27.Ella:

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27. Ella.

Temer algo no lo detiene, sólo lo hace más real.

Es por esa misma razón por la cual me había estado preparando física y psicológicamente para este inminente momento que nos había estado persiguiendo por varios meses, al igual que la idea y la resignación de poder hacer algo para frenarlo. Era casi como si hubiésemos estado esperando esa deslealtad para poder, definitivamente, desatarnos a todo.

Desafortunadamente, la única manera en la que podíamos desanclarnos de donde estábamos era dejando ir el único lugar más cercano a un hogar que teníamos.

Los barcos fueron registrados a las siete de la tarde.

Sin embargo, para ese momento, ya era demasiado, sin contar que estábamos escasos de recursos y transportes. Intentaron evacuar las instalaciones, pero sólo dos barcos con diez agentes lograron zarpar: uno se perdió unas horas después, y otro fue víctima de la masacre, sangre intentando teñir el mar, ni siquiera llegando a escurrirse por más de diez minutos.

Los aviones aparecieron en el radar unos minutos después, y alcanzaron la velocidad de los barcos, sobrepasándonos y marcando nuestro destino.

Éstos mismos fueron los que comenzaron a dejar caer las bombas sobre la isla, los edificios.

Diez minutos después, cuando los agentes de la AEU intentaron fallidamente una técnica subterránea de escape, comenzaron a correr las estructuras de la agencia como hormigas, esparciéndose por la tierra, corriendo directamente hacia los despectivos agentes de la OCU, quienes acababan de comenzar la masacre y la eliminación discriminante.

Eso fue lo que vi por mi ventana.

Vistiendo solamente de pants y una camisa térmica interior de franela, tomé la pistola compacta que estaba dentro de mi armario y salí de la habitación que compartía con Victoria, antes de que el edificio cayera sobre mí.

El humo ausente en mi habitación estaba presente en los pasillos, donde los cuerpos inertes yacían y la sangre se fundía junto con el olor a calcinado, que se comenzaba a impregnar en mi piel.

Los disparos siguieron mis acciones, uniéndose con los jadeos y los gritos. Intenté ver algo a mí alrededor, cegada por el escozor que el fuego creaba. Me quité mi camisa, quedando en un sostén azul marino que se iba difuminando hacia arriba a un color lila hasta terminar en un color morado, y pegué mi camisa sobre mi boca para comenzar a caminar, entrecerrando los ojos.

Una mano me sostuvo en el primer instante.

Di un codazo hacia atrás, tirando el arma. La tomé, le pegué en la mandíbula y le disparé a mi atacante en la pierna, con las manos frenéticas, sudorosas, dos nombres en mi mente.

Error.

Sin volverme de nuevo hacia atrás, seguí mi camino hacia la salida, esperando que el dormitorio de hombres estuviera intacto, a comparación del de mujeres, pensando en Driek, en Tom.

Comencé a escuchar las bombas a la distancia, pero no logré distinguir algún tipo de cambio en el ambiente, más que el simple hecho de que había más humo.

Debían de ser bombas de gas, lo que significaba que no tardaban en tirar gas pimienta.

Otra mano me sostuvo alrededor de mi cintura, levantándome al aire. Comencé a patalear en el aire, forcejando. Las manos sostuvieron con más fuerza sobre mi estómago desnudo, casi sobre mi pelvis. Sin darme el gusto de paralizarme y entrar en trance, le di con mi cráneo a la persona que estaba atrás de mí, aturdiéndola, y puse mis piernas sobre sobre la pared, haciendo que ambos yaciéramos en el suelo. Aprovechando el momento, tomé de nuevo la pistola y lo golpeé de nuevo en la cabeza, dejándolo inconsciente.

2. Agente TF01, pandemónium.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora