6. Viktoria

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-La magia no existe, señores- la señorita Aldrige dijo aquellas palabras levantando un murmullo por todo el salón.

   Observé como Andrew aprovechaba esa ocasión para acercar la cabeza más a Mia y susurrarle algo que le hizo poner los ojos en blanco.

   Devolví mi mirada sorprendida a la maestra, una mujer joven que tendría unos treinta años, su cabello cobrizo estaba atado severamente en una grácil coleta, era una mujer delgada y alta, de es blanca y ojos azules muy profundos y misteriosos. A primera vista parecía una mujer muy terca, y lo era, pero también tenía un carácter amable y gracioso del que disfrutaban sus alumnos cuando tenía buen humor.

   Al lado de Atanasia un vampiro levanto la mano, luego de que la maestra golpeara el pizarrón con una mano y asintiera en su dirección.

   -Hable, señor Borromeo.

   El chico vampiro sonrió abiertamente descubriendo unos dientes blanquísimos y perfectos:

   -Disculpe, señorita Aldrige, pero creí haberle escuchado decir que la magia no existe. ¿He escuchado bien?

   -Ha escuchado correctamente- respondió la maestra.

   -Entonces he de confesar que me he perdido en algún momento entre sus clases- dijo el chico.

   El nombre del señor Borromeo era Pierre y no era ni de lejos lo que se espera de un “señor”. Tenía 17 años, era alto y desgarbado y sus mejores rasgos eran los ojos negros astutos y simpáticos y su sonrisa afable. Era un buen tipo, compañero de habitación de Blian, aunque no solía juntarse con nosotros muy seguido.

   La señorita Aldrige sonrió comprensivamente a Pierre y busco algo por la sección hasta que su mirada se detuvo en Nicholas.

   -Señor Rhodes, ¿Cómo levantaría usted en el aire esta esfera?- pregunto señalando una pequeña esfera negra que estaba en su escritorio.

   Nicholas miro su objetivo con una sonrisa en el rostro y levanto la mano como si sostuviera algo en ella. La esfera se levantó de la mesa como si nada.

   -Justo así- respondió Nick.

   -Muy bien, muy bien- la esfera volvió a su lugar inicial cuando la maestra asintió a Nick-. Pero, señor Rhodes, ¿Cuál es la diferencia entre lo que usted hizo y esto que hago yo?- ella tomo el peso con una mano y lo mantuvo elevado para que todos lo viéramos.

   Nicholas sonrió poniendo los ojos en blanco.

   -En cambio a usted yo no toque la esfera, estimada señorita Aldrige.

   -Si lo hizo, señor Rhodes, la toco al crear un lazo físico-psíquico.

   Nicholas frunció el entrecejo tratando de captar la trampa.

   -Yo no me moví, estuve sentado todo el rato justo aquí.

   -Su energía psicofísica se movió desde el asiento a la mesa por medio de su elemento.

   La señorita Aldrige dejo de discutir el asunto con confuso y demasiado terco Nicholas y fijo su mirada en Atanasia.

   -Señorita Fuchs, recuérdenos el concepto de magia.

   -Magia: conjunto de conocimientos y prácticas para conseguir fenómenos sobrenaturales, desde el punto de vista humano. Desde el punto de vista de los submundos es un don concedido por la naturaleza para que un elemento le obedezca en cierta medida, aunque débilmente.

   -Gracias, señorita Fuchs. Ahora déjenme decirles que en realidad no existe nada que sea “sobrenatural” por muy extraño que parezca un suceso siempre tiene una explicación de acuerdo con las leyes de la naturaleza. El problema es que solo se conocen una parte mínima de las leyes naturales y por eso es que ocurren muchas cosas que no se pueden explicar del todo.- la maestra empezó a pasearse por el salón  a la vez que su voz se emocionaba cada vez más-. Las leyes son inmutables. Siempre que tiene lugar un fenómeno inexplicable, la falta de explicación se debe a nuestra falta de conocimiento y no a ninguna contradicción de las leyes. El conocimiento que tenemos actualmente es tan limitado, por eso nadie debería sorprenderse de que haya cosas que no se entiendan- la señorita Aldrige paseo sus ojos sobre nosotros y de pronto sus ojos parecían azul líquido, como el océano profundo-. Solo conocemos una pequeña parte de nuestro mundo, la parte física- la mirada de la maestra se detuvo sobre mí y un escalofrío me recorrió, como si alguien me estuviera volcando una jarra de agua helada por la espalda- y aun en ese aspecto nuestro conocimiento es demasiado limitado. Muchos son inconscientes de su ignorancia y por lo tanto se sorprenden ante cualquier tipo de manifestación que este fuera de los límites de su diminuto entendimiento.

1. Historia de los Guardianes: Otoño. |En edición|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora