8. Karoline

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Tuve que utilizar la única llamada que me permitían para comunicarme con mis padres.

   La policía me miraba con los ojos afilados mientras yo trataba que las manos no me temblaran mientras marcaba el número de mi casa.

   Mamá fliparía, yo lo sabía desde el momento en que Joshua había silbado lanzando a alarma. Todos habían salido huyendo en un parpadeo de segundo en cuanto escucharon las dos notas que trataban de imitar a un búho pero sonaban más como un gato herido.

   Vi las luces de los coches de los policías acercarse por ambos lados de la calle y cuando escuché el grito asustado de Mikaela supe que era mejor quedarme quita y dejar que me atraparan por las buenas que hacer que me persiguieran por el resto de la noche como claramente se estaba empezando a plantear Charles.

   Vandalismo, seguramente ese sería el cargo por meternos en aquella vieja casa abandonada, divertirnos un rato en ella hasta que Patrick decidió que era buena idea prenderle fuego.

   Algún vecino tuvo que haber escuchado el ruido, era la única explicación, de otra manera os policías no hubieran llegado tan pronto dejándonos atrapados.

   No estaba segura, pero casi podía asegurar que en la calle trasera también había coches.

   Sentí a Charles tomarme del brazo.

   -Vamos, Kar, si tratamos de escabullirnos ahora podemos pasar entre la pared trasera y el patio de la otra casa podemos conseguirlo.

   Solté mi brazo de su agarre y me retiré un paso de él.

   -No, Charles, estamos rodeados. Se pondrá peor si tienen que perseguir por toda Berlín.

   -Kar, no podemos dejar que nos atrapen.

   -Nadie te detiene, yo me entregaré.

   Escuchamos uno de los vidrios de la casa  romperse por el fuego.

   -Kar, mi madre me matará si me atrapan en una más, me lo dejó claro cuando tiramos aquel puente hace dos semanas.

   -¿Crees que se pondrá mejor si nos tienen que perseguir? Se razonable, Charles.

   Charles dio un paso atrás y pareció un animal atrapado, él había cumplido los dieciocho hace poco así que era mejor que se entregara y colaborara a que lo persiguieran y le revolvieran todo el historial. Al parecer él pensó lo mismo que yo porque se detuvo y se acercó a mí.

   -¿Cómo es que eres tan sensata y andas con locos como nosotros, Kar?

   -Porque en el fondo estoy igual de loca que tú, Charles, exactamente igual de loca o quizás más.

   Todos los demás habían huido hacia los patios vecinos y la parte trasera de la casa y por lo que podía ver no habían tenido más suerte de la que había supuesto que tendrían. Patrick no estaba a la vista, pero Cleo ya tenía unas esposas al igual que su novio, cuyo nombre no conseguía recordar por más que tratara.

   Tomé a Chales de la mano y juntos caminamos a una de las patrullas donde de inmediato nos iluminaron con una linterna.

   -Alto ahí- dijo una voz femenina autoritaria.

   -Nos estamos entregando- replique a la mujer que me miro como si estuviera haciendo un mal chiste-. Bueno, supongo que esto no les pasa muy a menudo.

   -¿Cuáles son sus nombres, chicos?- pregunto una voz masculina más amistosa que venía de detrás de nosotros.

   -Charles Hoffman y Karoline Feuerbach- respondí al ver que mi amigo no iba a responder.

1. Historia de los Guardianes: Otoño. |En edición|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora