31.Él#1.

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31. Él#1:

El fuego se extinguió al mismo tiempo que las compuertas se cerraron.

El submarino estaba repleto, pero al mismo tiempo estaba vacío.

Vacíos eran los cuartos con literas, la sala de comer, los cuartos de control, los pasillos.

Pero repletas eran las aulas de enfermería, las manos de las enfermeras, el sonido del eco de la voz de mi papá deslizando de un lado a otro junto con Massimo y Eliza, quienes estaban atendiendo y estaban levemente heridos.

Repleta era la cama de mi mamá acostada, dormida y con la respiración pesada.

Pero vacío era el espacio que estaba a su alrededor. 

Eso era lo que le preocupaba a mi papá, me di cuenta inmediatamente.

No había muchos términos científicos para decir qué le había sucedido: la bomba había explotado, las paredes habían colisionado y una viga se había escapado, cayendo directamente sobre su costado, pero de alguna manera, en el acto, se había enterrado una almarada.

Esta había atravesado su mejilla derecha en un perfilado agujero, y se había enterrado hasta el otro lado.

Un enfermero, con la bandera de San Marino en su pecho y de nombre Filippo, comenzó a hablar en italiano, y lo único que pude llegar  a entender fue maxilar superior, mitad, seno paranasal y etmoidal. Pero supongo que él, tanto como yo, estábamos demasiado distraídos.

Al lado de ella estaba el arma, la almarada.

—Dijo que estaría bien— me dijo mi papá, quien estaba comenzando a atender a la persona que estaba a su lado. Con unas tijeras le estaba cortando su pantalón hasta la mitad de su muslo, mientras esta otra enterraba sus manos contra su hombro y gemía. Mi papá se volvió hacia mí—. Toma su mano. No puedo seguirle si me sigue presionando así.

Me quedé unos segundos parado, estático, y fruncí el ceño al ver al hombre tirado en la cama, ensangrentado y sin pie.

Él subió la mirada, expectante.

Me desplacé hacia donde estaba el hombre, y tomé su mano. La apretó con fuerza, aun gimiendo. 

—Pásame el skal'pel'— dijo, y lo pude escuchar maldecir un poco al no saber encontrar la palabra en español.

Sin embargo, la palabra era parecida a en inglés, así que tomé el bisturí y agradecí mis momentos de ocio cuando se lo entregué, apretando mis dientes cuando el hombre apretó mi mano.

Sesionó la pierna por debajo de la rodilla, retuvo una vena con unas pinzas y me dijo que tomara otras. Frenético y con las manos un poco temblorosas, tomé unas pinzas y las hice hacia atrás del tejido, dividiendo la piel entre dos y dejando ver la capa de piel rozada.

Sin dudarlo, mi papá tomó una cierra y comenzó a cortar desde la espinilla, y el corte se escuchaba demasiado normal, como si el no estuviera aun sosteniendo mi mano que estaría libre, o como si las personas a nuestro alrededor no estuviera gimiendo.

Parecía casi madera.

Terminó de cortar la espinilla, y la pierna quedó separada por delante. Me pidió otra cuchilla especial para amputar, y se la di. Comenzó a cortar desde la pantorrilla, y las ganas de mirar hacia otro lado se hicieron cada vez más grandes.

Cortó la pierna, y la piel quedó completamente expuesta.

Cerré los ojos, nauseabundo, y los volví a abrir, notando que no estaba ayudando en nada.

2. Agente TF01, pandemónium.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora