Capítulo 11

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La puerta sonó y se escuchó cómo nuestro profesor de música daba permiso a quien interrumpía la clase para pasar. Todas las miradas se centraron en la puerta, como si fuese lo más interesante del mundo.

—Disculpe la interrupción, pero vienen a recoger a Gabriel García.

Miré a Gabi buscando información, pero él se encogió de hombros y recogió todo lo que tenía sobre la mesa rápidamente. Al parecer, él tampoco tenía idea de a qué se debía su salida de clase.

Gabi se marchó con su bandolera al hombro y el profesor siguió con sus enseñanzas, mientras que yo contaba los minutos para que terminase la clase. No lo comprendía, la música era mi asignatura favorita, además el profesor hablaba de mi compositor favorito: Mozart. Pero por algún motivo, me sentía ausente de esta clase, de este instituto, de este mundo... Me pasa esto a menudo, como ya mencioné, sin embargo odiaba que últimamente me ocurriese en clase.

~*~

Hoy Gabi se quedó en el banquillo en el entrenamiento, con el rostro inexpresivo, la mirada ausente y sus labios sin mostrar esa sonrisa suya tan característica.

De vez en cuando el entrenador Evans se dirigía a él y hablan de a saber qué. Las veces que sucedió, Gabi no parecía disfrutar de su compañía, precisamente.

Aitor se acercó a él, y no sé qué le dijo pero consiguió que Gabi riese unos instantes. Fruncí el ceño, no me gustaba que esos dos tuvieran tanta afinidad, aunque agradecía que hubiese alegrado a mi amigo.

—Oye Riccardo, ¿estás bien? No estás prestando atención al entrenamiento —me llamó la atención Arion poniéndome una mano en el hombro, lo que provocó que tuviese un pequeño sobresalto. Estaba tan centrado en mis pensamientos, que no me di cuenta de cuándo llegó a mi lado.

—Sí, sí, perfectamente es solo que... Estoy algo distraído.

—Ya... Se nota... En fin, ¡a entrenar! Que así se pasan todas las penas —me  sonrió y se fue corriendo con el balón en sus pies.

Víctor me miraba sonriente, con las cejas alzadas y los brazos cruzados. Estaba cerca de mí, a unos tres metros.

—¿Qué?

—Ya hablaré contigo sobre esto, Riccardo —sin nada más que añadir, se marchó tras el capitán.

¿Hablar conmigo? ¿Sobre qué? He vivido muchas cosas con Víctor, sin embargo muchas veces sigue siendo un misterio para mí, con sus pocas palabras, sus sonrisas de suficiencia, y el aura oscura que lo suele rodear, a pesar de que todos sabemos lo buena persona que es.

Decidí centrarme en el entrenamiento, así que fui a practicar los regates con Arion y Víctor. Era increíble lo bien que se llevaban estos dos a pesar de sus comienzos, prácticamente eran uña y carne. Después yo también conseguí una gran amistad con ambos.

Terminó el entrenamiento y nos fuimos todos a los vestuarios, menos Gabi, que se había marchado un poco antes con la mirada clavada en el suelo. Todos nos duchamos y nos cambiamos, después nos despedimos  y cada uno se fue por su lado. Esta vez iría solo a mi casa, o al menos eso creía.

—Hoy no está Gabi, pero te acompaño yo —una voz grave a mi espalda hizo que me diese la vuelta.

—¿No vas a ver a Vladimir? ¿O a acompañar a Arion?

—Iré luego, además estará en el jardín practicando, ha mejorado mucho. En cuanto Arion, dijo que hoy volvería corriendo a casa, tiene prisa porque tenía que ayudar con no-sé-qué de una habitación a su tía.

—Me alegro por Vlad, a ver si se recupera del todo pronto y viene a jugar al fútbol con nosotros.

Víctor sonrió, la sola idea de imaginar correr a su hermano le hacía feliz. A veces me gustaría tener un hermano mayor, que me cuidase y quisiese como lo hace Vladimir con Víctor, o al revés, tener un hermanito pequeño y protegerlo siempre.

Comenzamos a caminar y a los pocos segundos Víctor me preguntó:

—¿Ya has pensado en decírselo?

—¿De que hablas? —levanté las cejas y lo miré con curiosidad, sin saber a qué se refería.

—De tus sentimientos hacia Gabi, obviamente.

—¿Qué? Yo a Gabi lo quiero muchísimo, es mi mejor amigo, parte de mi familia. Esos son mis sentimientos hacia él.

—Mentira —Víctor rio y yo fruncí el ceño—. O acaso... ¿Me vas a negar que no sentiste celos cuando Aitor hizo reir a Gabi? ¿No te sientes extraño a su lado últimamente? ¿Como si estuvieses nervioso cuando él te toca? Eso se llama amor.

No sabía que decir. Era cierto, reconozco que una extraña sensación me invadió cuando Aitor hizo reir a Gabi en su estado de desasosiego, y me sentía muy raro a su lado, el corazón me latía mas rápido y me ponía nervioso, pero al tiempo era una sensación que me agradaba.

—Tu silencio me da a entender que tengo razón.

—No... No puede ser... Esa no puede ser la explicación...

—¿Por qué no?

—Pues... ¡Porque él es un chico!

—¿Y?

—¡Y yo también!

—Sigo sin ver el problema...— hizo una pausa que aprovechó para examinar mi rostro, lleno de expresiones de incredulidad y algo de angustia—. Mira, piénsatelo, ¿vale? No es tan raro, simplemente tienes otros gustos. Además no es extraño que en la actualidad salgan dos personas del mismo sexo. Gabi y tú haríais una pareja perfecta, os complementais muy bien.

Entonces... Aquel sueño... Aquel "te quiero", no era como amigo... Era como algo más. No, no podía ser, no quería creerlo.

—Bueno, llegamos a tu... Lo de casa se queda corto... Supongo que tendrás cosas en las que pensar, así que nos vemos. ¡Y quita ya esa cara de apampanado!

—Chao... —logré decir aún asimilando la conversación que había tenido con el de cabellos azules, el cual se alejaba con las manos metidas en los bolsillos de su pantalón oscuro.

Entré a mi casa, mis padres ya estaban cenando, ya habían vuelto de su viaje. No me extrañó que estuviesen a la mesa, el entrenamiento había acabado más tarde que de costumbre, pero no me riñeron, solo sonrieron y dijeron que cenase antes de ducharme. Ante mi mirada extrañada, me preguntaron si me ocurría algo.

—Verán, padres... ¿Por qué ahora son tan amables conmigo? Jamás habían tenido esa actitud hacia mí —no sabía si responderían, pero tenía que intentarlo. Últimamente todo eran preguntas sin respuesta a mi alrededor, si seguía así iban a acabar conmigo.

Mis padres se miraron entre si, pero parecieron ponerse de acuerdo cuando asintieron.

—Toma asiento, hijo —obedecí y me senté cerca de ellos, quienes tenían toda su atención puesta en mí— La razón de nuestro cambio de actitud se debe a que nos dimos cuenta de que eres lo más valioso para nosotros, más que nuestras empresas y negocios —explicó mi padre— Te lo voy a explicar... Nosotros viajamos mucho, como ya sabes, y al hacerlo vemos muchas cosas... En nuestro último viaje, conocimos a unos padres que perdieron a su hijo...

Y... Esto es todo por hoy, en el siguiente capítulo descubriréis por qué los padres de Riccardo han cambiado tanto y ahora se portan tan bien con él.

Con respecto a la foto de multimedia... No sé qué decir, la puse porque me quedé con cara de: WTF! Cuando la vi no sé qué reacción os haya causado a vosotros 😂.

Nos vemos (mejor dicho, leemos) en el siguiente cap.

Volveremos a jugar juntos al fútbol {TakuRan} [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora