—Aitor, dime qué le pasa, ¡ya! —se me estaba agotando la paciencia con este niño.
—¿Qué te hace pensar que lo sé, Riccardo? —repitió por enésima vez, negándose a colaborar—. Además, si él quisiese que lo supieras ya te lo habría dicho, y no grites tanto, Jordan y Xavier están trabajando en asuntos de su empresa y necesitan silencio.
—Aitor, te recuerdo que tengo esa foto... —le dijo Víctor metiéndose las manos en los bolsillos y cerrando sus ojos color ámbar—. Y si no quieres que la imprima y la cuelgue por todo el instituto, más te vale ir largando —Aitor se puso pálido, por su rostro de angustia parecía ser algo que le daba demasiada vergüenza.
En efecto, el día anterior habíamos estado en el hospital y fue cuando vimos a Gabi con aquel sobre, por lo que hoy Víctor y yo quedamos para interrogar a Aitor o a Roma. Quiero saber qué le pasa a Gabi, y quiero saberlo ya.
—¡No! Vale, vale, no os diré todo porque no quiero que Gabi me mate a balonazos o me deje calvo mientras duermo, pero sí os daré una pista: mirad el último partido que jugamos antes de que vosotros volvieseis del Gran Celesta.
Aitor cerró la puerta, impidiendo que dijésemos una palabra más, así que Víctor y yo comenzamos a andar hasta mi casa para ver el mencionado partido.
—¿Qué foto es esa que Aitor no quiere que vea el instituto? —pregunté curioso.
—El otro día le pillé en los vestuarios abrazando a un peluche elefante de color rosa y le saqué una foto.
—No sé por qué, pero no me sorprende...
~*~
Gabi... ¿Por qué? No lo entiendo... ¿Cómo has podido cometer semejante locura? ¿Pretendes acabar con tu vida o qué? Te creía más sensato.
Lágrimas comenzaron a inundar mis ojos ante lo que acababa de ver, comencé a ponerme muy nervioso, pero no me podía mover, no podía articular palabra, permanecía impasible ante mi ordenador que tenía en pausa el vídeo del partido. Quería gritar y no podía hacerlo, quería tirar el ordenador lo más lejos que fuese capaz y no era capaz de mover un solo músculo. Lo único que podía hacer era que las lágrimas siguiesen recorriendo mis mejillas, por mucho que la rabia y la impotencia recorriesen mi cuerpo. Estaba totalmente paralizado.
—Riccardo... Lo siento. Debe ser muy duro que la persona que quieres haya usado Escorpión.
Escorpión... Ha usado Escorpión... Una súper técnica prohibida que consiste en perder a parte de tu espíritu Guerrero para paralizar durante bastante tiempo, unos 25 minutos, a los jugadores del equipo contrario y que a la vez los jugadores de tu equipo ganen más fuerza y velocidad. Las consecuencias son devastadoras, y la más común es... Irse, porque el cuerpo del jugador no puede aguantar estar sin una parte del espíritu Guerrero, es como si perdieras una parte de ti, una parte de tu alma.
No podía haber ocurrido esto, no podía creer que fuese verdad, Gabi no podía ser tan irresponsable como para haber utilizado Escorpión.
—Lo es —no sé dónde saqué fuerzas para responder el comentario de Víctor.
—¿Quieres que te deje solo?
—Sí, por favor Víctor.
Podía ver que Víctor también estaba sufriendo, pero él no lloraba como yo... Víctor es mucho más fuerte. Se levantó, me dio una fuerte palmada en la espalda, y se fue de mi casa.
Tras unos minutos dejando que las lágrimas invadiesen mi rostro y cuello, la tristeza se convirtió en rabia y grité, grité como no lo había hecho nunca, como si estuviese muerto, y lo estaba, estaba muerto por dentro. Yo no podía vivir sin Gabi, sin sus sonrisas, sin sus ojos, sin sus intentos por molestarme, sin jugar con él al fútbol.
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Volveremos a jugar juntos al fútbol {TakuRan} [EDITANDO]
FanfictionGabi está en peligro, pero no es por alguna enfermedad extraña o por un cáncer. No, es algo peor, algo que hizo por una promesa, una promesa que hizo por amor. Hay personas que odian el fútbol, que quieren acabar con él, sobre todo una mujer que suf...