-¿Cómo nos fue en magia práctica hoy, querida?- preguntó Ann detrás de mí mientras me inclinaba a hacerme la coleta.
Ann empezaba a ser un verdadero problema últimamente.
Me giré y mire directamente a la menuda figura de la chica. Era más baja aun qué Sarahí por lo que le sacaba buena cabeza y media de estatura, tenía un cabello rubio dorado brillante y perfecto, los ojos azules zafiro perspicaces, labios finos que generalmente me daban una sonrisa taimada y la piel tan pálida como un pétalo de rosa blanca.
-¿No tienes nada mejor que hacer, Ann?
-¿Nada de poderes mágicos aun, Joanne? ¿Fuego, por ejemplo? ¿Tu apellido no hace alusión a fuego? “Feuerbach” como un arroyo de fuego. ¿Dónde está?
Puse los ojos en blanco a la vez que me ajustaba los guantes de cuero sin dedos reforzados.
-¿Esa es una de esas preguntas que hacen tus amigas del parvulario al estilo “adivina lo que se te perdió” te vuelves loca buscando y entonces es cuando gritan “¡tengo tu lápiz y soy malota porque no te lo daré!”? Porque te advierto que no tiene chiste.
Ann me miro con la expresión en blanco y pude ver como las demás chicas del vestuario trataban o de ocultar la risa o de no arrancarme la cabeza.
Finalmente cuando Ann encontró la voz se acercó mucho a mí y poniéndose de puntillas casi me escupió al rostro:
-Eres tan ordinariamente humana, Joanne Jessamine Feuerbach Aschenberg.
-¿Cómo es que te sabes mi nombre completo Ann cuando yo no sé ni cómo te apellidas?
-No te sigas acercando a Grey, Joanne, te lo advierto, Grey no está hecho para una humana.
Por el motivo que fuera el comentario me enfado.
-Ya estuvo bien de estupideces, Ann; si lo quieres ve y persíguelo a él- le di un empujón chocando con fuerza mis manos contra sus hombros-. Quita. Y te advierto a ti que no te conviene meterte conmigo, recuerda, hay sangre Feuerbach en mis venas y aunque no seamos magos tenemos muy mal genio cuando nos cabrean.
Salí del vestidor con paso furioso con mis zapatillas de deporte sonando contra el suelo liso.
-Algún día las dos te tiraran de los pelos y una saldrá con una nariz rota.
-Algún día espero que desaparezca mágicamente, Mia, pero no pasará.
Me senté sobre el suelo y me ajusté de nuevo los guantes y las coderas.
“Solo una hora más y habrás acabado por hoy, Joy” me dije tratando de darme aliento…. Y entonces entró Jonathan Weiß con traje de deporte con y equipo incluido y ya no era tan fácil comprender porque una hora se suponía que era corta.
La señora Holt venía detrás de Jonathan con su figura atlética y su traje de entrenamiento usual y una sonrisa tensa.
-Chicos, tengo noticias.
Había dos cosas que sucedían cuando la señora Holt, la hermana mayor del señor Holt, decía esas palabras, se formaba silencio atento y de inmediato surgía tensión. A mí en ese momento me entró un mal presentimiento.
-El señor Weiß será mi compañero de asignatura a partir de ahora.
Y esa era una muy mala noticia. Más tiempo con Jonathan que ya de por si me sacaba de mis casillas.
Al silencio prosiguió una ronda de aplausos de bienvenida que juraría que fue iniciada por Ann, pero yo mantuve mis manos firmemente unidas en mi regazo en señal de protesta.
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1. Historia de los Guardianes: Otoño. |En edición|
FantasyOtoño, época de cambios. Joanne, Viktoria, Sarahí, Gemma y Mia siempre fueron humanas entre los seres mágicos, pero al volver de las vacaciones todo en lo que habían creído hasta entonces es puesto en duda cuando extraños sucesos empiezan a ocurrir...