7. Él#2.
— Hola— le sonreí un poco, subiendo mi mano derecha en un débil saludo.
Vi cómo tragaba mientras se agachaba para tomar la navaja, la cual había dejado caer.
Había cambiado. Se veía más delgada, cansada también, en cierto sentido, y quizás era porque era las cinco de la mañana y ella estaba despierta, o porque estaba transformando todo su rostro para que se viera diferente, mal sin ella.
Miró hacia atrás, como si estuviera buscando a alguien, y después se volvió de nuevo hacia mí, frunciendo el ceño, descontrolada, histérica, neurótica, porque me había convertido en alguien que nunca había conocido, pero en alguien familiar al mismo tiempo.
— ¿Por qué estás aquí?— preguntó ella, abriendo la cuchilla de la navaja y rozando la cuchilla con sus dedos.
Intenté dar un paso hacia atrás, pero luego recordé los diez metros que había debajo de mí, junto con las piedras y el río corriendo. Por él pude ver a una persona corriendo hacia nosotros, cerca del templo, y estuve a punto de decir algo cuando la sentí acercarse hacia mí.
Di un paso hacia adelante, asustado.
—No puedes irte con ellos. Te van a hacer y enseñar cosas que simplemente no.
Pero con esas palabras yo había confirmado todo, y yo era la que el que la estaba dañando, el que estaba desmoronando cada una de aquellas piezas que ella pensaba que podía acomodar, aquellas que podía sentir, donde cabían sus palabras y sus brazos acomodados perfectamente, dejándola respirar por una vez.
Sólo una vez.
Abrió sus ojos ampliamente, tragando dolorosamente y parpadeando con rapidez, negando con la cabeza al mismo tiempo. Se llevó su mano hacia su frente, apretándola, y dio un violento paso hacia mí.
— Ya se fregó todo. ¿Cómo baise supiste que estaba aquí?— puso su mano sobre mi brazo, apretándolo con fuerza—. ¿Por qué a chingados estás aquí?
—Espérame tantito... Yo, yo tengo que contarte algo, pero por favor escúchame lentamente— dije, intentando hacerme hacia atrás—. Déjame nada más contarte. No me hagas preguntas.
Dejó caer sus cejas e hizo su cabeza hacia atrás, negando con la cabeza.
—Qué chingados.
—Por favor. Escúchame— le dije, dándole una pequeña sonrisa. Me acerqué hacia ella y puse mi mano sobre su hombro. Ella se tensó y, reaccionando rápido, dio un paso hacia atrás y extendió su mano, dándome un roce con la navaja y cortándome un poco. Solté un pequeño grito. Por consiguiente, me tiró hacia el piso, inmovilizando cada uno de mis músculos, su brazo sobre mi garganta y su otro brazo sosteniendo el mío, creando una presión que hizo que curveara mi cuerpo. Terminé con la cara pegada contra las rugosas piedras, casi incapaz de respirar.
—Que qué haces aquí. Tú no das las órdenes, tú no le pones orden a esto, tampoco— me dijo al oído, jalándome la patilla con la extremidad que estaba alrededor de mi cuello—. Dime por qué estás aquí y cómo me encontraste. Dime cómo sabes quién soy.
—Ya lo dije, vine aquí para decirte que no te vayas con...
—¡¿Y cómo chingados sabes quiénes son ellos?!— vociferó, presionando ahora el cuchillo contra mi oreja—. ¿Cómo sé que no estás con ellos?
—Yo no soy parte de ninguno de los dos.
—Ay, a mí no me salgas con tus mama...
— ¡En serio!— dije y ella presionó el cuchillo contra mi oreja, sólo un poco—. ¡Y no hagas eso, por favor!
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2. Agente TF01, pandemónium.
RomanceSinopsis de la segunda parte. ¡NO LEER SI NO HAS LEÍDO LA PRIMERA PARTE, CONTIENE MUCHOS SPOILERS! La agencia, las personas que trabajan para ella, el mundo y las familias están pasando por un pandemónium. Tamara pensaba que, d...