Caminé hacia el vestidor tras mis palabras dichas a la maestra y sin esperar una respuesta de su parte, yo sabía que de alguna manera tenía razón con lo que le había dicho.
¿Esperaba ella sinceramente que de entre alguno de nosotros saliera una estrella gimnasta o algo parecido? Pues lamentaba mucho tener que ser yo quien le rompiera esa ilusión.
Salí de la vista de todos para llegar al vestidor.
No estoy segura de que fue lo que me alertó primero, si el olor a sangre o las manchas carmesí sobre el suelo blanco, o quizás no fui consciente de nada de eso hasta que vi a la chica.
Era una chica de los primeros años, de piel tostada y cabello castaño, ella estaba como clavada contra la pared del fondo del vestidor. Clavada sin clavos sino que con aire por lo que podía ver. Un hilillo de sangre corría desde la comisura de sus labios pálidos y goteaba sobre el suelo y en sus ojos marrones claros habían quedado atrapados el espanto y terror que debió de sentir antes de que su corazón fuera atravesado por la daga de empuñadura de azabache que sobresalía de su pecho dejando alrededor de esta una mancha oscura que manchaba la camisa blanca de su uniforme.
El nombre de la chica era Felice y estaba definitivamente muerta.
Durante un momento me quedé ahí plantada sin lograr procesar lo que tenía frente a mis ojos.
Supongo que fue el olor cobrizo el que finalmente me sacó de mi estupor.
De haber sido Sara probablemente en ese momento se hubiera escuchado un chillido impresionante por todo el lugar; de haber sigo Gemma o Tori habría tratado de bajarla del punto donde se encontraba y hablarle para ver si por algún extraño milagro ella revivía; si hubiera sido Mia habría cogido mis cosas y me las habría pirado de ahí lo más rápido que mis pies me cargaran. Pero yo era Joanne, una Feuerbach además, y los Feuerbach no eran precisamente conocidos por perder la cabeza en ninguna ocasión.
Tenía muy claro lo que tenía frente a mi así que di media vuelta para ir en busca de la cazadora de talentos gimnásticos… quiero decir nuestra maestra de gimnasia, la señorita Laguna.
Cuando volteé a ver de nuevo la escena para estar segura de poder explicar todo con claridad me quedé como de piedra.
La chica que había visto muerta y clavada en la pared hace algunos momentos había desaparecido.
Parpadeé varias veces para comprobar no estar imaginando cosas, pero la chica muerta no reapareció.
Entonces hice lo que hubiera hecho Mia en mi lugar: cogí mis cosas y salí corriendo del vestidor con el corazón a mil y sin comprender que había ocurrido.
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1. Historia de los Guardianes: Otoño. |En edición|
خيال (فانتازيا)Otoño, época de cambios. Joanne, Viktoria, Sarahí, Gemma y Mia siempre fueron humanas entre los seres mágicos, pero al volver de las vacaciones todo en lo que habían creído hasta entonces es puesto en duda cuando extraños sucesos empiezan a ocurrir...