37. Viktoria

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   -¿¡Cómo que ni tienes idea!?- grité a Apolo de nuevo.

   Él estaba hundido en un sillón de la casa blanca de tejas rojas a la que nos había llevado con su típica mirada de autosuficiencia y por primera vez comprendí que era lo que tanto exasperaba a Joanne en él.

   Era tan pedante esa mirada, como si nada en el mundo le importase en absoluto, como si él fuese lo mejor del mundo y todo estuviese perdido sin él. 

   -No creo que sea tan difícil de comprender. Sencillamente no sé dónde pueden estar. 

   -Se supone que eres un dios. ¿Qué tipo de discapacitado dios eres tú, Apolo?- repliqué secamente. 

   -¿Es que ni has estado escuchándome? Un portal sencillo te transporta al lugar que quieres en específico, pero un portal fragmentado fragmenta todos los lugares que la persona que lo creo haya visitado en infinitos espacios de tiempo. En el caso de Joanne eso puede ser prácticamente cualquier lugar. 

   -¿Qué quieres decir exactamente con que pueden estar en cualquier lugar?- inquirió Luka poniendo mucho cuidado en decir "pueden" y no "puede". 

   Jonathan estaba empezando a fastidiarse ante el cerro de preguntas insistentes y la poca comprensión que teníamos con él. 

   -Un portal- explicó- no se fragmenta así por así. Se necesita que algo lo fragmente algo como pánico al crearlo, manipulación del otro lado del portal y cuando eso sucede el hecho le quita fuerza al que creo el portal. El portal fragmentado convierte cada nuevo portal en cualquier lugar en el que hayas estado jamás, cualquier momento. El portal de Joanne la pudo haber llevado a cualquier lugar y no hay manera de saber dónde. 

   -¿Porque a cualquier lugar?- inquirió Karoline-. Joanne no ha salido demasiado de la cuidad y podríamos buscarla en alguno de los lugares en los que solemos pasar el verano. No es muy difícil la verdad. Podríamos crear un portal para buscarla. 

   Jonathan dio la impresión de querer golpearse la cabeza contra la pared al escuchar la ocurrencia de Karoline. 

   -Empezando por el hecho que ninguno de los aquí presentes puede crear un portal y mucho menos de esa magnitud porque ella lo hizo por ser una criatura de fuego…

   -Yo soy un mago de fuego- le interrumpió Sébastien-. Si me enseñan como yo lo abro...

   -Corrijo- le cortó Jonathan-. Lo hizo por la guardiana de fuego, la encarnación del fuego, una de las criaturas más poderosas ¿entienden?

   -Lo que entiendo es que Joanne es la mejor de entre nosotras y sin ella estamos perdidas- exclamo Mia-. Nadie ha parado de parlotear acerca de lo mucho que necesitamos a Joanne, lo poderosa que es y la tragedia que supone haberla perdido. ¿Qué es lo que somos nosotras? ¿Nada? Propongo que ya que es tan poderosa dejemos que busque su camino a casa ella sola en vez de quebrarnos la cabeza con la oveja extraviada. 

   -¡Estas celosa de ella!- le grité a Mia perdiendo la paciencia con ella. Una cosa era que protegiera a Andrew y otra totalmente distinta que atacara a Joanne-. No sé si sea tu amiga pero es la mía y es la hermana de Karoline. No nos cruzaremos de brazos a esperar que aparezca. Yo no lo haré y dudo que las otras lo hagan. Si ni piensas colaborar puedes salir por esa puerta, pero te advierto, Mia Taubenweide, que si no estás con nosotras estas contra nosotras. Ya estoy harta de escucharte quejarte y despotricar a favor del traidor de Andrew. 

   Mia se quedó pasmada unos momentos y luego salió de la habitación con grandes zancadas cerrando la puerta de la cocina detrás de ella. 

   Jonathan ignoró toda la escena y prosiguió: 

1. Historia de los Guardianes: Otoño. |En edición|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora