TRATOS.

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-Veinticuatro-

Estiraba de mi mano, intentando sacarme de la habitación de una vez por todas. Yo me resistía.

—No, no, no puedo. Harry, no puedo hacerlo.

Hago presión en mis pies, empujándome hacia atrás, trayendo a Harry conmigo. Tenía su mano entrelazada con la mía, tratando de convencerme para ir a desayunar, en donde ya estaban mamá, Robbie y Richard.

— Jen, maldición, tendrás que verles las caras en algún momento, no vas a esconderte por siempre. Vamos.

Con su mano libre toma mi antebrazo, logrando moverme de mi lugar. Desesperadamente busco librarme de su agarre.

— ¡No! No quiero, di que estoy enferma. No voy a ir.

Harry suspira pesadamente y deja de luchar contra mí.

Inesperadamente me echa sobre su hombro y yo suelto un jadeo de angustia. Pataleo infantilmente, logrando nada.

— Harry, Harry bájame, por favor, bájame.

— No. Ya me cansé de lidiar contigo. Te vuelves caprichosa.

Habla mientras baja las escaleras conmigo aún en sus hombros.

— No es verdad.

Al casi llegar al comedor, me baja, intento escapar, pero me detiene incluso antes de dar un paso.

—Ahora entra ahí, y desayuna algo.

—Ellos están allí.

—Es probable.

—Entonces no entraré. — me negué.

—Oh, entrarás. — dice, utilizando un tono decidido.

Toma mi cintura y me hace caminar al interior del comedor.

El silencio es abrumador. En el comedor están mi madre, mi hermano, y Richard. Los tres me miran, Richard es el primero en bajar la mirada. Los ojos de Robbie destellan molestia, está claro que él no me perdonará. Mi madre, ella solo mira a Harry, desaprobándolo rotundamente.

La tensión aumenta y siento que el tiempo avanza demasiado lento para mi gusto. Paso saliva incómodamente, no me siento bien. Harry aprieta mi mano, intentando darme fortaleza, pero mis rodillas tiemblan y se sienten débiles. Debo sentarme o me caeré.

He empezado a sudar, estoy nerviosa y es por la presencia de mi familia y Harry en la misma habitación.

— Buen día. — saluda Harry.

Su voz suena fuerte, clara. No amenazante, ni muy retadora, solo formal y educada. No espera una respuesta y me empuja levemente hasta acercarme a la mesa, saca una silla y me empuja con la cadera para sentarme, nadie se da cuenta de eso.

— Tengo que salir. Suerte. — me susurra una vez que se ha asegurado que estoy sentada.

Mis ojos se abren a tope. ¿¡Qué!? ¿¡Va a dejarme sola!? Oh, no Harry, no vas a salirte con la tuya.

Le tomo la mano antes de que camine. Pongo mi mejor cara de tristeza y le miro con ojos grandes.

—Quédate. — haciéndole una escena frente a mi familia quizá le haga quedarse.

—Tengo asuntos. — me mira atravesando cuchillos en mi cuerpo, en sus pensamientos, claro. —Me encantaría quedarme, de verdad. Pero debo irme. Volveré muy pronto. — besa mi frente y se suelta de mi mano. Camina saliendo del comedor.

Maldigo internamente, puede que haya ganado esta vez, pero será la última.

Pasamos un desayuno en silencio, incómodo. No nos miramos las caras, yo no me atrevía, y ellos parecían no tener ganas de mirarme. Recordando la acalorada discusión con mi madre, mis mejillas se ponen rojas de vergüenza, nunca la había visto reaccionar de tal manera, ella... realmente estaba furiosa.

The Devil has an Angel / H.S. (TDIB2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora