Cuando la puerta se cerró detrás de Joanne me giré hacia las dos chicas que estaban en la habitación observándome curiosas.
Una de ellas estaba sentada a horcajadas sobre una silla de respaldar bajo, tenía una melena de cabello castaño claro muy rizado con ojos verdes perspicaces detrás de unos lentes redondos que le quedaban ligeramente grandes sobre la pequeña nariz cubierta de unas cuantas pecas igual que sus mejillas.
Con las piernas recogidas bajo el cuerpo se encontraba sentada sobre la cama la otra chica de rostro redondo y cabellos que eran cafés muy oscuros y lacios en las raíces y según llegaban a la altura de los omóplatos terminaban en pequeños bucles desordenados de color rojo profundo, sus ojos eran de un color café claro.
En la habitación había tres camas, que se encontraban enfrentadas entre sí, con sus respectivas mesas de noche, tres tocadores pequeños y tres closets. Sobre dos de las camas, mesas de noches y tocadores parecía haber estallado la tercera guerra mundial sin que nadie se enterara, pero el resto de la habitación parecía relativamente en orden.
Caminé hasta la cama más alejada de la puerta que era la que aparecía estar vacía arrastrando detrás de mí mis maletas sin poder deshacerme de las curiosas miradas de ambas chicas.
La chica de ojos verdes carraspeó jugando nerviosamente con sus cabellos rizados.
-¿Entonces Joanne es tu hermana gemela?- inquirió con cautela.
Me giré hacia ella tratando de darle mi sonrisa más agradable a la pequeña chica.
-Casi- respondí tratando de parecer animada-. Yo nací a finales de enero y ella a finales de octubre. Digamos que nuestros padres fueron muy productivos y nosotras un poco prematuras.
Ambas soltaron risitas por lo bajo mirándome divertidas.
-Se parecen mucho- aseguró la chica de cabellos marrones y rojos comiendo una fritura de la bolsa que tenía entre manos-. Bueno, no… bueno, sí, aunque el cabello y los ojos las distinguen… aunque quizás no…
La otra chica se inclinó para alcanzar una almohada de su cama y se la lanzó al rostro a su amiga antes de fruncirle el entrecejo acomodándose los lentes sobre la nariz.
-No le hagas mucho caso, es el pegamento el que le afecta- terció la chica-. Por cierto no nos hemos presentado y deberíamos hacerlo si vamos a compartir habitación, lo cual haremos al parecer- la chica sopló unos cuantos rizos fuera de su rostro-. Mi nombre es Geneviève Colville.
La otra chica añadió tras un momento:
-Soy Roxanne Britting.
Miré entre ambas antes de soltarles de golpe:
-¿Son humanas, verdad?
Ambas me miraron ligeramente confusas antes de asentir lentamente.
-Hasta el tuétano- afirmó Geneviève.
-¡Corre, corre, corre!- sonó un chillido ahogado por risas en el pasillo-. ¡Grace, mira que como Brice te coja con sus dagas…!
-¡Ya lo sé, Nessa!- replicó otra chica riendo igual.
La puerta de habitación se abrió de golpe y entraron tres chicas despeinadas riendo alto.
Una vez dentro echaron el seguro a la puerta y se inclinaron apoyando sus manos en sus rodillas como hubieran corrido un maratón y yo no dudaba que hubieran hecho una carrera semejante.
-Ellas- Roxanne las apuntó con un dedo-. No son humanas y además están muy afectadas por el pegamento.
Las tres chicas seguían riendo entre jadeos.
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1. Historia de los Guardianes: Otoño. |En edición|
FantasyOtoño, época de cambios. Joanne, Viktoria, Sarahí, Gemma y Mia siempre fueron humanas entre los seres mágicos, pero al volver de las vacaciones todo en lo que habían creído hasta entonces es puesto en duda cuando extraños sucesos empiezan a ocurrir...