dicho eso... —rodó los ojos e hizo un ademán con la mano, quitándole importancia al asunto.

—¿Cómo puedes odiar el fútbol? Si es fantástico. Haces nuevos amigos y conoces a personas muy especiales. La sensación de ganar que te llena el corazón de alegría, o el sabor amargo de la derrota, pero que te impulsa a querer mejorar...

—¡Basta! —gritó, interrumpiéndome— El fútbol solo provoca dolor y sufrimiento. No hay nada de fantástico en él, por eso hay que destruírlo, para que nadie más sufra como yo lo hice —respiró profundamente. Tras una pausa, continuó—. Pero ya basta de melindres... Estarás aquí hasta que sucumbas al control mental, ya me encargaré de tus amigos.

Con una mano echó su melena hacia atrás y se fue de la sala, no sin antes echarme una mirada de desprecio.

~*~

—Riccardo. ¡Riccardo! —me costó, pero pude abrir los ojos. La imagen que ví me sorprendió. Gabi estaba sentado a mi lado y yo en algún momento había caído al suelo. Esto parecía no ser verdad, parecía un espejismo. Y sin embargo, era real. Él estaba sentado a mi lado, apretándome la mano. Tan bello como siempre. Como un ángel entre los mortales. Como un rayo entre las nubes.

—¿Qué haces... aquí? —me costaba hablar, la cabeza me dolía muchísimo, parecía como si me fuese a estallar —Tienes que irte. Naira te busca.

—Claro que me iré, pero contigo —me acarició la mejilla. Quise besarlo—. Los demás están vigilando o rescatando a Arion y a Víctor. Tenemos que darnos prisa. Sé que te faltan fuerzas, pero, ¿podrías hacer ese enorme esfuerzo, mi amor? Por ti. Por mí. Por nuestra futura vida en paz.

Nos miramos directamente a los ojos, unos ojos que en el tiempo que estuve aquí, a veces, y solo a veces, dudé que volvería a ver.

—Tus ojos... no brillan. ¿Dónde están esos ojos brillantes y marrones que me vuelven loco? —"No lo sé, Gabi." Pensé. "No sé adónde se ha ido el brillo, quizás es porque necesito verte para que brillen, porque tú eres lo que me impulsa a seguir".

—Mis ojos volverán a brillar, Gabi. Brillarán porque volveremos a jugar a fútbol —afirmé, dándole a entender al pelirrosa que estaba listo para levantarme y marcharme de aquí.

—Apóllate en mí —me tendió la mano para ayudarme a levantarme y luego pasó mi brazo derecho por detrás de su cuello.

Asentí, y ambos comenzamos a andar por los pasillos. Gabi lo vigilaba todo, no quedaba esquina que no fuese revisada por su mirada. Se notaba que sabía donde estaba la salida, pie son dudaba a la hora de escoger los caminos.

—¿Sabes cómo salir de aquí o es cosa mía? — pregunté, susurrando por si acaso.

—Me ofendes, Riccardo. Por supuesto que sí. Miriam nos pasó el plano y los implicados en la misión nos lo memorizamos.

—¿¡Miriam!?

—¡Shhhh! —me regañó —No grites. Sí, ella. No sé lo que te habrá contado, pero ella tenía la misión de infiltrarse aquí para que supiésemos dónde estaba la organización y pasarnos los planos de la misma.

O sea que ella me había mentido. Nunca odió su trabajo ni a nosotros, pero ¿no ha arriesgado demasiado? ¿Qué pasaría si la descubriesen? Ahora que lo pienso... ¿Cómo pude creérmelo? Ella siempre ha estado ahí, en las buenas y en las malas, siempre me sonreía sinceramente.

Conclusión: soy tonto.

Seguimos andando por esos fríos pasillos de paredes metálicas en silencio. Ninguno decía nada, temíamos ser descubiertos.

—Maldición... —susurró Gabi.

—¿Qué pasa?

—Hay dos personas ahí... no podemos pasar...

¿Y ahora qué? ¿Qué hacíamos? No podíamos estar aquí esperando a que se fuesen, era muy arriesgado, y si intentábamos enfrentarnos a ellos lo más probable, por no decir que estoy seguro, es que perdiésemos y los dos fuésemls sometidos al poder de Naira.

—Tengo un plan —dijo Gabi—, pero no te va a gustar —fruncí el ceño y Gabi comenzó a explicar su plan —Tenemos que imaginar que estamos en un partido y ellos dos son nuestros rivales, y tenemos que pasarlos.

—Pero yo no podré hacer eso en este estado. Estoy demasiado cansado, seguramente no podría andar de no ser porque tú me sostienes.

—Lo sé. Esta es la parte de plan que no te va a gustar. Volveré a usar Escorpión para aumentar nuesta fuerza.

Pos... a las diez de la noche aquí en España, mientras escribo esto está echando la peli de Inazuma Eleven. Jajaja.

Bueno, espero que les haya gustado mucho el cap.

Volveremos a jugar juntos al fútbol {TakuRan} [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora