The Devil has an Angel / H.S. (TDIB2)

¿ME QUIERES?

-TRES-

—...Comentalo y espera su reacción. Me llamas para notificarme, no vallas a arruinarlo. 

Me acerco lentamente. 

Había recorrido ya gran parte del lugar. Era algo confuso y debo decir que me confundí un par de veces, los pasillos se juntan y terminé pasando por el mismo lugar más de dos veces. 

— Bien. Llámame en cuanto termines. No quiero ni un solo error.

Me adentro al lugar, Harry está de espaldas a mi, sentado en un sofá gris claro. Logro ver su cabello, lo ha dejado suelto, realmente está mucho más largo que la ultima vez que lo vi. Seco el sudor nervioso de las palmas de mis manos en mi pantalón y muerdo mi labio. 

— Harry...—  lo llamo suavemente para no sorprenderlo. 

Gira su cabeza un poco, mirándome de reojo. Me indica con un movimiento que me acerque a donde pueda verme. Con lentitud camino hasta posicionarme frente a él. No puedo ocultar mi asombro cuando lo veo vestido con traje, tan elegante. Definitivamente ha cambiado, el problema es que no sé que tanto ha cambiado y como eso podría afectarme, o afectarnos. Aclaro mi garganta y tomo asiento frente a él. Su mirada está fija en mi, luce tranquilo y de pronto eleva una ceja. 

— ¿Ya exploraste el lugar?— no despega la mirada de mi mientras sus labios se mueven. 

Asiento y miro alrededor, en la sala en la que estamos. Es amplia, el color blanco reina en el lugar y los tonos grises claros, pocos adornos negros le dan contraste al lugar, es tan elegante y formal. 

— Solo una parte, es muy extenso.

Asiente dándome la razón. Muerdo mi labio, nerviosa y enfoco mi vista en cualquier otra cosa mientras dejo que él me observe todo lo que le plazca. Algunos cuadros cuelgan de las paredes pero no sabría descifrar de que son, o de quién son, no sé lo suficiente sobre arte como para hablar de eso. 

— ¿Te gustan?— preguntó de pronto haciendo que enfoque mi vista en él y elevé las cejas confundida. —Los cuadros.— aclara.

— Oh, solo. No sé de arte, me parecen llamativos.— me encojo de hombros. — ¿Tú sabes sobre eso?— pregunto de pronto interesada. 

— Algo, muy poco en realidad. Mi padre traficaba arte, algo tenía que aprender de eso.— dice y bebe el resto de licor que contiene una copa. 

Un recuerdo invade mis pensamientos. La charla aquella con Louis en el auto, cuando Harry se fue a ver a esa mujer que maté. Recuerdo que me dijo que el padre de Harry se suicidó, y es lo único que sé sobre él. La curiosidad pica pero sé perfectamente que no debo preguntar, no ahora. 

— ¿Por qué no me mataste, Harry? Te traicioné también.— hablo rápido, queriendo deshacerme de la duda.  

Me mira fijamente, sin demostrar emociones, su rostro está serio, sus ojos inexpresivos y no mueve ni un musculo. 

— No me preguntes eso. —  dice con calma. 

Luce tan pacifico que me asusta. Su tranquilidad ante mi pregunta me aterra y debo decir que me sorprende. Antes, se habría puesto como loco, habría gritado infinidad de obscenidades y me habría retado, habríamos terminado peleando y él se iría a cualquier lugar lejos de mi por unas horas, o incluso todo un día. 

— ¿Por qué?— susurro.

— Porque no sé la respuesta. 

— Preferiste matarlo a él, que era tu amigo, que lo conocías de hace mucho...