Corrimos por el pasillo con las pisadas de los brujos detrás de nosotros. Estaba segura que terminarían alcanzándonos a la larga por mucho que Grey, Luka y Sébastien levantaran murallas y atrancaran las puertas. Era imposible que escapáramos de ellos.
Otra puerta fue cerrada y empezamos a descender por las escaleras cerrando cada división de piso a conciencia. No conseguía seguirles el paso a los demás y tampoco podía respirar bien.
Alguien me tomó de la mano y me obligo a seguir corriendo.
-No te detengas- me pidió Sébastien y me di cuenta que era él quien me arrastraba.
Deseaba decirle que ya no podía correr, pero no conseguía reunir suficiente aliento siquiera para eso.
Pensaba que la situación no podía estar peor de lo que ya estaba. Los brujos habían abierto camino como pudieron hasta dar con nosotras en un momento en el que estábamos desprotegidas. Me preguntaba donde estarían Diana y Jonathan.
Y entonces pasó lo que consideraba ya casi imposible: las cosas empeoraron.
Las chispas rojas con las que los brujos trataban de atraparnos aparecieron delante de nosotras. Tori y Mia lograron frenar justo a tiempo para evitarlas, pero Brandt corrió dentro de ellas y pego un grito espantoso. Entre Grey y Auguste lograron apagar las llamas antes que le hirieran gravemente, pero eso nos costó valiosos segundos.
Grey nos hizo entrar por la puerta que daba al piso de los hombres lobo y la cerró firmante empleando el mejor conjuro de lazos que podía recordar. Gemma puso la mano sobre el pomo y del suelo se levantaron firmes raíces que aseguraron la puerta aún más dejándola casi invisible detrás de ellas.
El pasillo de los hombres lobo estaba desierto y algo me decía que no había nadie ahí.
Estaríamos a salvo por algún rato en ese lugar sin embargo debíamos escapar de la academia de algún modo a algún sitio donde los brujos no pudieran encontrarnos.
Me doble sobre mi misma apoyando las manos sobre las rodillas respirando agitadamente. Cada respiro me causaba dolor y era un auténtico milagro que pudiera respirar aun.
Steve habría estado ahí con la mano sobre mi espalda apartándome los cabellos con la otra mano, pero ahora que estaba muerto ya no lo haría.
-Respira profundo- escuché que decía con voz llena de preocupación Grey a Joanne y sentí un pinchazo de envidia, porque ella tenía a Grey y yo había perdido a Steve.
Estaban intentando ayudarnos a cada una de nosotras en lo que podían, y me di por primera cuenta que estaban arriesgando sus vidas al ayudarnos a escapar de los brujos cuando no era su deber.
La puerta estaba siendo azotada pero las raíces la protegían apareciendo nuevas cuando una se rompía. Me recordó a la leyenda de hidra donde Hércules le cortaba una cabeza y aparecían varias en el mismo lugar.
Viktoria se asomó a la ventana del final del pasillo y apoyó su palma sobre la ventana creando un escudo de energía, luego caminó hacia la puerta e hizo lo mismo.
-Hay al menos dos docenas de brujos en los jardines con un montón de babeantes canes gigantescos de colmillos afilados- nos informó asegurando cada una de las habitaciones para que nadie se colara al pasillo por ahí.
-¿Dónde iremos?- Karoline estaba recomendando el aliento al igual que los demás y apenas podía hablar -. Puedo hacer que nos recojan en algún punto pero hay que salir de aquí primero.
Lawrence estaba sumido en sus pensamientos, esperaba que estuviera urdiendo algún plan en su loca cabeza.
-Habrá que luchar. Ustedes tendrán que luchar. ¿Porque no puedes sencillamente ordenarles que se pierdan, Kar?
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1. Historia de los Guardianes: Otoño. |En edición|
FantasyOtoño, época de cambios. Joanne, Viktoria, Sarahí, Gemma y Mia siempre fueron humanas entre los seres mágicos, pero al volver de las vacaciones todo en lo que habían creído hasta entonces es puesto en duda cuando extraños sucesos empiezan a ocurrir...