ESTABA ESPERANDO.

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-DOS-

Observo en silencio la pistola que dejé sobre la mesa hace unos minutos. Es la misma que traje conmigo cuando escapé de Harry. No he gastado una sola bala, el cartucho está lleno. Bajo ésta, descansa el sobre en el que está la carta. 

Me mata lentamente. No sé cuando vendrá, no sé que me hará y el no saber me está matando. 

Me paseo por la sala, con los nervios a flor de piel. Deseando terminar con esta tortura. 

Día uno, él aun no viene. No sé cuanto tardará, estoy ansiosa. 

Día dos, volví a leer la carta, no pude evitar sentir las lágrimas caer por mis mejillas. Es tan injusto lo que me está haciendo. No debo dejar que me controle, pero lo hace, no tengo idea de cómo, pero me controla, incluso estando lejos de mi.

Día tres, hoy llegó una nota, pero no la firmó. La nota estaba escrita con pocas palabras "Estoy muy cerca..." era lo único que decía aquella pequeña hoja pálida, nada más, nada menos.  Ni siquiera se dignó a firmarla. La rabia me llenó, mezclándose con los nervios y la desesperación. Estaba echa una loca. Grité, pataleé, maldije y lo reté como si él oyera lo que yo decía.  Comenzó a faltarme el aire, mis manos temblaron cuan gelatina y mi corazón se aceleró sorprendentemente. Me sentí tan mal en ese momento. Duré unos cuantos minutos hasta que yo misma me tranquilicé. Fue la experiencia más aterradora, creí que moriría por falta de oxigeno. Preferiría haber muerto.

Día cuatro, no puedo más. Cada hora, cada minuto, cada maldito y tortuoso segundo siento pánico. Él no debe tardar, sé que está cerca. Es como si pudiera sentirlo. Está por llegar. Mi cuerpo tiembla, mi corazón palpita con violencia en mi pecho. Estoy débil, pero él no puede notarlo.

Finalmente, con el día cuatro casi concluso, lo escucho en el pasillo, sé que no viene solo.

Me levanto del sofá con los nervios a flor de piel y tomo el arma en mis manos temblorosas. Reviso que esté cargada, lo está. Mis manos sudan, estoy nerviosa.

Camino hasta uno de los muebles de la sala, un espejo grande cubre parte de la pared y me quedo allí, frente a el, de espaldas a la puerta. Doy respiraciones profundas calmándome internamente.

Primer golpe. Cierro los ojos con fuerza y cuento lentamente. 

Segundo golpe. Mis dedos se aprietan alrededor del arma y ésta tiembla en mi mano.

Tercer golpe. La puerta cede y cae al piso con un estruendoso ruido. Abro mis ojos y miro a través del espejo. Ahí está.

Mi respiración se corta. Él está de pie en la entrada. Su mandíbula está apretada, sus hombros suben y bajan con su respiración pesada. Su cabello está más largo y cae en sus hombros. Sus facciones masculinas se delinearon perfectamente haciéndolo ver mas maduro, más hombre. Luce más peligroso que antes, pero hago un esfuerzo sobre humano para tragarme el miedo que puedo llegar a sentir.

Sus ojos conectan con los míos a través del espejo y un escalofrío recorre cada rincón de mi cuerpo haciéndome sacudir. Lentamente baja su mirada por mi cuerpo y su ceño se frunce. Se toma su tiempo, unos segundos que me parecen eternos. Entonces conectamos miradas de nuevo y me atrevo a hablar.

—Estaba esperando.— me las arreglé para hablar fuerte y claro.

No pareció sorprendido por mis palabras, mas bien, dibujó una sonrisa egocéntrica en sus labios.

Su cuerpo está notablemente mas atlético, logro divisar algunos tatuajes que no tenía antes y frunzo el ceño. Me atrapa mirándole y camina unos pasos acercándose a mi.

The Devil has an Angel / H.S. (TDIB2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora