30. Ella:

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30. Ella.

No nos aceptaron cordialmente.

Nos quedamos ahí por lo que parecía ser la mitad de la noche.

Había gente herida, teníamos pocos materiales y poca fuerza, así que hicimos un pequeño campamento. La gente se quedó descansando, porque estaban comenzando a mostrar síntomas de fiebre.

Adentrada la noche, nos adentramos entre la maleza para conversar los cuatro.

-Usaron tecnología furtiva para los barcos y bombarderos, pero aun así alguien tuvo que infiltrar información porque la misma agencia usa la tecnología furtiva. Y también usaron la táctica de Blitzkrieg, la cual me extraña mucho que mi hermano no haya reconocido- estaba diciendo Yaroslav-. Rápido y eficiente. Comienza con bombardeos, después con fuerzas móviles, terrestres. Fueron pocas, las mismas de la agencia, pero lo hicieron.

-Y luego hicieron el martillo, él me dijo, Alejandro Magno- comenté yo-. Los atacaban desde dentro para arrastrarlos hacia las puertas, donde los mataban a todos. El yunque.

Él asintió.

-Pero cuando tú viste todavía no estaban siendo acorralados por las mismas personas que los arrastraron hacia ahí, lo que demuestra que todavía no habían llegado a la fase 2- dijo Tomás-. La masacre puede seguir.

-Pero es muy estúpido lo que hicieron, un asedio y un saqueo-dije-. Acaban de romper la Convención de Ginebra. ¿Por qué exponerse así?

-También utilizaron el Periplos, atacar por propia a los barcos de la agencia-dijo quien ahora era mi tío.

-Y en alta mar las leyes se aplican a la nacionalidad de quien ataca- prosiguió Tomás, mirándolo para ver cómo asentía-. Pero en este caso tenían de todas las nacionalidades y atacaron en un territorio que viene siendo un aporte global, así que la víctima tampoco tenía nacionalidad. Sin eso... sin eso es muy complicado, la verdad. No es tan riesgoso como parece.

-Pero yo tengo una propuesta- dijo Yaroslav-, y se las digo yo porque nadie más se las va a sugerir. Conozco a mi concuña y a mi hermano: vayan de infiltrado a la OCU. Todavía está esa puerta. Uno vaya allá, otro quédese aquí...

Súbitamente, una de las personas que habían estado ahí aparecieron entró al edificio, en el cual solo estábamos Yaroslav, Tomás y yo. Zared, por su parte, estaba en la esquina. Sin embargo, cuando volteé, noté que ya no estaba ahí, donde lo habíamos dejado.

-Que quieren hablar con ellos- dijo el hombre que acababa de entrar.

Así que, sin decir algo más nos dirigimos hacia donde estaba el campamento. La mayoría de las personas estaban comiendo algo. Algunas otras estaban rehabilitándose, lastimadas, y otras estaban agazapadas, esperando.

-La mayoría de ellos son marginados, gente que no le sirven a Gerardo- dijo Yaroslav antes de salir-. No dudarían en matarlos. Y así como la OCU no dudaría en matarlos, los marginados tampoco dudarían en matarlos a ustedes.

Y no lo dudé.

Justo cuando salí de la maleza, alguien me tomó del cuello y puso un cuchillo en sobre mi cuello. Intenté forcejear, pero alguien más me sostuvo de las manos. Dejé caer mi cabeza hacia atrás, negando con la cabeza y la volví a subir, encontrando mi mirada con Tomás.

Tomás se hizo hacia adelante, pero le hicieron una seña para que parara.

-¿Qué están haciendo?- preguntó él, forzándose a calmarse-. ¿Dónde está Zared?

Pero para ese momento ya lo había golpeado alguien. Se puse de pie y respondió el golpe, pero para ese momento alguien más lo tomó por los brazos y la nueva persona lo golpeó en el estómago. Solté un gruñido y me hice hacia adelante. Sin embargo, el cuchillo hizo un corte ligero sobre mi cuello, aquella cicatriz que acababa de mostrarse. Intenté poner mi mano entre mi cuello y la navaja para darme la media vuelta y golpear a mi atacante, pero estaba demasiado pegado y no pude hacer nada contra su tercer atacante.

2. Agente TF01, pandemónium.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora