Capitulo 29

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-Riccardo...- su cara de asombro se esfumó y pude observar una preciosa sonrisa de dulcura tras la mascarilla- como si no me conocieses desde hace años... sabes perfectamente que lucharé y que Escorpión no me vencerá- eso quiero creer. Como me gustaría que tus palabras se cumpliesen- no llores, no me gusta verte así- posó una mano en mi mejilla izquierda y me quitó una lágrima con su dedo pulgar. Gabi no hablaba alto, supongo que no era capaz. Eran susurros, pero yo los podía oír perfectamente.

-Lo siento, es que... no puedo evitarlo- cogí la mano que estaba en mi mejilla y la entrelacé con la mía. Cogidos de las manos seguí hablando- Tú eres el que lo está pasando mal, sin embargo, hasta eres capaz de sonreír. Debería darte fuerzas, debería ser yo el que sonríe para darte ánimos, debería ser yo el que te consolase, pero es que... simplemente, no puedo...- apreté mis dientes, intentando que no saliesen más lágrimas, aunque era imposible.

-No te preocupes por eso. Las fuerzas y los ánimos me los das solo con verte, y me da igual si es llorando o sonriendo. Además eres un llorón, me sorprendería que estuvieses tan feliz en estos momentos- bromeó riendo, y se me contagió su risa. Era raro llorar pero sonreír al mismo tiempo, pero el tenía ese efecto en mí, puede transformar mis lágrimas en sonrisas con tan solo levantar las comisuras de sus labios. Además tenía razón, soy todo un llorón.

De no ser por esa mascarilla le habría besado en ese mismo momento, pero eso no era posible. De todas formas, estar con él en aquel momento, haberle dicho como me sentía, su sonrisa tras la mascarilla, sus palabras... me habían llevado a pensar que quizás era posible que él saliese alguna vez de este hospital y que volviésemos a tener una vida normal y feliz. Sí... quizás no fuese imposible...

-Supongo que tendrás muchas preguntas sobre cómo acabaste aquí, cómo terminó toda esta locura.

-Sí, tengo muchas preguntas en mente.

Gabi miró el reloj de la pared blanca que tenía en frente y suspiró. Eran las 11:58.

-Créeme que me encantaría contártelo todo, pero no me va a dar tiempo contártelo. A las doce vienen a buscarme para hacerme algunas pruebas.

-No pasa nada, mañana cuando vaya al instituto le preguntaré al entrenador Evans- acaricié su hermoso cabello rosáceo, siempre recogido en esas dos coletas gracias a unas gomas elásticas de color negro. El de penetrantes ojos azules me miró extrañado.

-¿Vas a ir al Raimon mañana? No sería mejor que descansases por unos días. Además sabes que el entrenador no te dejará jugar hasta que él crea que estás en plena forma.

-Lo sé, pero tengo mucha curiosidad por saber qué pasó.

Dos golpes en la puerta de madera resonaron por toda la estancia.

-Adelante- Gabi alzó un poco más la voz para que la persona que estuviese en la puerta pudiera oírlo, aunque luego carraspeó la garganta, por lo que supuse le había costado un poco.

-Hola chicos, siento interrumpir pero me tengo que llevar a Gabi- Camelia entró sonriente.

Yo asentí y me despedí de ambos, aunque con diferentes miradas.

~*~

Las calles estaban prácticamente vacías, el viento era el único que me acompañaba hacia mi destino. Pateaba una lata vacía, haciendo ruido a cada paso que daba.

Faltaba poco para llegar a mi casa. Había estado andando hacia ella a paso lento y por el camino más largo. Me preocupaba la reacción de mis padres. Aunque ahora se comporten mucho mejor conmigo no quita que al llegar a casa no me vayan a pedir explicaciones. ¿Cómo les iba a explicar toda esta locura? ¡Si ni siquiera yo sabía como había terminado esto!

La puerta de metal de color negro se alzaba ante mí. No tenía mis llaves, así que timbré y me abrieron.

-¡Riccardo!- mi madre vino corriendo hacia mi y me abrazó. Me sorprendió este acto- estábamos muy preocupados por tí.

-Lo siento- respondí- es que...

-No tienes por qué decir nada. Miriam y el señor Evans nos lo han contado todo- me informó mi padre. Sentí un gran alivio. No solo porque yo no tendría que darles explicaciones, sino porque Miriam también había salido de ese infierno.

-Es admirable que tus amigos hayan echo eso por tí.

-Tengo unos amigos fantásticos- y un novio fantástico también. Cubrí mi boca con una mano para tapar un bostezo, a lo que mi madre me dijo:

-Ve a dormir. Te hemos ido a visitar un par de veces al hospital mientras estabas inconsciente y nos han dicho que tienes que descansar mucho. Si quieres mañana puedes faltar al instituto.

-En seguida voy a descansar, pero mañana voy a ir al instituto. Necesito hablar con compañeros de equipo y con los entrenadores.

Ambos asintieron y yo subí lad escaleras corriendo. Antes de irme a dormir me pegué una ducha para relajarme un poco. Lo necesitaba, se estaban acumulando muchas preguntas y preocupaciones en mi cabeza.

Me puse mi pijama y me fui a dormir. No tardé mucho en coinciliar el sueño. A pesar de haber dormido dos días, estaba agotado.

En el proximo capitulo sabremos como han salido de la organización →_→

Nos vemos, people!!!

Volveremos a jugar juntos al fútbol {TakuRan} [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora